sábado, 27 de octubre de 2018

Las lluvias otoñales en Vinaròs (septiembre y octubre de 2018)

Siguiendo con el registro histórico de los episodios meteorológicos más destacados que hemos ido viviendo en Vinaròs, resulta imposible no hacer mención, y aunque sea una breve reseña no muy extensa, a los acontecidos hace unos días atrás.

Sin lugar a dudas es indiscutible que el día 19 de octubre pasará a la historia, por la cantidad de agua que circuló por la gran mayoría de las calles de nuestra ciudad, y es que cualquier punto donde hubiese una mínima pendiente descendente, se convirtió en una escorrentía, por donde láminas acuosas marrones se expandían a sus anchas.

La cifra de agua caída fue tal, que automáticamente nuestro municipio ha pasado a ocupar la primera posición de toda España, en lo que se refiere a agua precipitada en un intervalo de una hora, consiguiéndose la histórica cantidad de 169 l/m2. Lo que para hacernos una idea viene a significar que en Vinaròs llovió en 60 minutos 1/3 parte de lo que precipita durante un año entero.

Las agencias de previsión eran conscientes del riesgo al que se enfrentaba desde hacía unos días atrás nuestra tierra. No obstante, el golpe letal apareció justo cuando se creía que el riesgo iba finalizando, y que incluso se minimizó horas antes, tras decretar que pasamos a estar en alerta naranja, en lugar del nivel rojo en el que llevábamos varios días.

El causante del fenómeno fue lo que denominamos como un tren convectivo, en el que se intercalaron diferentes núcleos tormentosos que se sucedieron en cadena, lo que dio pie a un intenso período de descargas contundentes.

Afortunadamente toda la serie de núcleos convectivos de la tarde del 19 no azotaron de pleno nuestra ciudad, ya que varios de ellos se desviaron hacia el término de Sant Carles de la Ràpita, motivo por el que los números podrían haber sido incluso superiores. Recordemos que entre ambos días, se concentraron una cantidad de 100 l/m2 el día 18 y 164 l/m2 en la jornada siguiente.

Esto explicaría porque en puntos del municipio más orientados hacia el norte, la lluvia precipitada parecía superior, ya que realmente lo era, pues el centro del área de descarga se desplazó en un inicio hacia la franja catalana. Este tipo de factores son vitales para conocer como es el clima cuando nos vemos en niveles locales.

Y es que por ejemplo la distancia que puede existir entre la cuenca del barranco de Lo Triador, del barranco de las Salinas de la costa sur, puede ser crucial, puesto que en ese escaso espacio de varios kilómetros, la diferencia llega a ser de hasta el doble de lluvia caída, aunque hablemos de un mismo término municipal o arterias fluviales de tipología similar. Ahí radica nuestra insistencia en intentar conocer a fondo que variables geomorfológicas, pueden ayudar con una mayor precisión, a explicar el comportamiento de un barranco u otro dentro de un marco tan preciso. Prueba de estas notables variedades de agua en distancias cortas de las que siempre insistimos, pudimos presenciarlas el día 18 de octubre, cuando entre los municipios de Benicarló y Vinaròs, el umbral diferencial fue muy brusco. Así, durante dicha jornada, Benicarló registró un total de 240 l/m2, mientras que Vinaròs “sólo” 120 l/m2, es decir, el doble de lluvia acumulada en una distancia inferior a media docena de kilómetros. 

Calle del Pilar el 19 de octubre de 2018. Foto del autor

Respecto al comportamiento de los barrancos y especialmente el Cervol, hemos de tener en cuenta los fenómenos de precipitaciones externas, más que las de carácter autóctono. Si bien las segundas son cruciales para superar el umbral de absorción del suelo, y permitir que la escorrentía descendiente, consiga tener un desplazamiento netamente superficial, las primeras son las que incorporan durante la cuenca alta y media de la arteria fluvial las mayores cifras de agua que ésta descargará. En ese sentido fueron cruciales las lluvias registradas en municipios distantes a más de 30 kilómetros tierra adentro, puesto que la red hidrográfica de algunos de sus barrancos, acaban solapándose con el área del llano de Vinaròs. Ejemplo de ello lo vimos en Xert y Catí, en donde la precipitación total estaba por encima de los 150 l/m2.

Analizando este último mes, vemos como han sucedido varios episodios de lluvias, entre la que no habríamos de olvidarnos de la acaecida el 18 de septiembre. Durante la madrugada de esa jornada en cuestión de escasos minutos precipitaron cerca de unos 25 l/m2, que hicieron que de manera esporádica los principales paleobarrancos de la ciudad descargaran intensamente. Lo cierto, es que a este episodio no se le dio la mayor importancia, básicamente porque fue muy breve, además de que la hora en la que se produjo (2:25), fue seguido por muy pocas personas. Eventos repentinos de este tipo son muy habituales durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, así como en alguna lluvia de tipo de convectivo que se genera durante la estación estival.

Volviendo a las jornadas críticas de octubre, las lluvias que nos llevaron a estar bajo la situación de alerta roja, se iniciaron justo a las 00:00 del día 18, ese jueves desde su entrada hasta las 2:45, se registraron cantidades reseñables, que alcanzaron su máximo auge durante la 1:30, donde ya llevábamos unos 15 l/m2 acumulados. Trascurrido el día, y tras llegar la tarde, vimos como el máximo se manifestó entre las 19:45-20:30, cuarenta y cinco minutos en los que la cantidad e intensidad del agua fueron muy abundantes. En esos tres cuartos de hora comenzaron a concentrarse escorrentías considerables en numerosos puntos del término municipal, tal y como fue en los tramos de los principales paleobarrancos (calle de San Pascual, Plaza San Valente y calle del Pilar), junto otros múltiples enclaves de la localidad, como la plaza primero de mayo, en donde el agua fue notable, y que tampoco olvidemos que conecta con otra escorrentía, a través del viario que se incorpora por la calle de San Narciso, y que ya entraría en contacto con las aguas procedentes de las calles Raimundo de Alós, Almería, Madrid y zona de la avenida Pablo Ruiz Picasso. 

Elaboración propia. Fuente (datos extraídos del registro de meteovinaros.com)

En un primer momento, y en lo que se refiere a las últimas horas de la noche e inicio de la madrugada, preocupaba bastante la creación de una serie de núcleos tormentosos, que se solaparon a la altura de Castellón, por la suma de un ramal que procedía de las Baleares, con otro ubicado en las costas del norte de África. Finalmente, el agua se distribuyó hacia el sur de nuestra comarca, y las fuertes lluvias que se temieron, quedaron en cantidades menos importantes de lo que podrían haber sido. Parecía a priori que una vez superado este primer episodio, el peligro de la alerta roja ya había cesado, tanto es así que durante más de seis horas, no llovió ni una gota, hasta que a partir de las 10:00 del viernes 19, de nuevo comenzó a precipitar. Lo cierto es que podía haber sido una lluvia otoñal como otras muchas, incluso desde los servicios de emergencia se avisaba del cambio de nivel de alerta, reduciéndose de roja a naranja.

Elaboración propia. Fuente (datos extraídos del registro de meteovinaros.com)

Todo cambió a partir de la hora de comer, cuando comenzó a verse la llegada de una serie de núcleos convectivos, que siguiendo una formación encadenada, iban dirigiéndose hacia nuestra costa, de modo que a las 15:00 un primer grupo, y que acabará desviándose en su parte principal hacia Sant Carles de la Ràpita, dejó las primeras lluvias intensas de la jornada, parecía que el viento podía desplazar los siguientes focos tempestuosos, pero ello no fue así, y una serie de tormentas que entraban en formación, descargaron una tras otra, produciendo que durante un período de varias horas -de las que dos fueron cruciales (15:30 hasta las 17:30)-, Vinaròs concentrara una cifra récord de agua precipitada. Sin lugar a dudas, fue durante ese intervalo, cuando se alcanzó la situación extrema de caos, puesto que la ciudad quedó literalmente incomunicada, ya que muchas de sus calles se acabaron transformando en barrancos.

Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales, pues la situación podría haber causado mucho más daño. A partir de las 20:00, prácticamente la lluvia desapareció, y salvo algunos momentos puntuales, en la mañana siguiente del sábado 20 de octubre, el episodio de precipitaciones históricas, pudo darse ya por finalizado.


David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).