La familia López de Tébar es una de las más destacadas que vemos en la historia de la localidad conquense de Villanueva de la Jara. Hasta la fecha quienes más han estudiado su pasado han sido Juliana Toledo Algarra, así como Ignacio de la Rosa Ferrer, encargados de desentrañar variados aspectos sobre su estatus y conexiones genealógicas con las principales casas nobles de la zona.
Sabemos por los datos que nos han aportado Juliana y Sebastián Fernández de Luján, que la familia López de Tébar llegó a controlar dos capillas dentro del principal edificio religioso de la localidad, la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. Una fábrica voluminosa de sillería de piedra que según se relata, se halla emplazada sobre el antiguo castillo del Marqués de Villena.
Desde el siglo XVI los integrantes del linaje de los López de Tébar empezaron a enterrarse en el edificio, y para ello se encargaron de ejecutar algunas obras, como sería el caso de un retablo para una de las capillas familiares.
La pieza artística tiene una inscripción en la predela, sobre la que reza la siguiente frase: "Este retablo y capilla mandó hacer el Capitán Lorente López de Tevar. Año 1589".
Gracias a los datos genealógicos que nos proporcionó Juliana, la hermana del Capitán fue Ana López de Tébar, quién casó con el noble don Pedro Ferrer de Plegamans, de quién se extenderá su línea en la localidad de Requena, y cuya genealogía es conocida por los datos de su descendiente Valentín Casco y Fernández, cuyos representantes desde el trascurso de sus primeras generaciones irán ingresando en diversas órdenes de caballería. Ana y el capitán, eran hijos de Teresa Sanz y Lorente López de Tébar, quien tenía por hermanos a Pedro López de Tébar (marido de María García), junto Elvira López de Tébar. La nieta de este Pedro fue doña Elvira López de Tébar, quién enlazará con la rica familia de los Lucas, mediante su matrimonio con Pedro de Lucas. Los citados Lorente, Elvira y Pedro eran hijos de Pedro López de Tébar y Catalina de Monteagudo, así como nietos paternos de Pedro López de Tébar, hasta la fecha el progenitor del linaje, y cuya vida se enmarca durante la segunda mitad del siglo XV.
La casa de los López de Tébar controló bastantes propiedades agrícolas, lo que unido a su representación en las alcaldías y regidurías, les sirvió para mantenerse en una posición notablemente cómoda dentro del marco municipal.
Poseían incluso un escudo de armas, que es el que apreciamos en la zona superior de su retablo, de ahí que los englobemos como miembros de la nobleza local. Hace un año estudiamos esta obra, analizando las diversas representaciones que se ubican en la misma, describiendo a continuación sus partes.
La pieza comienza en su parte superior (el ático) con una representación de una lamentación de la Virgen sobre el Cristo muerto, dejando a sus dos lados las armas de los López de Tébar, destacando por su campo en gules con un torreón en plata, junto otros elementos decorativos que conforman la heráldica familiar. En su parte baja tenemos varios ornamentos, que conectan con las calles del retablo.
Retablo de los López de Tébar en la Basílica de Villanueva de la Jara. Foto del autor.
Desde ahí se desciende a la parte central de la obra, teniendo integras las dos calles laterales y la central. En la parte superior de la izquierda hallamos una Anunciación de la Virgen, mientras que en su parte inferior una representación de San Pedro. A continuación nos encontramos con la calle central, donde iría la imagen de la capilla, así como en la calle derecha, su parte superior se decora con un Ángel Anunciador mientras que la zona baja con un San Lorenzo. En el área medianera, justo en el banco o la predela, se ubica la inscripción antes descrita, y ya en el sotabanco la pieza finaliza con tres secciones, en la parte derecha Santa Catalina de Alejandría y Santa Bárbara, en la zona central San Francisco recibiendo los estigmas, así como en el margen derecho Santa Clara de Asís y Santa Lucía.
Zona del ático del retablo (Lamentación de la Virgen sobre el Cristo muerto). Foto del autor.
Calle lateral izquierda del retablo (Anunciación de la Virgen y San Pedro). Foto del autor.
Sabemos por el testamento de Elvira López de Tébar (y que de nuevo su referencia nos llega por los datos de Juliana Toledo), que ésta lo ejecutó el 13 de marzo de 1557, mencionando un patronazgo que poseía varias casas de moradas, así como remarcando que su sobrino Martín López de Tébar (marido de María Saiz de la Jara), e hijo de Pedro López de Tébar y María García, fue el fundador de la capilla de San Gregorio, una de las dos que el linaje controló dentro del majestuoso edificio.
David Gómez de Mora