sábado, 11 de enero de 2020

Reflexiones acerca de la heráldica y ascenso social de los Reyllo en Buenache de Alarcón


Los Reyllo son una de las familias más influyentes de la nobleza bonachera, que ya reclamaron su exención de no pechar, al menos desde su asentamiento en la localidad durante la primera mitad del siglo XVI. Hablar de los Reyllo, es hacerlo de un linaje sobre el que existen múltiples conexiones con grandes familias de la nobleza conquense, es por ello que durante estos años hemos intentado indagar diferentes aspectos que vincularan su parentesco, con otras líneas sobre las que hemos dedicado varios escritos, y que en su conjunto nos vislumbran las formas y estrategias mediante las que este tipo de casas de la nobleza rural relataban la historia  de sus antepasados, para legitimar así unos derechos, que de acuerdo a las normas establecidas les correspondían.
 
Una cuestión que a simple vista puede parecer mera labor de recopilación, pero que conlleva el surgimiento de numerosos interrogantes, en los que uno aprecia que podía suponer para un linaje preservar o recordar sus orígenes (ya fuese para bien o mal), pues dependiendo de una u otra situación, se repetían por activa y por pasiva sus logros como méritos conseguidos, o en su defecto, se emprendía un arduo ejercicio de maquillar y esconder de la manera más ingeniosa posible, cualquier resquicio que probase informaciones negativas que los vinculasen con antepasados judíos o familias de labradores…, hecho que por norma general solía ser muy habitual.

Según se desprende de la documentación, los Reyllo comienzan a exigir su reconocimiento como miembros del estado noble desde los primeros instantes que llegan a Buenache, y de ello quieren dar constancia en la documentación del siglo XVI, que presentan en la ejecutoria del linaje fechada en el año 1588[1], momento a partir del cual inician una campaña de promoción que continuará en los siglos posteriores, hasta finalmente consolidar un patrimonio destacado, sellado dentro de un mayorazgo desde el que se proclamarán amos y señores, e indiscutibles portadores de sangre hidalga.

Cuando llegamos a los relatos y leyendas que nos hablan sobre el conjunto de méritos que buscaban argumentar sus privilegios hidalgos, en algunos casos habremos de ser escépticos como resultado del modus operandi de muchas familias (bien por haber sido cristianos viejos, o simplemente conversos), por lo que sus descendientes se ingeniaran variados mecanismos donde los escribanos jugarán un papel crucial. Es por lo tanto en ese instante cuando los investigadores hemos de plantearnos la verdadera labor, que además de informar sobre los datos que se dan en el documento, hay que complementar con una disertación en la que nos acerquemos al trasfondo de la cuestión, ya que en ocasiones veremos cómo se incurren en mentiras, contradicciones o verdades a medias, que pudieron falsearse sólo para ensalzar o limpiar la imagen del solicitante…, un mero trámite, pero por desgracia rutinario, entre muchas de las élites que obtienen su reconocimiento nobiliario siglos después de la conquista cristiana.

Siguiendo el relato tradicional de la familia Reyllo, sus orígenes se remontaban a Arcas, donde el progenitor recibiría una Real Carta de Hidalguía, y donde se indica como en la Iglesia Parroquial de este municipio existía en una zona inmediata a las gradas del Altar Mayor del lado del Evangelio, una sepultura con letra gótica antigua en la que estaba escrito y grabado un epitafio en el que rezaba como en ese lugar descansaban los restos del capitán Francisco Reyllo Mogobrejo, quien murió sirviendo a los Señores Reyes Católicos en las costas del Rey de Granada, inscribiéndose debajo un escudo de armas que se dividía en cuatro cuarteles, entre los que se reconocía un castillo, una flor de lis y en la parte baja derecha contrapuesta cuatro bandas.

Armas de la familia Reyllo en Buenache de Alarcón. Imagen proporcionada por Jose Muñoz Mora

Sabemos que la familia fue variando su heráldica de acorde a los enlaces que iban celebrando con otras familias de la nobleza, pues por ejemplo tenemos constancia de la existencia de otros escudos donde se esculpirá una flor de lis, junto con un castillo en dos cuarteles, acompañado por un par de lebreles atados a su puerta, además de un cuartel inferior con cuatro bandas.

Obviamente las armas referentes al Castillo, harían referencia a la casa de los Castillo conquenses, los mismos que fueron perseguidos por el Santo Oficio, ya que desde el siglo XV resultaba casi imposible obviar sus acusaciones de judaísmo, y que en el caso concreto de este linaje, entroncaban con los Valdeolivas, otra estirpe tachada del mismo sambenito, y del que los Reyllo supieron distanciarse de forma satisfactoria. Sin lugar a dudas el papel desempeñado por algunos de sus descendientes al ejercer como Secretario del Secreto del Santo Oficio, será crucial al suprimir cualquier tipo de información que resultase comprometida para la familia.

Los Reyllo del siglo XVIII habían emparentado con lo más granado de la nobleza conquense, pues desde su capilla privada dentro de la Iglesia de San Pedro de Buenache, escuchaban misa los Marqueses de Palacios cuando visitaban la villa, de quien llegaron incluso a ser familia. Igualmente se vincularon linajes ilustres, tales como los Villaviciosa, quienes curiosamente fueron Señores de las villas de Reyllo y Cañizares, sin tampoco olvidar las líneas vinculadas con Órdenes de Caballeros, como el caso de los Herreros (pertenecientes a la de Santiago) o los Melgarejo (de la de Calatrava), incluyendo los Mendoza, lo que les emparentaba con los Conde de Priego, y que en momentos concretos inmortalizarán en sus escudos, agregando el emblema de “Ave María”. Todo esto se produce tras el exitoso enlace de Don Diego Alfonso del Castillo y Reyllo (Secretario del Secreto) con su esposa doña Ana Garcés de Mendoza. No olvidemos que este familia desde los tiempos del abuelo de Diego Alfonso, había comenzado a medrar dentro de los escalafones inquisitoriales, pues su padre Don Pedro del Castillo y Reyllo ya ejerció como Secretario del S.O., además del abuelo Don Diego del Castillo, que ya entró como familiar del Santo Oficio, y con quien por primera vez aparece el apellido Castillo, puesto que Don Diego lo recogió de su madre Andrea del Castillo, combinándolo con el de Reyllo dependiendo de la ocasión o situación en la que se encontrase la familia.

Escudo de armas en mal estado presente en Buenache de Alarcón, y que según creemos también se podría atribuir a los Reyllo, por distinguir en el primer y cuarto cuartel un castillo, como una especie de bandas en el tercero. Imagen proporcionada por Jose Muñoz Mora.

Tampoco hemos de olvidar que la capilla del linaje estaba engalanada con toda la decoración necesaria para remarcar su estatus, lo que le daba el toque distintivo buscado para diferenciarse del resto de habitantes. Sabemos que esta obra arquitectónica se hallaba dedicada a la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, protegiéndose con una reja grande de madera de barniz encarnado que se remataba con piezas doradas en sus laterales y en las que se sostenían los escudos de armas, en los que aparecía el castillo, por su descendencia con Andrea del Castillo, así como la flor de lis y las bandas que veríamos asociadas al capitán de Arcas. Igualmente no podía faltar un retablo dorado en el centro con la imagen de la advocación, acompañado por dos altares colaterales decorados con lienzos pintados.

El lugar de enterramiento se emplazaba inmediato a la grada del altar mayor, ubicándose al lado del evangelio un retrato de Don Diego de Reyllo (el que fuera Prior de la Iglesia Colegial de la villa de Belmonte), que acompañado por un escudo pintado de la familia, representaba los castillos, flor de lis, junto con las bandas y divisas de la Inquisición.

Veremos como en los armoriales, la figura del castillo o de la torre fortificada, se convertirá sin ningún lugar a dudas en la referencia heráldica que empleará la familia, variando el modelo, dependiendo de las ramas o entronque que sus representantes fuesen realizando.

Diversas representaciones heráldicas de las armas de los Reyllo más simplificadas

Tampoco se nos ha de pasar por alto que existen testimonios que nos hablan de escudos mucho más fraccionados, en los que se incluirían emblemas más complejos, pues algunos podían tener hasta 5 ó 7 cuarteles, como resultado de los linajes que se iban incorporando y dando renombre a la familia. En ocasiones los veremos con pechinas que acompañaran la torre fortificada, que como ya hemos repetido, su reminiscencia heráldica vendría por la línea de los Castillo. Recordemos que Andrea del Castillo (esposa de Francisco de Reyllo y de Silva, éste nieto del mencionado Capitán de Arcas), era hija de Antonio del Castillo y Catalina de Valdolivas (en algunas ocasiones escrita como Baldolinas), sendos linajes conversos, con sambenitos más que reconocidos en Garcimuñoz como en otras partes de la geografía conquense.

David Gómez de Mora


[1] Existe una Ejecutoria de Hidalguía, con fecha del año 1588 (303-387-16) en la Real Chancilleria de Granada, donde se alude a que Francisco de Reyllo y Julián de Reyllo eran hermanos de Juan de Reyllo, en la misma invocan ser caballeros hidalgos de devengar 500 sueldos.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).