La
familia Barambio es uno de los linajes destacados de la zona de Piqueras del
Castillo y Buenache de Alarcón, que desde la segunda mitad del siglo XVII hasta
bien entrado el XVIII, tuvo una importancia crucial en la sociedad rural de
aquella época. En origen los Barambio nos remontan hasta la segunda mitad del
siglo XVI, momento en el que aparecen en Buenache, conduciéndonos sus raíces
hasta las tierras del norte de la Península.
Rápidamente
y con el trascurso de escasas generaciones, sus integrantes supieron medrar
socialmente, entablando una serie de matrimonios, que les ayudaron a obtener
cierto estatus, hasta el punto de que varios de sus hijos pudieron costearse
unos estudios que en aquellos tiempos no estaban al alcance de todos.
Así
lo hicieron diversos de los componentes que se vincularon con una formación
sacerdotal y teológica. Y es que la estirpe de los Barambio estará
estrechamente relacionada con la clericatura que inicialmente fueron
adquiriendo diversos de los representantes que portaron este apellido.
Poder
asociarse al ámbito eclesiástico ayudaba a potenciar el nombre del linaje, y
por lo tanto, favorecer la posición de sus descendientes en una sociedad
bastante desigual. A grandes rasgos los Barambio no aspiraron a salir muy lejos
de su demarcación natural, aunque no siempre fue así, ya que hubo algunos
personajes de la familia, que adquirieron una fama destacada, siendo el
principal referente Fray Don Francisco de Barambio. Éste llegó a ser maestro
graduado de filosofía, además de logar el grado en teología por la Universidad
de Alcalá de Henares, y posteriormente el doctorado. Don Francisco fue capellán
mayor del convento de capuchinas de Madrid, además de un gran erudito que
escribió algunas obras, como unos discursos filosóficos, teológicos, morales y
místicos; además de una pieza atribuida a su persona, titulada “Casos
reservados a su santidad”, y que debido a su contenido fue prohibida en 1694 (Apuntes,
nº 450).
Don
Matías, era sobrino del referido Fray Francisco de Barambio, aunque a
diferencia de su tío, prefirió quedarse cerca de su casa, y pasar sus días en
el municipio de Piqueras, donde ya parece que se establecerían sus padres, o al
menos eso intuimos, por el hecho de que su padre Juan de Barambio (marido de
Ana Blanco), es citado en el testamento de Don Matías, al pedir el clérigo como
preferencia que su cuerpo descanse en la sepultura de la Iglesia de Piqueras,
donde reposa su padre.
Sabemos
que este cura mandó un total de 400 misas por su alma y la de sus familiares,
cifra que ya nos revela parte de su poder. Don Matías dará a una prima dos
viñas a cambio de una misa anual para el día de su onomástica junto con los
bienes muebles que tiene en su casa de Buenache. También fundó un patronato de
legos sobre una vivienda nueva que edificó en la villa de Piqueras. Según
la referencia testamentaria, esta casa se hallaba en la plaza del pueblo, por
lo que pensamos que debería ser una de las viviendas que hoy se ubican en dicho
lugar.
Plaza del Ayuntamiento de
Piqueras del Castillo. Google Maps, 2017
Su
predilección por su sobrino Matías de Barambio, le hizo nombrarlo como primer
sucesor de aquella fundación, él era hijo de Juan de Barambio y María López
Martínez, vecinos de Buenache. Por aquel entonces Matías el sobrino del cura de
Piqueras se encontraba residiendo en Valera de Abajo, y es probable que con su
deseo de darle la casa a su sobrino, prefiriera que éste viniese hacia el
pueblo, otorgándole también dos bueyes junto con una carreta, además de
pertrechos de labor.
En
su lecho de muerte, cuando Don Matías se ve enfermo y manda redactar su
testamento el 4 de julio de 1752, pide que sus bienes restantes se otorguen en
dos partes iguales, una para los hijos de su difunto hermano Miguel de Barambio,
marido de María Saiz, junto con otro lote para su sobrino Pedro Hortelano de
Barambio.
Finalmente,
en un codicilo que manda elaborar el día siguiente, deja a la Iglesia de
Piqueras 20 fanegas de trigo, así como otras 40 para ayudar a dorar el retablo
mayor de la parroquia del municipio.
David Gómez de Mora