Los libros de Cofradías son una
fuente de información bastante interesante, en cuanto al papel que desempeñaron
varias de las familias que integraron las diferentes hermandades a lo largo de
su dilatada historia. Pues en muchos casos, durante siglos y siglos, algunas de
estas agrupaciones han conseguido pervivir hasta nuestros días.
La Cofradía la Virgen del
Rosario es una de las más famosas con las que contó Buenache de Alarcón por
diferentes motivos. Su estructura, como cualquier asociación religiosa de sus
mismas características, a mediados del siglo XVII se articulaba en torno a una
serie de figuras, entre las que destacaba la de sus mayordomos, y que en su
caso por norma general eran tres, de los cuales uno solía ser cura, que junto
con el alférez y un escribano que estaba de modo permanente, se encargaban
de controlar el estado de las cuentas. En el caso que nos ocupa, vemos como
durante los primeros años estudiados, aparece nombrado el prioste, responsable
de la decoración y seguridad de las tallas. Como vemos en el listado de sus componentes, la vinculación de la nobleza local en sus filas, realzaría más si cabe su nombre en relación con el resto de cofrafías que existían en el municipio, y que como bien sabemos, no eran pocas.
Los nombramientos se renovaban
cada año, y por lo que hemos estudiado en este primer volumen, solían
producirse durante los meses de marzo y abril. De modo que cada uno de los representantes,
nombraba al hermano que iba a relevarle en su cargo, siendo así con los mayordomos,
el alférez o el escribano si en este último caso había de producirse su
sustitución.
Por norma general los
mayordomos solían ser personas con capacidad económica, además de unos
conocimientos en contabilidad, y que por muy simples que nos puedan parecer a
los ojos de hoy, para aquella época en las zonas rurales de nuestra geografía,
eran todo un gran logro, pues estaban al alcance de unos determinados
privilegiados. Pensemos que por ejemplo en la Península durante 1860 el
porcentaje de hombres alfabetizados todavía era de un 31%, y no será hasta 1920
cuando se supera el umbral del 50% (de Gabriel, 1997). Es decir, que si nos
dirigimos a mediados del siglo XVII, veremos cómo las cifras que disparan las
tasas de analfabetismo son todavía más apabullantes.
Los mayordomos estaban
relacionados con las familias que disponían de rentas, siendo en muchos casos
labradores con cierto patrimonio, ya que no hemos de olvidar que en numerosas
cofradías estos abonaban una carga económica extra durante los gastos de las
festividades.
Dentro de la Cofradía, el
rector o religioso, era el encargado de representar y dirigir la institución,
que apoyándose en los mayordomos, a la hora de las recolectas, se encargaban de
colaborar con la función de tipo administrativo. El cargo de mayordomo estaba
aparejado a cierto honor personal, otorgando notoriedad y promoción a sus representantes.
Iglesia
de San Pedro Apóstol de Buenache de Alarcón (buenachedealarcon.com)
En el caso que nos atañe, vemos
muchos alcaldes y regidores ejerciendo este puesto. Siendo llamativo y
sintomático que en el momento del nombramiento anual de su sustituto, este no precisamente
por designios del azar, muchas veces acababa escogiendo a un hermano, hijo o
pariente muy cercano, revelándose indicios de promoción y realce social, que a
nivel local establecían algunas familias del municipio.
En el caso de Buenache hemos
estudiado varios de los linajes que acaban asumiendo este rol, estableciéndose
una clara relación entre las familias que disponían de recursos respecto con aquellos
cofrades que irán ocupando los cargos principales, que a pesar de su carácter
efímero, consideraban en muchos casos de suma importancia su ocupación, a pesar
del breve espacio de un año que les duraba.
No olvidemos que otra función
muy reconocida en las cofradías era el papel ejercido por el alférez, siendo el
encargado de portar el estandarte durante las procesiones, un puesto igual de
importante como el del mayordomo, tanto que sabemos cómo en muchas cofradías, existían
arcas en las que se almacenaban los estatus de la hermandad, junto con los
libros de cuentas y actas, y que bajo custodia de tres llaves, estaban repartidas
entre el Gobernador, el mayordomo y el alférez. En otros casos, solía ser uno
de los mayordomos el responsable de salvaguardar los libros en su casa, y que
en ocasiones podía ser el mismo cura que representaba el cargo de mayordomo.
Detallando por linajes locales,
estos son algunos de los integrantes que hemos apreciado como mayordomos y
alférez en las series que comprenden desde 1642 hasta 1673, en la hermandad de
la Virgen del Rosario de Buenache de Alarcón:
Alcaraz: Pedro de Alcaraz
(1652) y el Licenciado Bartolomé de Alcaraz (1650)
Beltrán: Pedro Saiz Herráiz
Beltrán (1649) y Julián Beltrán (1660)
Buedo: Bartolomé de la Parra
Buedo (1647) y el Licenciado Bartolomé de Buedo (1658)
Calleja: Diego Calleja (1663),
Esteban Calleja (1666) y Diego Calleja -el mozo- (1667)
Castillo-Reyllo: Doctor Reyllo
(1660, Prior de Belmonte), Diego Alfonso del Castillo y Reyllo (1667) y el Licenciado
Pedro del Castillo (1668)
Cerrillo: Alonso Cerrillo
(1658) y Francisco Cerrillo de Párraga (1673)
Cisneros: Miguel López de
Cisneros (1657)
Hortelano: Sebastián Hortelano
(1645), Pedro Hortelano (1647), Francisco Hortelano (1648), Sebastián Hortelano
-el mozo- (1648), Cristóbal Hortelano (1656, siendo alcalde en 1661 y 1664),
Gil Hortelano (1657), Andrés Hortelano Herráiz (1658), Pedro Hortelano (1668) y
Tomás Hortelano (1669)
López de Gonzalo: Marco López
de Gonzalo (1668)
Martínez-Herráiz: Alonso
Martínez-Herráiz (1665)
Merchante: Diego Martínez
Merchante (1649)
Moreno: Fernando Saiz Moreno
(1643, siendo alcalde los dos años anteriores, como en 1659), Alonso Moreno
(1644), Miguel Moreno (1648) y Juan López Moreno -mayor- (1659)
Moya: Licenciado Julián de Moya
(1667)
Muñiz/Muñoz: Francisco Muñiz
(1668)
Ordoño de Lara: Pedro Hortelano
de Lara (1642 y 1667, como alcalde y familiar del Santo Oficio) y Juan Ordoño
(1672)
Rojas: Pedro de Rojas (1650)
Parra: Luís de la Parra (1644),
Pedro de la Parra (1645), Juan García de la Parra (1647), Mateo de la Parra
Monteagudo (1651) y Mato de la Parra, Comisario del Santo Oficio (1656, 1664 y
1669)
Pérez: Pedro Pérez Hortelano
(1650), Marco de Cuenca Pérez (1660), Licenciado Pedro Pérez de Arias (1666),
Pedro Hortelano Pérez -menor- (1670), Fernando Pérez (1671 como alcalde) y
Mateo Pérez -menor- (1673)
Ramírez de Arellano-de Toro:
Francisco Ramírez (1661), Pedro Ramírez (1662) y Juan de Toro (1663)
Rentero-Campos: José García
Rentero (1646) y el Licenciado Diego Rentero Valera (1651)
Saiz-Carnicero: Pedro
Saiz-Carnicero (1673)
Salonarde: Miguel Salonarde
(1655 y 1659)
Ximénez: Licenciado Francisco
Ximénez Moreno (1649 y 1662)
Zafra: Andrés de Zafra (1642)
David
Gómez de Mora
Bibliografía
-ARCHIVO DIOCESANO DE CUENCA,
Sig. 24/74, P. 622. Libro primero de la Cofradía de la Virgen del Rosario
(1644-1680) de Buenache de Alarcón.
-DE GABRIEL, Narciso (1997).
Alfabetización, semialfabetización y analfabetismo en España (1860-1991).
Universidad de A Coruña. Revista Complutense de Educación, vol. 8, nº1, 1997.
Servicio de Publicaciones. Universidad Complutense. Madrid, 1997.
-GÓMEZ DE MORA, David (2017). Las
élites de Buenache de Alarcón durante el siglo XVII (sus alcaldes). En:
davidgomezdemora.blogspot.com
-GÓMEZ DE MORA, David (2018).
Las élites de Buenache de Alarcón siglos atrás. Notas personales y apuntes
genealógicos. En: davidgomezdemora.blogspot.com