Nos encontramos ante otro de los
linajes de la pequeña nobleza local, y que en ocasiones veremos apellidarse bajo
la forma Ordóñez, así como Ordoño, o incluso Lara, estableciendo por norma
general una preferencia los varones de la familia por los dos primeros, así
como dejando el tercero para las mujeres. Probablemente ello se deba a causas
que se expliquen por las costumbres que antaño había en mucho de los pueblos de
la Manchuela, puesto que aquello suponía en diversas ocasiones el poder recibir
una herencia del correspondiente abuelo al que se invocaba el apellido, y que
solía acompañarse con el mismo nombre.
Poco sabemos sobre el origen de los
integrantes de este linaje, sólo que desde mediados del siglo XVI ya debían residir
en Buenache, como mínimo dos hermanos, Fernando Ordoño y Juan Ordoño, éste
último principal progenitor de la casa, ya que aunque el apellido que
intercalaba de forma salteada en generaciones posteriores no siempre siguió un
orden estricto, fueron variados los personajes que lo portaron dentro de las
muchas gentes de la historia de Buenache.
El
caso de Juan de Ordoño es tan interesante como el de otros muchos linajes de
este municipio, puesto que en su defunción manda ser enterrado en sepultura
propia, y que se halla ubicada en un lugar particular de la iglesia de San
Pedro, la nave de San Agustín.
Intuimos que la familia Ordoño estaba bien
posicionada, y guardaban alguna relación en sus ancestros con el linaje de los
Lara, de los cuales desconocemos también sus raíces.
A la pregunta de si eran nobles los Ordoño
(ya con sus matices para posteriores escritos donde queremos tratar la cuestión
de como se obtenía la hidalguía en muchos de los casos), hemos de decir que la
documentación nos indica que sí, pues no olvidemos como por ejemplo el famoso
Antonio Saiz de Zafra Martínez-del Castillo, y que ingresó en la Orden de
Carlos III, era en realidad por línea recta bisnieto de Martín Ordoño, éste
reconocido como miembro del estado noble. No olvidemos que Martín recogía el
apellido por su línea materna, y encima bajo la forma Lara, puesto que su madre
era Catalina de Lara, hija a su vez de Martín Ordoño, y que era descendiente
del tronco al que nos referimos, por lo que el personaje adoptó el nombre y
apellido de su abuelo materno.
La mujer de Juan Ordoño falleció
17 años más tarde que él, en 1588, con pago de 145 misas. De entre sus hijos
podríamos extendernos en las diversas líneas que se van abriendo. Por ejemplo
Catalina de Lara casó en 1580 con Alonso Carrasco de Posadas. Otra hermana de
Catalina fue Ana Ordoño, quien celebra sus bodas en 1587 con Sebastián Moreno
de la Mota, también de un linaje sobradamente conocido.
Juan Ordóñez de Lara pudo ser de
los hermanos más grandes, casando en 1574, y sobre el que podríamos escribir
algunas líneas adicionales en futuros escritos. Otro hermano fue Gabriel Ordoño,
así como María Herráiz de Ordoño, y que casó en 1586 con Francisco Hortelano.
Fruto de este enlace con la familia mercader de los Hortelano, nació la línea
de los Hortelano de Lara, y que ya desde los siglos XVII-XVIII gozó de cierto
renombre en el marco local. Ese fue el caso del hijo de ambos, Pedro Hortelano
de Lara, quien llegó a ser alcalde en diferentes ocasiones, tal y como sucedió
en 1633 ó 1636. Éste casó en 1620 con Isabel de la Fuente, y su hija Catalina
de Lara, al establecer nupcias con Alonso Cerrillo en 1670, solapó el apellido
Cerrillo de Lara en alguno de sus descendientes. Suponemos que las familias que
entroncaban con sus representantes, sabían de la solera que arrastraba su
linaje, de ahí que no resulte extraño la creación de formas compuestas cuando
el apellido podría perderse por la línea agnada y que vemos en los referidos
casos de Hortelano de Lara o Cerrillo de Lara.
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
Archivo Diocesano de Cuenca. Volúmenes
parroquiales de Buenache de Alarcón: libro I de matrimonios (1571-1606), Sig. 24/27, P. 575; libro II de
matrimonios (1606-1651), Sig. 24/28, P. 576; libro III de matrimonios
(1651-1678), Sig. 24/29, P.577; libro I de defunciones (1571-1592), Sig. 24/37,
P. 585; libro II de defunciones (1593-1629), Sig. 24/38, P. 586 y libro III de
defunciones (1629-1693), Sig. 24/39, P. 587