La
familia de los Castillo, hemos de considerarla como una más de las casas
fuertes que acabaron integrando el núcleo de la nobleza conquense, puesto que
consiguió de manera satisfactoria expandir su área de poder más allá del área
de la Manchuela, en una dilatada labor de proyección social, que constará de
varias fases y que se traducirá en unos resultados muy similares, a los
aglutinados por los Salonarde, aunque partiendo de una concepción y estrategias
bastante diferentes.
Tabla comparativa entre el sistema de
proyección de las líneas fuertes de los Salonarde y los Castillo de Buenache de
Alarcón (elaboración propia).
Ya
desde finales del siglo XVII, vemos como algunos de sus representantes han
alcanzado su objetivo, tal y como se desprende de la partida de defunción de
doña Ana de Alarcón y de Peralta, quien fuese mujer de don Juan de Reyllo, y
cuyos testamentarios son el Señor don Pedro del Castillo y Reyllo -Canónigo de
la Santa Iglesia de Cuenca-, así como don Pedro José de Reyllo -Gobernador de
la villa de Buenache-.
Sobre
su poder, ya se hará eco el historiador Trifón Muñoz, a través de su
Historia de la muy noble y leal ciudad de Cuenca, quien, al referirse a este
linaje, comenta: “Viniendo después los
López Romero y Castillo Reyllo, los Bercedos y Clementes de Arostegui (…) con
sus riquezas y generosidad fomentaron las artes y dieron impulso al aumento de
la población”.
Pero,
¿Cuándo empieza realmente el proceso de ascenso de esta familia?
Primeramente,
deberíamos ir atrás en el tiempo, y situarnos a finales del siglo XVI en Buenache
de Alarcón. Allí veremos cómo existían variadas familias de la nobleza local,
que sucesivamente emparentaban, una de ellas, será la de los Castillo, y sobre
los que hasta la fecha siguen existiendo muchos interrogantes que algún día nos
gustaría esclarecer.
Por
un lado, partimos de la existencia de dos líneas de este apellido. Ambas tienen
la particularidad de que pertenecen al estado noble, puesto que se les trataba
de hidalgos en el municipio. Desconociendo si en origen albergan algún nexo en
común.
Yendo
por partes, la primera línea a la que nos quisiéramos referir, es la que nos
conduce hasta la localidad de Castillo de Garcimuñoz. Desde allí saldrá Juan
del Castillo, el hijo de Luisa de Alarcón, y que casará con la vecina de
Buenache, María Hernández, y sobre la que conocemos por ahora muy poco, no
obstante, no nos cabe la menor duda que sus padres dispusieron de recursos,
pues se les relaciona a priori con el sector gremial, ya que el padre de María
pudo poseer una carpintería. Aunque este dato no está del todo confirmado, lo que
si sabemos con seguridad, es que la hija de ambos casará con el señor Cosme del
Monte, bien posicionado, y cuyo linaje estaba vinculado con el campo de la
medicina. No olvidemos que la familia de Cosme gozó de cierto protagonismo en
el ámbito local, cuando consiguieron ocupar la alcaldía en varias ocasiones,
así en 1649 el alcalde de Buenache fue Cosme del Monte, como también después su
hijo Gerónimo Saiz del Monte (a mediados de la misma centuria). Fruto del
matrimonio entre Cosme y Catalina del Castillo, nacieron dos varones, que
decidieron portar los apellidos de su abuelo materno, probablemente por la
historia que arrastraba, estos fueron Bernabé del Castillo y Blas del Castillo.
Línea de los Castillo de Buenache,
procedentes en origen de Castillo de Garcimuñoz. Genealogía familiar (elaboración propia).
El
primero, casó en 1655 con Juliana García de Mendoza, quien tuvo por hijo a
Cosme del Castillo, marido de Catalina de Moya, y que descendía de la línea de
los Vieco-Moya, y de donde surgirán diversos vástagos que a lo largo del siglo
XVIII entroncarán con familias de un rango social similar. Recordemos que será
un hijo de este matrimonio quien alcanzó la alcaldía por el estado noble, de
acuerdo a la información que se adjunta en el expediente para la entrada en la
Orden de Carlos III de don Antonio Saiz de Zafra Martínez del Castillo y
Martínez Olivares del Castillo, puesto que el referido don Bernabé del Castillo
(marido de la descendiente de hidalgos, María de Nieve) era bisabuelo
materno-materno del referido don Antonio. Su tio-abuelo, Blas del Castillo casó
en 1661 con Ana de Piqueras.
La
familia de Ana era sobradamente conocida, ya que sus padres eran José de
Barambio y Ana de Piqueras. Ambos linajes con un poder a nivel local
remarcable, y que en el caso de los Barambio hemos estudiado en alguna ocasión,
por lo que sin ánimo de ser repetitivos nos remitimos al artículo de nuestro
blog “Apuntes genealógicos sobre los Barambio”, 25-4-2017, para entender de que
manera se proyectaron. Partiendo de esta línea, conocemos datos sobre sus
hijos, pues si la referida Ana casó con Blas, su hermana Catalina lo hará en
1667 con Damián García -el mozo-, quien a su vez fue hijo de Damián García, el
mismo que también ocupó la alcaldía municipal en 1650, así como en 1654
casualmente con Gerónimo Saiz, el hijo de Cosme del Monte.
La
segunda línea de la familia Castillo que hay en Buenache, tiene mucha mayor relevancia,
pues tal y como sucede en generaciones posteriores, sus integrantes llegan a
instalarse en las familiaturas del Santo Oficio de la ciudad de Cuenca, además
de opositar a capellanías de la misma catedral, como luego veremos.
El
origen del linaje nos remonta a la primera mitad del siglo XVI, por lo que los
datos más antiguos que hemos podido recabar se refieren a un Antonio del Castillo,
marido de una Catalina de Baldolinas (y que no sería descartable cuyo apellido
viniese de la forma Baldolivas). Al margen de esta conjetura, vemos como su
hija Andrea del Castillo, casa con un miembro de la familia Reyllo, y que
parece ser pactaría otro enlace entre hermanos, por lo que se multiplicarían
los lazos sanguíneos entre ambos linajes. Recordemos que los Reyllo son otra
familia de hidalgos, con una buena reputación en Buenache, así como en otros municipios
vecinos, en donde también destacan por su condición de nobles. Esto lo vemos en
Piqueras del Castillo, donde existía otra línea de esta casa.
Línea de los Castillo-Reyllo de Buenache,
asentada en la localidad ya durante la primera mitad del siglo XVI. Apuntes de la genealogía familiar (elaboración
propia).
Para
nosotros guarda un mayor interés la mencionada línea de Andrea y su marido
Francisco de Reyllo, ya que sus descendientes conseguirán atesorar un poder que
pocas familias acumularán.
Entre
los muchos hijos que surgirán del matrimonio, nos llama especialmente la
atención las líneas de María de Reyllo y Diego de Reyllo (esta última la más
importante). María casó con Juan Saiz de Arias, procedente de una familia con
recursos en la localidad. Algunos de los hijos intercalaran el apellido de la
abuela paterna, y que era el de Silva. Por un lado, Juan -el mozo-, casó con
Ana de Ayuso, apareciendo como alcalde al menos durante 1653. No sabemos si fue
casual, pero durante mediados de esta centuria, serán varios los miembros de
ambas líneas, que junto con sus parientes, ostentarán el cargo de la máxima
autoridad municipal, ello probablemente debido a su posición y poder dentro de Buenache,
pues es precisamente a partir de ese instante, cuando esta segunda línea de los
Castillo, cobra un enorme protagonismo.
Mientras
el hijo de Juan y Ana casa con María de Ruipérez, y que también procedía de
otra familia hidalga, vemos como sus primos segundos comienzan a ocupar lugares
destacados que los impulsan a través de su entrada dentro del Santo Oficio.
La
clave radica en Diego de Reyllo, quien en 1597 casa con una Beltrán.
Desconocemos por ahora que relación tendrá su esposa con los Beltrán de
Buenache que ocuparon por esas fechas las familiaturas del Santo Oficio, pues
su hijo Pedro del Castillo, casa en 1623 con doña María Ximénez de la Parra,
cuya familia estaba relacionada con la Inquisición, pues como ya hemos
estudiado en más de una ocasión, el protagonismo que la familia Parra ostentó
en el seno de la iglesia local, así como en la misma catedral, puede ser decisivo,
de ahí que los Castillo-Reyllo, aprovechando su condición de hidalgos, como su
disponibilidad de dinero, vieran una enorme oportunidad para dar su primer
salto.
Como
mínimo ya sabemos que Pedro trabajaba de secretario para el Santo Oficio. Un
cargo nada despreciable, que intentarán afianzar y transmitir a sus
descendientes, fenómeno que vuelve a culminarse con la figura de don Diego de
Reyllo, quien consiguió ser ni más ni menos que Prior de Belmonte. Por ahora no
sabemos a quien de los hijos de Andrea y Francisco podría adscribirse este
personaje, aunque todo nos lleva a pensar en la línea de Diego, no obstante, al
margen de este detalle, sabemos que don Diego portará junto al apellido Reyllo
la forma Castillo. El referido don Diego, falleció en 1674, pidiendo un total
de 2300 misas, además de realizar una serie de mandas, como la ejecución de una
lámpara de plata, junto la fundación de un patronazgo sobre una hacienda y
molinos del Río Júcar. Aunque la obra más importante que perpetúo a la familia
fue la construcción de la capilla de Nuestra Señora de la Concepción, en la
misma iglesia de Buenache, y que inmediatamente se convertirá en el lugar de
enterramiento del linaje. A todo esto habría que sumar la fundación de dos
capellanías con cargo de 100 misas.
Como
vemos la familia se encontraba en una posición destacada que le valía para
darse a conocer ya fuera de los alrededores de Buenache, de ahí que los
descendientes, pusieran ya sus miras en Cuenca, consiguiendo de nuevo realizar
de manera satisfactoria otra operación. Así, vemos como los hijos de Pedro del
Castillo y su esposa María, enlazan con familias procedentes de fuera de la
localidad, y que tenían en común pertenecer a la nobleza y trabajar para la
Inquisición.
Juana
del Castillo casará con el hidalgo don Pedro de Monteagudo, y que procedía de
Villanueva de la Jara, su hermana Francisca lo hará con don Francisco de
Alarcón, descendiente de Villanueva de Alfaro, y cuyo padre ya era familiar del
Santo Oficio en la ciudad de Cuenca. La cosa sigue cuando vemos que la tercera
hermana, Ana Ximénez, y que, a pesar de coger el apellido materno, casará
también con don Fernando Cabañero Reyllo, y que “casualmente” era a su vez
familiar del Santo Oficio y natural de la Roda.
Pero
si hay una línea que aglutinará un mayor poder, esa fue la del hermano varón de
todas ellas, don Diego del Castillo y Reyllo, quien celebró sus nupcias con
doña Ana Victoria Garcés de Marcilla y Mendoza, cuya familia también estaba
relacionada con el Santo Oficio, además de tener cierto poder en la ciudad de
Cuenca, pues no olvidemos que tanto ella como sus padres eran naturales de allí,
siendo sobradamente conocidos entre los nobles de la capital conquense. Como
curiosidad, doña Ana Victoria, el día de su fallecimiento pagó un total de 1000
misas.
Detalle de una esquina de la capilla fundada
por García de Villarreal en la Catedral de Cuenca (foto del autor, agosto de
2018)
De
Diego y Ana Victoria nace la línea fuerte de la familia, que comienza a
codearse con variados linajes de la ciudad. Por un lado, su hijo don Pedro José
del Castillo (y que tuvo un hermano que se llamó Pedro del Castillo), ocupó el
cargo de Gobernador de Buenache. Éste se moverá a caballo entre la localidad y
Cuenca, hasta que sus hijos sean quienes definitivamente trasladen la fuerza
del linaje íntegramente a la capital.
Como
dato de interés, sabemos que algunos nietos de ambos, opositaron para la
consecución de varias capellanías presentes en la Catedral. A ello habría que
sumarle las que éstos ya poseían, y que fueron unas cuantas.
Sabemos
que por aquellos tiempos los hijos de don Diego y doña Melchora estaban
intentando proyectarse dentro del brazo clerical. Don Pedro del Castillo se
presentó como opositor para la capellanía de García de Villarreal. Recordemos
que García fue el encargado de alzar la capilla de los Apóstoles, además de
Chantre durante el siglo XVI.
El
hermano de don Pedro era el señor don Julián Andrés del Castillo, quien ya
había conseguido otra capellanía del referido don García de Villarreal, y que
siguiendo nuestros apuntes, sabemos que compartían nexo genealógico, al
descender por línea directa de su misma familia, puesto que los Villarreal eran
antepasados de doña Ana Victoria Garcés de Marcilla y Mendoza.
Valgan
pues estas modestas notas, como una información adicional que nos ayuden a
conocer mucho mejor algunos de los representantes de este linaje, con asiento
desde tiempos antiguos en el enclave de Buenache de Alarcón.
Techo de la capilla de los Apóstoles de la
Catedral de Cuenca fundada por García de Villarreal (foto del autor, agosto de
2018)
David Gómez de Mora
*Nota:
Para un mayor conocimiento de las líneas aquí descritas, adjuntamos de manera
resumida las referencias que hemos encontrado sobre algunos de los matrimonios
que se celebraron en Buenache de Alarcón, y que se registran a través de los
tres primeros volúmenes de dichas series, presentes en el Archivo Diocesano de
Cuenca:
Libro
I de matrimonios
*
Pedro del Castillo, casado en 1585 con Isabel de Guzmán, fol. 63. Hijos de
Pedro del Castillo y Francisca de Reyllo, así como de Rodrigo de Guzmán y
Andrea de Valera
*
Juan del Castillo, casado en 1587 con María Hernández, fol. 75. Hijos de
Bartolomé del Castillo y Luisa de Alarcón, vecinos de Castillo de Garcimuñoz,
así como de Sebastián Rodríguez y Catalina Gómez.
*
Diego de Reyllo, casado con en 1597 con Juana Saiz, fol. 114.b. Hijos de Francisco
de Reyllo y Andrea del Castillo, así como de Julián Beltrán y María García.
Libro
II de matrimonios
*
Pedro del Castillo, casado en 1623 con María Saiz, fol, 50. Hijos de Diego de
Reyllo y Juana Saiz, así como de Pedro de la Parra y Ana Chicano Ximénez
*
Cosme del Monte (viudo de Ana del Castillo), casado en 1628 con Catalina del
Castillo, fol. 63. Hijos de Cosme del Monte y María Esteban, así como de Juan
del Castillo y María Fernández.
*
Juan Saiz-Asensio de Reyllo, casado en 1636 con Ana de Ayuso Hortelano, fol.
89.b. Hijos de Juan Saiz-Asensio y María Reyllo, así como de Juan de Ayuso y
María López.
*
Don Fernando Cabañero Reyllo, casado en 1647 con Doña Ana Ximénez del Castillo,
fol. 128. Hijos de Fernando Martínez Cabañero (familiar del Santo Oficio) y
Catalina de Gualda Reyllo (vecinos de la Roda), así como de Pedro del Castillo
Reyllo (familiar del Santo Oficio) y María Chicano.
Libro
III de matrimonios
*
Don Pedro de Monteagudo Cañavate, casado en 1658 con Doña Juana del Castillo
Reyllo, fol. 29. Hijos de Don Pedro Monteagudo Cañavate y Doña Ana Ordóñez,
vecinos de Villanueva de la Jara, así como de Pedro del Castillo y Reyllo y
Doña María Chicano.
*
Don Francisco Alarcón Patiño, casado en 1667 con Doña Francisca del Castillo
Reyllo, fol. 57. Hijos de Don Antonio de Alarcón Patiño y Doña Isabel Rodríguez
de Barcanas, vecinos de Villaescusa de Alfaro, así como de Pedro del Castillo
Reyllo (secretario del Santo Oficio de Cuenca) y Doña María Ximénez Chicano.
* Pedro Arias del Castillo,
casado en 1677 con María de Ruipérez, fol. 109. Hijos de Juan de Arias Reyllo y Ana de Ayuso
Hortelano, así como de Sebastián Martínez y Gracia-María de Ruipérez.
Documentación:
*
Archivo Diocesano de Cuenca: libro I de matrimonios (1571-1606), Sig. 24/27, P. 575; libro II de matrimonios
(1606-1651), Sig. 24/28, P. 576; libro III de matrimonios (1651-1678), Sig.
24/29, P.577; libro IV de matrimonios (1678-1706), Sig. 24/30, P. 578; libro I
de defunciones (1571-1592), Sig. 24/37, P. 585; libro II de defunciones
(1593-1629), Sig. 24/38, P. 586; libro III de defunciones (1629-1693), Sig.
24/39, P. 587 y libro IV de defunciones (1694-1735), Sig. 24/40, P. 588
*
Gómez de Mora, David (2017). Apuntes genealógicos de la nobleza de Buenache de
Alarcón (los Reyllo). El Fortí Intercultural, nº22, septiembre.
*
Muñoz y Soliva, Trifón (1867). Historia de la Muy N.L.E.I. Ciudad de Cuenca, y
del territorio de su provincia y Obispado. Libro III, 806 pp.