domingo, 31 de marzo de 2019

El linaje de los Martínez de Unda en Saceda del Río


Existen familias con una dilatada historia en las tierras septentrionales de la provincia conquense, cuyas raíces nos conducen hasta los tiempos del Concilio de Trento, fase en la que comienza a recopilarse de manera fehaciente la información de la gran mayoría de linajes que veremos en nuestro país, especialmente a través de los libros parroquiales del lugar en el que se encontraban asentados.

Ese será el caso de los Martínez o Martínez de Unda, una casa de la pequeña burguesía rural de la Alcarria que vivía a mediados del siglo XVI en la tranquila localidad de Saceda del Río, pero que poco a poco consiguió aglutinar un poder importante, que le ayudó a medrar a través de un interesante proceso de proyección social.

El caso de los Martínez de Unda, no deja ser un asunto más como otro de los muchos que hemos estudiado, pero con un trasfondo que rompe con la tónica habitual, puesto que no estamos ante una familia con raíces conversas que desea huir de las garras del Santo Oficio, sino que de un linaje de cristianos viejos, con abundantes propiedades agrícolas que acrecientan un poder remarcable, que no interrumpiéndose en su senda de ascenso durante varias centurias, hemos creído conveniente encuadrar en tres fases o etapas históricas que van desde el siglo XVI hasta el XIX.

Como decíamos, la familia de los Martínez, era en origen una casa con varias líneas genealógicas, al menos asentada en este lugar desde la primera mitad del siglo XVI. La documentación menciona tres hermanos (Gonzalo, Pedro y Juan), pero de los que intuimos otros tantos parientes, que engrosarían más si cabe la base de la familia.

El estudio de la documentación de Saceda, y que se puede efectuar a través del Archivo Eclesiástico de Huete, revela casi sin ningún tipo de dudas, como los Martínez, emplean la designación completa del apellido Martínez de Unda, después de un lapso de casi 300 años, del que hasta finales del siglo XVIII no conocíamos referencias escritas en esta franja geográfica. Obviamente, pensamos que ello ha de entenderse tras el proceso de ennoblecimiento de algunos de sus integrantes, y que se relata en una genealogía apoyada en la ejecutoria de hidalguía, donde se acaba invocando a las tierras vascas, lo que les permite insertarse dentro del ámbito nobiliario.

Tumba de la familia Martínez-Unda. Cementerio Municipal de Huete


I. El despegue de la familia (los entronques con la burguesía local)

Las primeras referencias de los Martínez nos llegan a través del libro de bautismos del municipio, y que fecha de los años cuarenta del siglo XVI. En esta fase, la familia establece matrimonios con casas fuertes de Saceda, es el caso de los López-Lobo, Vicente, Saiz, de la Fuente, Fernández, y que ya tratamos en un artículo redactado el año pasado, bajo el título “Las élites locales en la franja Este de Huete entre los siglos XVI-XVIII”.

Pensamos que probablemente la ausencia de una presión señorial en este lugar, permitió el auge de diferentes familias de la burguesía rural, que a pesar de las limitaciones que podían existir en un espacio territorial tan reducido, al menos les sirvió para aglutinar un conjunto de bienes, que desde la figura del vínculo u otro tipo de fundaciones patrimoniales, acabaron ayudando a que se consolidaran con el tiempo como ricos labradores. Marcamos como fecha final de este período las últimas décadas del siglo XVII, instante en el que apreciamos como los Martínez consiguen un renombre incomparable hasta el momento, y que les ayudará a tener sus miras puestas más allá de Saceda.

Sabemos que Gonzalo Martínez, el progenitor de la línea sobre el que se proyecta la hidalguía, es marido de la señora María López-Lobo. María pertenecía al linaje del Licenciado Juan López-Lobo, personaje popular en la localidad por sus bienes. Tanto es así que pensamos que éste sería uno de los vecinos más ricos de la localidad, pues la cantidad de tierras que poseía eran numerosas. Intuimos que una de las hijas de Gonzalo pudo casar con un miembro de la familia del Horno, deducción que extraemos por el fallecimiento del Licenciado Martínez, quien cita en 1579 a su sobrina María del Horno, además de efectuar un pago de 348 misas.

Otro hijo de Gonzalo casa con una represente de los Saiz, y que podría estar vinculada con la línea local de los Saiz-Mateo, que como bien sabemos creó nexos estrechos con los García-Galarza de Bonilla.

La hermana de Juan, Isabel Martínez (bautizada en 1547), casó con un miembro destacado del linaje Olmo, y cuya descendencia recaerá por varios lugares, especialmente en La Peraleja y Saceda del Río (focos de proyección a escala local de la estirpe).

Pero, si alguien supo que su familia estaba destinada a poseer un protagonismo destacado, ese era Juan (bautizado en 1551). De su matrimonio con María Saiz deja una rica descendencia, y que hemos podido rescatar por la referencia de su testamento en 1599, al citarse el mismo dentro de las reseñas de la ejecutoria de hidalguía de su descendiente. Una hija es Catalina Martínez, que casa con Esteban de la Fuente, quién dejará nutrida descendencia a través de su hijo Juan de la Fuente Martínez, y que a su vez casará con una Fernández (de posición social bastante similar). Por otro lado tendríamos a Pedro Martínez (bautizado en 1575), marido de Catalina Vicente.

Sin lugar a dudas la descendencia de esta línea será la más fuerte, pues los Vicente contribuyen de modo decisivo al ingente aglutinamiento de tierras para labrar. No nos cabe la menor duda que esta familia debemos catalogarla como de labradores bien posicionados, que a diferencia de sus parientes los Martínez, sólo se proyectará de modo satisfactorio desde dentro del marco local, tal y como sucede en La Peraleja. Siendo en ese enclave los Jarabo sus principales aliados a lo largo de los siglos XVII-XVIII.

Siguiendo nuestros apuntes genealógicos, comprobamos como los Vicente se encuentran también estrechamente relacionados con los Olmo, Fernández  y López-Lobo. Una serie de políticas que en ocasiones definiríamos como de cerradas y endogámicas, puesto que los vínculos matrimoniales y patrimoniales reforzaban la seguridad de tener controladas su propiedades. Conformando de este modo el eslabón de la pequeña burguesía local.

Del libro de defunciones de Saceda, se desprende el estatus de algún Vicente, ese es el caso de Juan Martínez Vicente (fallecido en 1677), con pago de 1060 misas. Recordemos que Juan era a su vez marido de María Vicente. Conocemos otras hermanas del mismo, como María y Catalina Martínez Vicente, ésta última fallecida en 1675 con pago de 860 misas.

Sabemos que los tres hermanos son precisamente sobrinos del Licenciado Miguel López (fallecido en 1679), así como del señor don Francisco Vicente, ambos personajes notablemente ricos debido al patrimonio que habían atesorado.

Relaciones genealógicas de los Vicente y los Martínez de Saceda (apuntes del archivo familiar). Elaboración propia.


II. Las relaciones con la nobleza comarcal

Son varias las generaciones que separan el matrimonio de Gonzalo con sus descendientes. Lo cierto es que trascurridas cuatro apreciamos como los Martínez empiezan a entroncar con personas procedentes de pueblos vecinos de la comarca, que además de gozar de poder, son reconocidas como hidalgos.

Obviamente la pequeña burguesía local resultaría insuficiente en las aspiraciones de crecimiento patrimonial, lo que sumado a la estrecha endogamia practicada en el pueblo natal, obligaba a los integrantes a renovar su sangre y poner así sus miras más allá de las casas de Saceda.

No olvidemos que a lo largo de la Alcarria conquense existían muchos linajes que ya habían sido reconocidos mediante ejecutoria de hidalguía y por lo tanto, se les trataba a partir de ese instante como miembros del estado noble, de ahí que emparentar con ellos era un paso más. Pasado el tiempo, y viendo la fuerza que adquieren algunas líneas de aquella antigua casa de labradores, sus representantes se ven capaces de dar el salto más complicado, es decir, conseguir que se les reconozca su privilegio mediante una ejecutoria de hidalguía.

Para materializar esta operación era importante arriesgar una suma considerable de dinero, en donde se abría un proceso de contratación de testigos, adecuación documental y que solía efectuarse bajo la figura de un escribano o el párroco del municipio, que medianamente asesorado en conocimientos históricos como genealógicos, podía enlazar a sus representantes con gentes que habían sido insertadas en el ámbito de la nobleza. La abundancia del apellido Martínez era una baza a favor, que obviamente tuvo que ser aprovechada, cuando se invoca a una casa de este mismo apellido, asentada en las lejanas tierras de Euskadi tras un privilegio de vizcainidad. La conexión de los Martínez de Unda de Durango, con los Martínez de Saceda, se gestará a través de la figura de Gonzalo. El enlace documental vemos que se apoya sobre un libro de defunciones, que a tenor de su paleografía tuvo que redactarse varios siglos después de la fecha que marcan las partidas de su interior.

Libro I de defunciones de Saceda del Río, 1546-1595. Archivo Eclesiástico de Huete

Este volumen, probablemente realizado durante la segunda mitad del siglo XVIII, y que coincide con el momento de petición de la nobleza por parte de la familia, evidencia junto con la defunción del propio Gonzalo (en donde casualmente se remarca su ascendencia paterna y materna, y que no solemos ver en el resto de partidas), la fase en la que se agrega la raíz Unda al apellido.

Antes de llegar hasta aquí, los Martínez ya han celebrado matrimonio con algunas casas de hidalgos de la zona. Por un lado estarían los Garrido, miembros del estado noble y reconocidos como tales en Mazarulleque, donde poseían su casa solariega. Tampoco debemos de olvidar a los García-Vaquero, gentes con raíces en Portalrubio, aunque también con una notable presencia e influencia en la sociedad sacedeña. En este sentido nos interesa el caso de la señora doña Teresa García, esposa de Juan Martínez Garrido (quien era hija de Sebastián García-Vaquero y María Martínez de Bonilla). 

Recapitulando y siguiendo el hilo de la descendencia de Gonzalo, los anteriores Juan Martínez Vicente y su esposa María Vicente, tienen por hijo a Diego-Felipe Martínez (fallecido en 1721 con pago de 530 misas), que casará en Mazarulleque con la noble doña María Garrido Aparicio, fruto de esta unión nacerán el Obispo de Cartagena de Indias, don Diego Martínez Garrido y Juan Martínez Garrido, este último el marido de Teresa García.

Partida de defunción de Gonzalo Martínez, donde se señala como fecha de su muerte el día 15 de septiembre de 1559. Libro I de defunciones de Saceda del Río, Archivo Eclesiástico de Huete.
 
Por los datos recabados, el padre del suegro de Juan Martínez Garrido era don Ignacio García-Vaquero, fallecido en 1682 con pago de 520 misas, hijo a su vez de don Francisco García-Vaquero y doña María García (viuda de un Juan Martínez), y cuyos cuerpos descansan en la sepultura que poseían en la capilla mayor de la iglesia de Saceda. Estos datos los hemos podido comprobar tras estudiar los libros de defunciones de esa época.

Intuimos que los Vicente pretenden gestar una sistema de proyección similar al de sus parientes los Martínez, aunque como veremos los resultados no serán los deseados, prueba del mismo lo tenemos a través de una escritura del año 1698, existente en el Archivo Municipal de Huete, sección de protocolos notariales, nº 199. Concretamente se trata de la escritura matrimonial de don Francisco Vicente-Vaquero, vecino de Portalrubio, e hijo de Francisco Vicente Vaquero y Juliana Martínez, quien casó con la señora doña Isabel de la Cuesta y de Duarte, hija de don Andrés de la Cuesta y doña María de Duarte y Orozqueta, vecinos de Gascueña.

En el documento se menciona a la hermana de Francisco, quien efectúa su testamento ante Miguel de la Cuesta, escribano de Gascueña, y que sería pariente de su suegro. En la misma, se cita a un sobrino, y que podría ser el hijo de Francisco, el Licenciado Felipe Vicente-Vaquero. Este documento guarda mucho interés por el hecho de que se menciona el mayorazgo de los Vicente, estableciendo el correspondiente orden sucesorio del mismo, y que conocemos por los apuntes genealógicos que poseemos de sus antepasados en la Peraleja. A diferencia de los Martínez, los Vicente no consiguieron sacar una ejecutoria de hidalguía, aunque poco les pudo faltar, teniendo en cuenta que llegaron a poseer un mayorazgo con reconocimiento del Rey.

Como dato curioso añadir que Doña Isabel de la Cuesta, es sobrina carnal del párroco de la Iglesia de San Martín de Portalrubio, el Licenciado don Sebastián de Duarte.

Sobre la familia de los García-Vaquero de Saceda conocemos algunas informaciones que refuerzan su estatus, es el caso del Licenciado don Juan Antonio García-Vaquero, Beneficiado y pagador de 840 misas el día de su fallecimiento en 1709, siendo a su vez hermano de Sebastián García-Vaquero (el marido de María Martínez de Bonilla). Sabemos de la existencia de otro hermano, se trata de don José García-Vaquero, doncel fallecido en 1699 con pago de 520 misas y que contribuyó con sus bienes a la construcción del retablo mayor y tabernáculo de la iglesia de Saceda.

Ahora bien, para llegar al punto de inflexión que transforma a los Martínez de Saceda en los Martínez de Unda, es crucial la mediación de las familias Cantero y Sevilla, quienes se prestaran como testigos que acreditaban en la ejecutoria de hidalguía ese pasado noble del linaje. Para ello se tirará del diputado local, Sebastián Cantero de Sevilla, miembro que tenemos bien estudiado a través de nuestra genealogía familiar, y que junto con el linaje de su madre, consolidarán en su testimonio el pasado hidalgo de sus vecinos y amigos los Martínez.

Ciertamente el procedimiento será simple, pues se invocará de manera repetida a la genealogía descendiente desde la línea de Gonzalo, y que conectaba hasta  los miembros que solicitan la hidalguía. No olvidemos que los Cantero también tenían casa solariega en la cercana localidad de La Ventosa, tal y como ya redactó Guillermo Fernández en su artículo: “Bernardo Cantero de la Cueva: Caballero de la Real Orden de Carlos III, Ministro del Consejo Real de Castilla y Superintendente General de Policía de Madrid”.

El diputado y testigo Sebastián Cantero, era hijo de Sebastián Cantero Guijarro y doña Isabel de Sevilla y de Mochales, descendiente también de varias familias de la nobleza local junto la pequeña burguesía, en la que la casa de los Sevilla acabó teniendo un peso importante en la localidad de donde procedían los Martínez. Por aquel entonces había algunos representantes del clero local vinculados a esta familia, es el caso del párroco don Isidoro de Sevilla, y que ya estaría al corriente del proceso de ennoblecimiento de los Martínez de Unda.

Genealogía del testigo Sebastián Cantero (genealogía familiar). Elaboración propia


III. El gran salto a la ciudad (asociación con las familias de la media y alta nobleza española)

Finalmente, ya conseguido el reconocimiento nobiliario, los Martínez comienzan a proyectarse hacia la capital, a través del ámbito político, lo que se plasma en la línea del Senador don Andrés María Martínez de Unda.

Por la ejecutoria de hidalguía, sabemos que Juan Martínez Garrido, dejará dos hijos bien asentados, que ya llevarán el apellido con la forma de Unda, ese será el caso de don Carlos Martínez de Unda García, y que en primeras nupcias casará con doña Juana de Pernía, de donde nacerá el presbítero, don Gregorio Martínez de Unda, y con quien se fue a vivir a Castillejo del Romeral, así como más tarde, tras enviudar, casará por segunda vez con la señora doña Isabel de Valencia, fruto de cuyo enlace nacerá don Andrés María Martínez de Unda, el referido Senador por la ciudad de Cuenca, que falleció en la legislatura de 1838, tal y como extraemos de su expediente personal (Senado, 1838). Otro hermano de don Andrés fue don Juan Manuel Martínez de Unda. Sabemos que Andrés tenía diversidad de bienes en Valdemoro del Rey, Mazarulleque, Saceda, Portalrubio, Bonilla y Valparaiso de Abajo, estando compuesto su patrimonio por muchas fincas rústicas, así como varias haciendas y reses.

Como decimos en esta tercera fase la familia, a través de don Andrés adquiere una notoria importancia, que se incrementa generaciones después, puesto que de las dos plazas de senador que existen en la provincia, la otra se hallaba representada por don Eusebio de Bardají y de Azara (Diario de las Sesiones de Cortes: 13-11-1837 (1838), fol. 1). Don Eusebio llegó a ser Secretario en las Cortes de Cádiz, y de acorde a la información que nos proporciona don Manuel de Parada en su artículo sobre los títulos nobiliarios austracistas, casó con la distinguida doña María del Carmen de Parada en 1803, fruto de cuyo matrimonio nacería doña Fernanda de Bardají, que en 1827 celebra nupcias con Vicente Cano Manuel, abogado y diputado, cuya descendencia, casará con doña María Joaquina Martínez de Unda, hermana de doña Angustias Martínez de Unda, ambas hijas a su vez de don Rafael Martínez de Unda y doña María Josefa Fernández de Parada-Sandoval, tal y como de nuevo nos relata don Manuel de Parada en su obra sobre los apuntes para la bibliografía optense. De esta manera, vemos como durante la segunda mitad del siglo XIX, se produce el entronque entre las dos familias de senadores por la provincia de Cuenca. Hecho que refuerza el estatus de la familia, y que obviamente ya lo aleja de la órbita de la Alcarria, para situarlo en la misma ciudad de Madrid.

Doña Agustina Martínez de Unda casará en 1891 con el abogado don Emilio Lledó, enlace de donde nacerá don Vicente Lledó y Martínez de Unda, quien junto con su esposa doña Ángela Suárez y González-Solar, poseyeron una buena pinacoteca, y de la que don Manuel de Parada y Luca de Tena menciona obras con autoría de Paolo Matheis o Esquivel, algunas de las cuales fueron donadas al Museo del Prado.

Don Rafael Martínez de Unda y Merchante falleció el 25 de noviembre de 1886, así como su esposa doña María Josefa el 18 de abril de 1892. Sus cuerpos junto con los de sus hijos descansan en la tumba familiar y que se ubica en el interior del cementerio municipal de Huete.

David Gómez de Mora


IV. Fuentes:

- Archivo Eclesiástico de Huete. Libro I de defunciones de Saceda del Río (1546-1595).

- Archivo Eclesiástico de Huete. Libro I de matrimonios de Saceda del Río (1565-1601).

- Archivo Eclesiástico de Huete. Libro I de bautismos (1576-1602). Incluye matrimonios de Saceda del Río (1601-1621).

- Archivo Eclesiástico de Huete. Libro II de bautismos de Saceda del Río (1621-1723).

- Archivo del Senado. Expediente personal del senador don Andrés María Martínez de Unda. Sig. HIS-0274-06, Senado.

- Archivo Municipal de Huete. Protocolos notariales, año 1698, nº 199. Ayuntamiento de Huete.

- Archivo Personal. Apuntes genealógicos sobre Saceda del Río (inédito).

- Archivo Personal. Genealogía de la familia Gómez-de Mora y Jarabo (inédito).

- Archivo de la Real Chancilleria de Valladolid.  Real Provisión de vizcainía expedida a petición de Carlos y Juan Martínez Garrido, el primero de ellos por sí y en nombre de sus hijos Gregorio y Andrés, naturales y vecinos de Saceda del Río (Cuenca) y descendientes de Ibárruri (Vizcaya). Registro de Vizcainías, caja 10,20

- Diario de las sesiones del Senado en la legislatura de 1837. Madrid.

- Fernández Rabadán, Guillermo (2018). Bernardo Cantero de la Cueva: Caballero de la Real Orden de Carlos III, Ministerio del Consejo Real de Castilla y Superintendente General de Policia de Madrid, nacido en La Ventosa en 1735. En: rolloventosa.blogspot.com

- Gómez de Mora, David (2018). Las Élites locales en la franja Este de Huete entre los siglos XVI-XVIII. En: davidgomezdemora.blogspot.com

- Parada y Luca de Tena, Manuel (de). Apuntes para una bibliografía sobre la noble y leal ciudad de Huete. Ayuntamiento de Huete. En: Huete.org

- Parada y Luca de Tena, Manuel (de) (2012). Títulos Austracistas concedidos durante la Guerra de Sucesión en la tierra de Huete, ARAMHG, XV, 2012, 63-177

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).