domingo, 1 de enero de 2023

Acerca del topónimo Villarejo

El topónimo villarejo proviene de la palabra villar (un pequeño núcleo habitado), ya que el sufijo “-ejo” le otorga todavía más si cabe la designación de diminutivo de un villar, es decir, un espacio habitado a lo sumo por un conjunto de varias casas.
 
Podemos suponer que en ese entorno residiría el propietario de una explotación, junto algunas familias representadas por trabajadores o labradores adjuntos de dichas tierras, donde la necesidad de manos que permitiesen aprovecharlas, incrementará paulatinamente la aparición de gente y viviendas, que con el trascurso del tiempo darán pie al nacimiento de un pueblo como los que hoy conocemos. 

Entendemos que esa modesta unidad de poblamiento rural, y que en cierta manera nos recuerda el origen de localidades medievales que hemos investigado en la franja del norte castellonense, tales como las alquerías en espacios litorales o las masías (masos) en las zonas del interior, son paralelismos de una geografía poblacional, que con el trascurso del tiempo irá evolucionando en áreas de mayor superficie, tras integrase otras viviendas, o en el caso más extremo, manteniéndose como una especie de residencia de campo (véase el caserío de Pedro Pascual en Verdelpino de Huete), y que como muchos de su tipología finalmente acabaría desapareciendo. 


Debido a la baja densidad demográfica de estos asentamientos humanos, la llegada de epidemias o prolongadas sequías, manifestaban la fragilidad y consiguiente continuidad del lugar, siendo habitual que muchos acabasen borrándose del mapa, quedando el recuerdo de un topónimo fosilizado en la cartografía local, una referencia documental, o las ruinas de una construcción en medio del campo, como único testimonio de que en su día en ese lugar hubo vida. 

En diferentes zonas de Castilla veremos cómo todavía a día de hoy, el término Villarejo se vincula con una explotación agrícola alrededor de la que existe una vivienda o hacienda desde la que se trabaja una superficie de cultivo. 

Entendemos por ello que este sea el probable origen de muchas localidades que en las tierras conquenses, como otros puntos, se denominan de esta forma, y que debido a su abundancia, tendrán que ir acompañadas por otro sustantivo que permitirá diferenciarlas, sea bien aprovechando la alusión de un hito paisajístico, como ocurre en los casos de Villarejo de la Peñuela (en referencia a una pequeña loma que remarca con el diminutivo “-ela” su menor categoría geomorfológica), Villarejo del Espartal (donde el sufijo “-al” indica la abundancia de esparto -Macrochloa tenacissima-), o Villarejo de Fuentes (por la presencia afloramientos de aguas), así como otros casos, como podrá ser la relación de personas vinculadas con ese lugar (Villarejo-Periesteban). 

David Gómez de Mora 
 Cronista Oficial de Villarejo de la Peñuela

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).