Sobre un pequeño
municipio de la Alcarria conquense dedicado históricamente a la labranza, junto
un destacado conjunto de familias de arrieros que controlaban la ruta de
transporte entre las ciudades de Cuenca y Huete, se forjó una localidad que
aprovechando esa posición geográfica intermedia, generó el florecimiento de
diferentes familias que a pesar de encuadrarse en un espacio muy reducido y
limitado, fueron quienes realmente escribieron con el trascurso del tiempo la
historia de este pueblo.
Dos de ellas serían la de los López y los Saiz, dos
apellidos muy comunes, pero no por ello menos importantes. En tiempos del
catastro de Ensenada ya vemos la presencia de los citados apellidos en algunos
de sus vecinos, siendo el caso de uno de los regidores, Fulgencio López. El
escribano local se llamaba Miguel Saiz, quien a su vez también era perito
labrador. El horno estaba arrendado a dos vecinos, uno de ellos Ramón Saiz. El
almotacén y la correduría se alquilaban a Manuel López, y entre los propietarios de caballerizas para
descargar se encontraban los nombres de Andrés López y Félix López.
Vemos pues como villarejeños con estos apellidos durante
el siglo XVIII estaban más que extendidos, destacando varias líneas, que son
las que para nosotros guardan un mayor interés. Yendo por partes, y en lo que
concibe a los primeros, sabemos que los López fueron una familia con cierto
poder dentro de la modesta burguesía local que había en Villarejo, gracias al
nicho económico que supieron cohesionar entre sus representantes a través de la
agrupación de tierras como de hijos que estudiaron la formación de eclesiástico.
Uno de los miembros más representativos por su riqueza
durante finales del siglo XVII fue Andrés López Saiz, quien casó en 1686 con
Ana Saiz Delgado, fruto de aquel matrimonio nacieron varios hijos, entre los
que cabe destacar Antonio, Isabel y José López Saiz, éste último casado en 1715
con Josefa de Cañas Delgado. Andrés era escribano, y su familia vendrá a ser
una de las mejor posicionadas, así su hermano don José López Saiz fue
presbítero de Villarejo, de quien todavía se conserva su lápida de
enterramiento dentro del templo del municipio. Otro de sus hermanos fue don
Pedro López Saiz, que acabó como presbítero en la ciudad de Cuenca.
Como era habitual en aquellos tiempos, siguiendo con las
costumbres de este tipo de familias rurales, los López fueron medrando, de ahí
la necesidad de integrar alguno de sus hijos en el conglomerado eclesiástico,
una situación de poder que para el linaje se retroalimentaba al ejercer cierta
influencia a través de la escribanía local, y que como veremos se halló durante
un tiempo en poder de los Cañas. Desconocemos si estaríamos hablando del padre
de los hermanos curas y el escribano, pero coincidencia o no, en 1696 fallecía Francisco
López, quien pagó una cantidad de 430 misas, además de mandar ser enterrado en
la sepultura que estaba debajo de la tarima de la Virgen de la iglesia del
pueblo.
Lápida
del cura don José López Saiz. En ella puede leerse: “D.O.M. Deo Optimo Maximo (que significa -Para Dios el mejor y más
grande-), Aquí yace Don Joseph López, presbítero natural de esta villa de
Villarejo de la Peñuela (…) murió el 31 de mayo de 1730. Puso esta lápida su
sobrino Pedro López, presbítero, año de 1739, R.I.P.”.
Sabemos que el progenitor de esta familia también se
llamaba Francisco, casando al menos en dos ocasiones, la primera con María
Moreno. Más tarde, en 1659 volvió a hacerlo con María Saiz-Delgado de Torrijos
(fallecida en 1684 con manda de 170 misas). Otros portadores de este apellido,
y que a falta de un mayor estudio genealógico que permita o no relacionarlos,
fueron Bartolomé López, que en 1684 murió con un pago de 140 misas. El mismo
año lo hacía María López, mujer de Juan López -el mayor-, con manda de 150
misas. En 1652 Catalina López, esposa de Miguel de la Peña, tras fallecer deja
490 misas.
Andrés López Saiz el escribano de Villarejo, casó con una
represente de los Saiz, y que a priori nada tenía que ver con la familia de su
madre, ya que María Saiz-Delgado era hija de Miguel de Valdecabrillas Saiz,
forastero que casó con la nativa María Delgado, momento en el que se
establecerá esa línea en el lugar.
Nos
resulta por ello de mayor interés la esposa del citado Andrés, la señora Ana
Saiz Delgado, quien era hija de Pedro Saiz (casado anteriormente con la señora
María de Castro) e Isabel Delgado. Los padres de Pedro y abuelos de Ana eran
Marcos Saiz González y María Saiz Saiz, labradores bien posicionados del
municipio, y que como vemos en el árbol genealógico que adjuntamos venían de
líneas diferentes, esparciéndose pues este apellido de manera intensa, a pesar
de las estrechas relaciones matrimoniales que se establecieron entre una y otra
casa de idéntico apellido.
Conocemos
el caso de Isabel Saiz, mujer de Lázaro Saiz, quien en 1583 dejó una fiesta de
aniversario para el día de la transfiguración. Los Saiz establecieron también
enlace con los Grueso, solapando ambos apellidos, lo que les ayudó a
diferenciarse de otras líneas en el pueblo. Destacado fue el funeral de Alonso
Saiz de Torrijos, quien falleció en 1665, pagando 580 misas. Diez años después,
Juan Saiz de Torrijos, marido de Isabel de Cañas e hijo de Francisco Saiz, pagó
120 misas tras morir. El hijo de Juan Saiz y Ana Martínez, Miguel Saiz, fallece
en 1690 con una manda de 100 misas.
David Gómez de Mora
Referencias:
-Archivo
Diocesano de Cuenca, Libro I de matrimonios de Villarejo de la Peñuela
(1626-1764), Sig. 113/10, P. 2121
-Archivo
Diocesano de Cuenca, Libro I de defunciones de Villarejo de la Peñuela
(1557-1578), Sig. 113/13, P. 2124
-Archivo
Diocesano de Cuenca, Libro II de defunciones de Villarejo de la Peñuela
(1578-1595), Sig. 113/14, P. 2125
-Archivo
Diocesano de Cuenca, Libro III de defunciones de Villarejo de la Peñuela
(1623-1764), Sig. 113/15, P. 2126
-Gómez
de Mora, David (2018). Las Élites locales en la franja Este de Huete entre los
siglos XVI-XVIII. En: davidgomezdemora.blogspot.com