Entre la documentación
del Archivo Histórico Nacional, en la sección vinculada con la Orden de Carlos
III, existe un expediente de notable interés que nos permite indagar
genealógica y socialmente, sobre varias familias de la localidad de Buenache,
que a lo largo del siglo XVIII comenzaron a cobrar un enorme protagonismo.
Fenómeno que sin lugar a dudas propició el ingreso en esta corporación civil de
don Pedro Andrés Burriel y López de Gonzalo, presidente de la Real Chancillería
de Valladolid y Consejero de Castilla.
Gracias a este
documento podemos ver como los Burriel a finales de aquella centuria se
encontraban ocupando los puestos de mayor estatus social que podríamos ver en
una sociedad local como la bonachera. Un linaje con raíces foráneas, del que
fue uno de sus grandes representantes el padre don Andrés Marcos Burriel y
López de Gonzalo, hermano del referido don Pedro Andrés, quien estudió
filosofía en Toledo, así como Teología en Murcia, para acabar ejerciendo como
profesor y llegar a ser director supernumerario del Seminario de Nobles de
Madrid.
El padre Burriel era
todo un erudito, por ello se dedicó al estudio del Archivo de la Catedral de
Toledo, donde se cree que pudo transcribir alrededor de un millar de
documentos. Se le ha considerado como uno de los principales artificies del
movimiento literario entre el periodo de Felipe V y Fernando VI, hecho que
atestiguan sus varias publicaciones. Bajo ese paraguas del ámbito académico y
aristocrático su hermano presentó la genealogía familiar, resaltando además las
facetas de su línea materna, ya que su madre Ana, era hija de don Marcos López
Saiz de Gonzalo, quien casó con una destacada mujer que era descendiente de los
Pozo, la misma casa que según la documentación tuvo tanto peso en la ciudad de
Cuenca, y cuya historia es sobradamente conocida.
El referido expediente
nos evidencia la dificultad que comportaba en esta localidad el que se pudiera
reconocer una hidalguía, a pesar de contar con un cargo tan influyente como el
del propio solicitante. Sin lugar a dudas estamos ante una cuestión que puede
abrir en un futuro muchas líneas de investigación, que explicarían la
dificultar de medrar por parte de algunos linajes, y que desistirían en
emprender tal iniciativa, ya que desde la documentación parroquial, se citan
apellidos como el de los Ramírez de Arellano, Ximénez de Cisneros o López Malo
de Molina, que junto con otros tantos, pudieron haberse adscrito al estrato
nobiliario, pero que finalmente nunca llegaron a hacerlo.
La relación de la
familia del padre Burriel junto con su hermano por Buenache, venía de su abuelo
materno, el referido don Marcos López Saiz (familiar y notario del Santo
Oficio), quien había nacido del enlace entre sus padres Marcos López de la Osa
y Ana Saiz de Gonzalo. La unión de estas dos familias dio origen al apellido
López de Gonzalo, y que será el que todavía recaerá en segundo lugar hasta el
presidente de la Real Chancillería de Valladolid. Marcos López de la Osa había
nacido en Buenache, en el seno de una familia bien posicionada de la pequeña
burguesía rural. Los López disponían de bienes raíces, mientras que los Osa eran
conocidos por su patrimonio ganadero.
La información del
expediente es recogida en 1789 por el abogado de los Reales Consejos el
Licenciado don Sebastián Buenaventura Martínez Gabaldón, también vecino de
Buenache, y sobre cuya familia no descartamos en un futuro redactar un trabajo
más pormenorizado. Entre las referencias de ese año aparecen los alcaldes
Alonso Martínez Carrascosa (miembro del linaje Ramírez por línea de varón y
esposo de Juana de Herrero de Moya), junto Juan Antonio de Zamora y Barambio.
Genealogía
de Marcos López de Gonzalo, AHN (1789).
Gracias a la información
que se traslada como por las aportaciones de los testigos que aparecen contando
detalles de la familia materna del pretendiente, sabemos que Marcos López de
Gonzalo, siguiendo con la tradición de su padre, trabajó para el Santo Oficio, testando
en 1689 con pago de 1000 misas por su alma. Éste casó con Catalina López del
Pozo (natural Almodóvar del Pinar). Su madre, Ana Saiz de Gonzalo, procedía de
Hontecillas. Su familia encabezaba un linaje de la nobleza local, que será
conocido como el de los Saiz de Gonzalo o Gonzalo.
Por los testimonios de
la documentación, sabemos que Marcos López de Gonzalo y Catalina López del
Pozo, tuvieron varios hijos: el doctor don Francisco López de Gonzalo, Marcos López de Gonzalo, Andrés López del
Pozo, Catalina López, doña Ana López y María López.
Resulta interesante la
información aportada por el alcalde Alonso Martínez Carrascosa quien al hablar
de la nobleza que existía en Buenache añade como “es notorio que en esta villa ningún hidalgo goza de su nobleza porque
la villa no admite nobles, y todos pagan los mismos tributos, y no tienen mitad
de oficio como en otras villas de la comarca. Y todo el lugar sabe, que los
Buedo y Castillo, vecinos de esta villa, tienen sus ejecutorias, pero sin gozar
aquí distinción alguna, aunque lo han pretendido como sucedió con Don Pedro del
Castillo, a cuyos hijos trató mucho el testigo, que habiendo pretendido el goce
de nobleza en esta villa para que se le guardasen como en la ciudad de Cuenca” (AHN,
1789).
De las palabras de
Alonso Martínez se desprende que Buenache no era el lugar idóneo para
revindicar un privilegio de nobleza. Seguramente este testigo lo sabría en
primera persona, pues era descendiente directo de los Ramírez de Toro. Desconocemos
el motivo exacto, aunque es evidente pensar que en lugares de behetría como era
el caso del municipio que nos ocupa, desde tiempos lejanos los labradores ya
habrían luchado por exigir la desaparición de privilegios fiscales para los
miembros de la nobleza, lo que impedía una exención tributaria. Es factible que
ahí recayera la cuestión por la que diferentes familias tuvieron problemas a la
hora de demostrar sus respectivos privilegios en el momento de no querer
pechar.
Sabemos que la familia
de don Andrés López de Gonzalo y Pozo, familiar del Santo Oficio, alojaba al
Señor Comandante del Batallón de Guardias Valonas y Españolas cuando visitaba la
localidad, por ser su “casa la más
distinguida de este pueblo y de mayor comodidad”. El hermano de don Andrés
se llamaba don Francisco López de Gonzalo, siendo capellán de honor de Su
Majestad, y cuyo mayorazgo de la familia poseía su sobrino don Marcos López de
Gonzalo.
En cuanto al apellido
López se decía “que es verdad que por los
López es esta familia muy distinguida, y de los López nobles del Villar del Saz
de Navalón, en donde están gozando, y también en la villa de la Hinojosa (…)
tiene entendido de oídas a personas antiguas que les corresponde las
capellanías fundadas en la villa de Olivares por un tal Poveda, y lo cierto es
que los de es este apellido son de los más distinguidos del país, avecinados
por nobles en la villa del Castillo de Garcimuñoz” (AHN, 1789). El testigo
Alonso Martínez comentaba que don Marcos López de Gonzalo se quejaba de que “en San Lorenzo de la Parrilla le
corresponde el patronazgo a una capilla con panteón despojada de este derecho
por descuido y ausencia de sus parientes” (AHN, 1789), teniéndolos por
nobles. Esto reforzaba más si cabe la nobleza de las líneas femeninas que se
habían incorporado al tronco bonachero, pues tanto los Saiz de Gonzalo, como
los López del Pozo procedían de fuera, aportando así su grano de arena, a un
expediente donde se pretendía resaltar la hidalguía de sus ancestros.
A continuación, un
segundo testigo llamado don Alfonso García (62 años), presbítero teniente de
cura de la villa y vecino de Buenache remarcaba que eran nobles las familias “Buedo, López, Castillo, Peiró y Otoneli, y
otros como ¿Matías?, y Hortelano con ejecutorias, no gozan en esta villa, y si
en otros pueblos, como en la ciudad de Cuenca, Palomares del Campo, San Lorenzo
de la Parrilla y otras partes del país” (AHN, 1789). Éste decía que Alonso
Saiz de Gonzalo vecino de Olivares, era miembro de las nobles familias de los Gonzalo
y los Poveda, además de propietario de capellanías. Enfatizando que los López
tenían capilla con escudo en San Lorenzo de la Parrilla.
El tercer testimonio de
Buenache era don Bartolomé de Cuenca (58 años), presbítero y vecino del lugar,
quien comentaba que por el apellido Pozo “son
del tronco de los Señores Pozos que en la ciudad de Cuenca fundaron el Convento
de Santo Domingo que obtuvieron bula de Su Santidad para que en este Obispado
se rezase el dulce nombre de María Santísima, y después se extendió a toda
España” (AHN, 1789).
A continuación Mateo
Silverio Coronado (81 años), “advierte
que en este pueblo la nobleza sólo sirve para saber la buena familia de cada
uno, pero se gobierna por behetría, y no hay distinción de estados para tributos,
oficios de justicia, ni otra cosa, porque todo se lleva por estado general, y
esto lo sabe el testigo por haber sido muchas veces regidor, procurador,
síndico general, alcalde ordinario y repartidor de reales contribuciones en
esta villa, y tener muy vistos los libros, y acuerdos del ayuntamiento, en los
que no se hace distinción entre los nobles de esta villa, y su estado de
hombres buenos” (AHN, 1789). Mateo vuelve a citar como nobles de la villa a
los Buedo, Hortelano, Castillo, López de Gonzalo y otras familias del lugar,
que en algunos casos como en otros municipios circundantes ya tenían su
ejecutoria de hidalguía reconocida, a pesar de que en Buenache las cosas eran
diferentes. Para ello el testimonio se apoyaba en el escandaloso caso de don
Pedro del Castillo y Reyllo, quien derrochó una ingente cantidad de dinero para
demostrar una nobleza que para más inri si le fue reconocida en la ciudad de
Cuenca, con plaza de Regidor Perpetuo incluida, estando incluso acreditada por
la propia Chancillería de Granada, aunque a los ojos de Buenache seguía resultando
invalida. Se menciona también el caso de los Otoneli, quienes tampoco llegarían
muy lejos en su intento de consolidar su hidalguía, a pesar de tener pruebas
que demostraban un origen noble.
Un quinto testigo
llamado Manuel López de Vera (75 años), comentaba que en Buenache muchos hidalgos,
a pesar de tener acreditada su hidalguía fuera del lugar, veían como se obviaba
cualquier referencia sobre su condición, hasta el punto de que incluso en ese
mismo siglo los libros nunca habían dado el tratamiento de “don” a quienes
legítimamente deberían portarlo.
Interesante también es
el testimonio del señor Benito de la Fuente (60 años), alcalde de la Santa
Hermandad, quien comenta como conoció a los hijos de Don Pedro del Castillo, y
que acabaron pobres por el capital que invirtió de manera poco provechosa su
padre, por los continuos impedimentos que le sacaba el municipio en el instante
de querer reconocer su hidalguía.
Entre la documentación
que se transcribe en el expediente, nos encontramos con el testamento de Marcos
López de la Osa (año 1653), donde cita a su hijo Marcos López, hijo de Ana Saiz
de Gonzalo, su primera mujer. Así como a otros dos, llamados Sebastián López y
Juan López, hijos de su segunda esposa Teresa García. Inmediatamente se
transcribe el testamento de Ana Saiz de Gonzalo (año 1645), quien cita a sus
hijos Marcos López y Ana de la Osa, fruto de su matrimonio con el referido
Marcos López de la Osa.
La familia de los López
de Buenache vivirá un crecimiento meteórico durante la segunda mitad del siglo
XVII, cuando tras haber incorporado la solera y bienes de los Gonzalo de Hontecillas,
su hijo casará con una miembro de los Pozo, lo que catapultará la familia hacia
las grandes esferas del clero conquense, y en donde su relación con el Santo
Oficio será una constante para sus futuras generaciones.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
*Archivo Histórico Nacional (1789). Expediente de la
Orden de Carlos III, nº 340. Burriel y
López de Gonzalo Gorriz y López, Pedro Andrés