El ciervo fue un animal muy vinculado con nuestro territorio siglos atrás, tal y como lo demuestra el registro toponímico de lo que hoy son algunos de los municipios de la comarca del Baix Maestrat.
Sabemos que en los restos de fauna hallados en la excavación del poblado íbero del Puig de la Misericòrdia de Vinaròs, se encontraron una gran cantidad de huesos de esta especie, lo que demuestra que este animal era cazado por los primeros pobladores que comenzamos a tener mejor estudiado en este territorio, es decir, los habitantes de nuestro entorno hace ya más de 2500 años.
Como curiosidad, comentar que en la misma ermita del Puig de la Misericòrdia, todavía se conserva una representación cerámica, que escenifica una escena de caza, donde apreciamos una pareja de estos animales.
Sobre la población del ciervo en el norte de Castellón, decir que la especie acabó desapareciendo de nuestras tierras en el periodo transicional del siglo XIX al siglo XX, siendo los bosques de la Tinença de Benifassà el reducto natural en el que resistieron los últimos ejemplares.
El avance de la agricultura y consiguiente explotación del medio (al reducirse paulatinamente la masa forestal), sin olvidarnos de la caza a la que se expuso, llevaron a que la especie comenzara a desaparecer. A esto cabe sumar, que los agricultores, verán siempre en el ciervo una amenza que provocaba daños en sus tierras de cultivo, de ahí que la persecución fuese todavía más intensa.
En el caso de las tierras del norte de Castellón, apreciamos como el nombre de este animal aparece en diferentes lugares, siendo el caso del río Cervol y que desemboca en Vinarós, como en la rambla Cervera, y que finaliza su trayecto en la vecina localidad de Benicarló. Esta última toma su nombre del municipio por donde pasa, Cervera del Maestrat, cuya etimología deriva de la palabra “Cervaria”, es decir, tierra de ciervos o lugar donde abundan los ciervos, tal y como ya comentaría Joan Coromines en el Onomasticon Cataloniae (Volum: III Pàgina: 365 Columna: a Línea: 13).
El mismo autor llega a plantear que los nombres de ambos cauces (Cervol y Cervera), se deben seguramente al caso repetitivo de dos ríos casi gemelos, en el que uno da un nombre diminutivo o modificativo del otro, tal y como sucede con el Merdanç y el Merdançol, la Noguera y la Noguerola o Noguereta, el Tajo y el Tajuña, o el Garona y Garonetes (Volum: III Pàgina: 366 Columna: a Línea:1), algo lógico, si tenemos en cuenta que ambos van paralelos a escasa distancia y se enmarcan dentro de una misma tipología de cauces fluviales.
David Gómez de Mora
Referencia:
oncat.iec.cat