En Palomera se alza la denominada como casa señorial de la familia de la Cuba (un linaje que entroncó con la ilustre saga de los Clemente de Arostegui). La referida residencia, de porte señorial, hoy se adaptada a las exigencias de una casa de turismo rural, que todavía alberga elementos de interés, que dejan ver el nivel social de sus antiguos propietarios, siendo este el caso del trabajo de cantería que apreciamos en sus sillares, así como algunas de las vigas.
La casa está construida con algunas partes de piedra bien trabajada, tanto en su portada, como ventanas y esquinas. Un material duradero que ayuda al aislamiento térmico, como resistencia al paso del tiempo, además de realzar el estatus de sus antiguos propietarios. Uno de los elementos más llamativos es su tejado, el cual antaño estaría formado por las características tejas árabes de barro cocido. El generoso alero sobresaliente tiene una función clara: proteger los muros de las inclemencias del tiempo (en especial de la lluvia), además de remarcar el poder de quienes residían en su interior.
En la fachada apreciamos ventanas, de diferentes tamaños y disposición aparentemente irregular, así como algunas que se han tapiado. Este recurso, además de aportar intimidad y seguridad, permitía regular la entrada de luz y aire en el interior, adaptándose a las exigencias climáticas del entorno de la Serranía de Cuenca.
La residencia se compone de una planta baja y dos superiores, haciendo esquina, y siendo sin duda la más imponente de toda la localidad. En la zona baja, todavía apreciamos una gran puerta con arco de medio punto. Las ventanas en su día estaban protegidas por la característica forja castellana que todavía apreciamos en las localidades de esta tierra.
David Gómez de Mora