Hace escasas semanas ya publicamos un
artículo sobre la pieza de la Inmaculada de la Iglesia de Piqueras, y que como
hipótesis, creemos que podría estar relacionada con la antigua capilla de los
Ruiz de Alarcón, pues se hallaba dedicada a la misma advocación. Hoy nuestro
interés es diferente, pues querríamos centrarnos en otra obra pictórica, un
cuadro de mayor envergadura, y que posee
unas dimensiones de 2’60 x 1’50 metros junto con su respectivo marco. Se trata
de una obra dedicada a las almas del Purgatorio, enmarcado por una bonita pieza
de madera, que convierten la pintura en una de las más antiguas que se
conservan en la localidad, y que a continuación pasamos a describir.
El cuadro representa el motivo de la
Santísima Trinidad en la parte superior: Dios padre, a la derecha, con el orbe
y señalando a su hijo con la otra mano; Jesús con la cruz (símbolo de su
martirio y crucifixión) y en el centro la paloma del Espíritu Santo. Están en
un plano supra celeste y para ello se pintan sobre un suelo de nubes.
En un plano inferior hallamos la Virgen
del Rosario con el niño Jesús, portando el rosario en su mano. La Virgen,
vestida en manto azul y toga roja sigue la tradición medieval en cuanto a
indumentaria. Siendo intercesora entre Cristo y la humanidad.
A la derecha aparece San Miguel,
vestido con armadura típica y la balanza para pesar a las almas. Una balanza, a
la que por cierto, un demonio está intentando declinar a su favor, y que desde
su brazo se enrosca una serpiente (alusivo al mal). En el otro plato de la
balanza podemos observar un rosario.
Por último, en la parte inferior se evocan
las almas del Purgatorio rodeadas de fuego, por las que la Virgen ha de
interceder. En este sentido, sabemos que a partir del siglo XII se constata una
preocupación por el Purgatorio, representándose como un área intermedia de
dolor e incertidumbre, a la espera de un destino que llevase el alma del difunto
hacía un sufrimiento permanente o al Cielo.
Cuadro
de las almas del Purgatorio de Piqueras del Castillo
Y es que desde la Edad Media
iconográficamente el Purgatorio será un lugar con llamas, donde se estaba a la
espera de redimir los pecados, antes de conseguir alcanzar la salvación. En nuestro caso vemos como en Piqueras
existía una Cofradía de las Ánimas, así como durante las mandas de los
testamentos que realizaban las familias con más recursos de la localidad,
siempre se dedicaban una serie de misas, que además de ir dirigidas para sus familiares,
se destinaban también para las almas de aquellos que se hallaban en espera de
su purificación en el Purgatorio, rezando así por ellas. El temor de que el
alma quedara allí presa, potenciaba la búsqueda y acumulación de indulgencias,
a través del ingreso a las Cofradías. Como sabemos Piqueras contó con varias de
éstas a pesar de su reducido tamaño (es
el caso de la del Santísimo, las citadas almas del Purgatorio, además de
la del Rosario y la Vera Cruz).
Volviendo al lienzo, en el caso de la
Virgen y San Miguel, ambos ocupan el centro para interceder por la humanidad.
En cuanto a la ejecución pictórica, el
artista no es tan minucioso en los rostros, aunque controla bastante el espacio
y la volumetría de las figuras, usando ropajes con pliegues angulosos, además
de emplear un contraste brusco de los colores.
El marco está decorado con querubines
sobre rocallas, típicos del final del Barroco o Rococó de esta época, de ahí
que algunos autores como Romero y Arribas (2009, 163) hubiesen comentado que
podría haberse ejecutado durante el siglo XVIII.
Un período donde presenciamos un mayor
poder económico entre los habitantes del lugar, ya que se adquieren diferentes
piezas que renovarán y ampliarán la colección de elementos religiosos con los
que contará la Iglesia de Santiago Apóstol de Piqueras del Castillo.
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
-Romero Saiz, Miguel y Arribas
Ballesteros, Jesús (2009). Piqueras del Castillo. “Donde la Mancha empieza su
historia”. Diputación Provincial de Cuenca.