viernes, 23 de mayo de 2025

Los aleros de la Iglesia Parroquial de Caracenilla

La Iglesia Parroquial de Caracenilla, es sin lugar a duda, el edificio más importante y representativo que encontramos en esta pedanía optense, sobre la que todavía queda mucho por escribir, gracias tanto a la historia como detalles que atesora, y que presenciamos en diferentes elementos que nos hablan de su pasado.

Es al respecto, encima de la entrada principal de este espacio religioso, donde presenciamos una serie de motivos decorativos, que se extienden por buena parte de nuestro territorio, y que reciben varios nombres, siendo algunos el de “dientes de sierra” o “dientes de lobo”.

En realidad se trata de un diseño de formas triangulares, pintado en la zona de los aleros, cuyo simbolismo nos conduce a épocas muy antiguas, en las que las creencias entremezclan el temor a lo desconocido y la búsqueda de una protección, que intenta salvaguardar la integridad de las personas.


Aleros de la Iglesia Parroquial de Caracenilla

La creencia popular, ya indica que estos elementos debían pintarse en el exterior de las residencias, para así mantener protegidos a sus inquilinos (incluso a los animales que en su interior habitaban). Parece ser que con el trascurso del tiempo, esa costumbre, acabó derivando en una moda decorativa, que se incorporó a edificios religiosos, adquiriendo un significado, que paulatinamente se extenderá entre los fieles cristianos.

No debemos de olvidar que el triángulo es una forma muy usada en nuestra religión, la cual simboliza el dogma de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), al mismo tiempo, que el referido patrón decorativo, recuerda la eternidad y el orden del Creador.

Las líneas de triángulos, también simbolizarán de modo esquemático los rayos solares, los cuales, recordarán el descendimiento sobre ese espacio de la luz divina, remarcando así la importancia sagrada de ese punto. Su visualización desde el suelo, hacia esa parte elevada del edificio (entre la tierra y el cielo), estará también cargada de un enorme simbolismo en la conexión que los mortales albergamos con Dios.

David Gómez de Mora
Cronista Oficial de Caracenilla