En
el fondo del Archivo Diocesano de Cuenca existe una joya manuscrita, y que podría
ser sin lugar a dudas, una de las piezas más antiguas que se han conservado de
la documentación que poseía la localidad de Piqueras del Castillo en su viejo
Archivo Eclesiástico, hoy custodiado en los fondos del Diocesano de Cuenca.
Desde
el primer momento, siempre nos llamó bastante la atención la portada que tiene el
primer volumen de bautismos que se conserva del municipio, y que a pesar de que
el mismo marca como fecha de inicio el año 1509, arranca en realidad con sus
anotaciones a partir de 1559. Este se halla catalogado con la referencia de
Libro I de bautismos de Piqueras del Castillo, P-2583.
Lo
verdaderamente valioso de este libro, es la composición de su tapa, y que tras
efectuar una solicitud a raíz de las investigaciones sobre genealogía familiar,
nos percatamos del aspecto tan singular que poseía, pues lo cierto es que nada
tiene que ver con las restantes que hasta la fecha habíamos consultado.
A
simple vista parece que se trata de una vitela, que a falta de un estudio más
detallado, contiene un texto separado en columnas, escrito con letra gótica y en
latín. Entre su contenido apreciamos diversos elementos de carácter religioso,
uno de ellos es un canto en el que se distingue la letra de “adjuva nos a deus salutaris noster”, tal y como se
puede leer en la partitura que el artista representó de manera minuciosa.
Desconocemos si podría ser una especie de misal o un pergamino que sirviera para
la celebración de la liturgia cristiana.
Como
decíamos, el material parece vitela, un tipo de pergamino fino pero a su vez
resistente, que se obtenía de la piel de becerros que nacían muertos o que
acababan de venir al mundo. Esta serie de documentos eran muy queridos, por el
hecho de se podían trabajar muy bien por los copistas e iluminadores, además de
que se reciclaban, como sería el caso del que nos referimos, pues protegían de
modo satisfactorio las hojas manuscritas de papel.
Desconocemos
si esta pieza se usó de tapa en el siglo XVI ó tiempo después sobre otra más
degradada, ya que era habitual el aprovechamiento de este material para
salvaguardar las hojas sobre las que escribían los párrocos, y que obviamente
eran más susceptibles de resistir los agentes externos que las podían dañar. No
obstante, la función se ha cumplido de manera satisfactoria, ya que más de
cuatro siglos después, todavía puede consultarse la información de su interior,
en donde se registran los bautismos de los Piquereños más antiguos sobre quienes
tenemos noticias.
Además
del texto distribuido en columnas, aparecen diversas ilustraciones, es el caso
de letras mayúsculas que inician el comienzo de un párrafo, o algunas representaciones,
una de estas oculta por un papel que marca la referencia del volumen, así como otra
donde se aprecian los trazos de la cabeza de un animal rodeada por detalles
geométricos, todos ellos sobre una cromática roja, azul y negra.
David Gómez de Mora