Los Silva de Buenache son una familia hasta la fecha poco
investigada, sobre la que hay muchas cuestiones por esclarecer. La
primera de ellas es su origen, pues desconocemos si guardan algún
parentesco con la línea fuerte del apellido, y que se proyectó con
especial intensidad en el ámbito nobiliario a través del Condado de
Cifuentes, o por el contrario se trata de una casa de conversos que
medró social y económicamente, habiendo adquirido un apellido que
le era ajeno.
Son
variados los interrogantes que en estos momentos nos plantea esta
línea, puesto que en Buenache consiguieron asentarse de forma
satisfactoria. Así lo vemos en la figura de Rodrigo de Silva,
progenitor del linaje, que tendrá como descendiente a su hija
Estefanía de Silva, quien casó con el noble don Bernabé de Reyllo,
hidalgo local, de donde surgirá una descendencia prolífica al
haberse asociado con los Castillo. Así sucedió con el que fuera
Prior de Belmonte, junto otras personalidades destacadas de la
nobleza conquense, y que en la ciudad de Cuenca emparentaron con
familias como los Mendoza.
Entre
los Silva más conocidos, mención a parte merece la figura del padre
Silva. Un personaje que vivió durante el siglo XVI en Buenache, y
que era conocido con el nombre de Rodrigo. Éste fue un clérigo
municipal que tras fallecer mandó crear una memoria perpetua, además
de enterrarse en la sepultura que sus padres poseían dentro de la
Iglesia de San Pedro. En la respectiva partida de defunción cita a
su sobrino Francisco de Reyllo (también clérigo), e hijo de su
hermano Francisco de Reyllo Silva.
El
difunto cura era por tanto vástago de Bernabé de Reyllo y de
Estefanía de Silva, por lo que adoptó el nombre y apellido de su
abuelo materno. Rodrigo obviamente no vivió nada mal, dejando entre
sus bienes varias casas que tenía en el pueblo. La familia del
clérigo emparejó con linajes destacados ya durante la segunda mitad
del siglo XVI, tal y como resultó en el caso de su sobrina Catalina
de Reyllo y de Silva, quien celebró sus bodas con Pedro de Artiaga.
Fruto del enlace conocemos la figura de otro Rodrigo, en este caso
apellidado como de Silva y Artiaga, quien también se dedicó a la
vida religiosa, continuando así con la costumbre familiar.
Por
desgracia el nombre de los Silva se vio involucrado en diferentes
acontecimientos muy negativos, que salieron a la luz a principios del
siglo XVII. Todos iban en dirección hacia Rodrigo (el hijo de
Bernabé y Estefanía), pues fue señalado de varios delitos, y que
obviamente manchaban su honor como el del linaje familiar.
El expediente presente en el fondo de la Inquisición del Archivo
Diocesano de Cuenca (legajo 355, nº 5045, año 1602) revela una
serie de situaciones deshonestas, que empiezan señalándolo como
responsable de intentar amancebarse con una prima hermana del
Licenciado Parra.
Recordemos
que la casa de la familia Parra era una de las más ricas y prósperas
que por aquellas fechas había en Buenache, pues nadie discutía de
su influencia sobre el Santo Oficio a escala local, además de la
intensa proyección social que consiguieron efectuar en el municipio
desde el siglo XVI.
Armas
de los Silva (misapellidos.com)
Para
desgracia de Rodrigo y su familia, todo no quedaba en rumores
aislados, pues existían más acusaciones. Por un lado tendríamos a
la bonachera Ana Saiz, mujer de Pedro Medel, quien denunció al
clérigo por pretender mantener relaciones con ella a cambio de
dinero. A este polvorín cabría sumarle otras declaraciones, como
ocurrió con María Rubio, hija de Martín Rubio, y que detalló como
Rodrigo se dirigía hacia ésta de muy malas maneras.
La
cosa iba empeorando a medida que uno lee el expediente de
acusaciones, pues igual de grave era el testimonio de Ana Romero
(mujer de Juan de Toro), y que denunciaba como tras acudir al
párroco, éste le hizo una preposición indecente. Para mayor de los
colmos los testigos que aparecen en el proceso relataban que el señor
Silva era descendiente de turcos, hecho que agravaba su situación,
pues no hay que olvidar que para la Inquisición la pureza de sangre
era crucial, pues una de sus principales sus exigencias era que los
antepasados de todos los integrantes de la Iglesia habían de ser
ascendientes de cristianos viejos por todos y cada uno de sus
costados (cosa que como sabemos era prácticamente imposible a medida
que documentalmente uno va analizando los datos de cada linaje
generación por generación). Todo ello, junto con otras
imputaciones, que obviamente dañaban de pleno no sólo la figura del
religioso, sino que de todo el linaje de los Silva de Buenache,
acabaron plasmándose en la causa del referido legajo que lleva
escrito su nombre en la portada.
Finalmente
aquel conjunto de denuncias nunca llegaron a probarse, pues el
proceso se suspendió, lo que podría explicarse por el fallecimiento
del párroco muy poco tiempo después. Desconocemos si tras el
escándalo y las duras acusaciones vertidas sobre las raíces
religiosas de la familia, la Inquisición tomó cartas sobre el
asunto, pues los Silva quedaban poco menos que tachados de ser
descendientes de moriscos, un impedimento insalvable por aquellas
fechas para cualquier tipo de persona que pretendiera ingresar en el
campo eclesiástico y nobiliario. Una situación enormemente
delicada, especialmente en un pueblo como Buenache, donde nadie
olvidaba los sambenitos de sus vecinos.
Genealogía
de la familia Silva de Buenache de Alarcón (apuntes genealógicos).
Creemos
que finalmente todo aquel cúmulo de declaraciones que afectaban a
los Silva no serían muy tenidas en cuenta, pues apreciamos que
varias décadas después, uno de los descendientes de esta casa, y
por lo tanto pariente de Rodrigo, alcanzó el cargo de Prior. Se
trataba de don Diego de Reyllo y del Castillo, célebre y destacado
cura, que tras seguir una carrera prestigiosa dentro del ámbito
sacerdotal, consiguió alcanzar la máxima autoridad de la Colegiata
de Belmonte.
Suponemos que don Diego a pesar de gozar de enormes influencia (pues no olvidemos
que su familia consolidó en la ciudad de Cuenca el linaje de los
Castillo-Reyllo del que ya nos habló Trifón Muñoz en su obra),
sería bastante precavido en el momento de ocultar cualquier tipo de
nexo que lo vinculara con los Silva, remarcando de este modo el
apellido Reyllo, lo que le reportaba una nobleza indiscutible, que
por aquellos tiempos era vital para consolidar nexos sociales a pesar
de las sospechas que acechaban otra línea de su familia, y que era
famosa por portar la sangre de una de las grandes casas conversas de
la Manchuela: los Castillo.
David Gómez de Mora
Referencias:
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Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 355, nº 5045. Expediente contra
Rodrigo de Silva. Año 1602
*
Genealogía familiar. Apuntes genealógicos