martes, 25 de agosto de 2020

Apuntes históricos sobre diversas familias de la nobleza bonachera

Uno de los documentos que se adjuntan dentro de las informaciones genealógicas que se le realizaron a Pedro del Castillo Reyllo y su esposa María Saiz Chicano, es el de un padrón en el que se recoge con nombre y apellido las diferentes personalidades del Buenache del siglo XVI, con motivo de la averiguación sobre que vecinos estaban reconocidos como caballeros hidalgos dentro de la localidad. Ciertamente hay que partir del contexto en el que se produce esta información, pues viene a colación de la demostración de nobleza de los antepasados de uno de los pretendientes que deseaba ingresar en el Santo Oficio conquense. 

Como ya comentamos en artículos anteriores, los Castillo-Reyllo arrastraban el sambenito de algunos antepasados conversos, como será el caso de los Flores, quienes acabarán reconociendo que fueron penitenciados, señalando de este modo a la mujer del matrimonio de Hernando de Flores (Mencía de la Muela), o al tío de este, de quien también había constancia sobre su proceso. Es por ello que muchas veces este tipo de documentación ha de ser tomada con cautela, no obstante, su funcionalidad al final acababa siendo la que a nosotros nos interesa para estudiar a fondo este tipo de sociedades rurales, pues se convierte en una herramienta indispensable para comprender los intereses que premiaban a la hora de legitimar socialmente el estatus de un linaje, independientemente de las reglas del juego que hubiesen establecidas. 

Si analizamos los nombres que aparecen descritos en el listado, veremos como se mencionan un total de diez caballeros y dos clérigos. Cifra ciertamente baja, puesto que tenemos constancia de que había otras familias que poseían este tipo de reconocimiento, de ahí que el traslado documental se podría haber centrado sólo en la parte que únicamente interesaba a la familia del aspirante, tal y como nos lo harían intuir sus dos antepasados y que aparecen subrayados. Los nombres recogidos vienen a ser los siguientes:

Juan de Lezcano 

Bernabé de Reyllo (subrayado) 

Fernando de Flores (subrayado) 

Cristóbal de Sepúlveda 

Pedro de Hergueta 

Alonso de Guzmán 

Juan González 

Pedro Muñoz 

Jaime Pérez 

Quílez Martínez (clérigo) 

Pedro Carrasco (clérigo) 

Gerónimo de Zamora 

Obviando a los representantes de la Iglesia, comprobamos una serie de apellidos sobre los que hemos podido recopilar diferentes datos. Algunos en cambio desconocemos parte de su historia y procedencia, motivo por el que nos gustaría tratarlos más a fondo en un futuro artículo, en el que dispusiéramos de más información, es el caso de Cristóbal de Sepúlveda, o el de los González, y que debido a su elevada profusión, por lo que respecta a este último, preferimos reservarnos para más adelante, con un desglose detallado de la línea bonachera. 


Padrón de hidalgos de Buenache de Alarcón (AHN, fol. 28)

Los Lizcano son una familia procedente de tierras vascas que se asentarían en la población durante la primera mitad del siglo XVI, estos invocaban a su sangre vasca que les otorgaba la famosa hidalguía universal, apoyándose en la casta de la casa de los Urreta de Lezcano. Recordemos que los Ruiz de Alarcón (Señores de la villa, a través de Diego Ruiz de Alarcón, con quien Juan mantendrá un nexo muy estrecho), resultaron cruciales en la situación que vivirá el linaje durante las primeras décadas desde que se empadronaron en el municipio. Y es que la relación entre ambas familias calaría hondo, de lo que queda testimonio en las reiteradas ocasiones en las que sus dos nombres aparecen ejerciendo mutuamente de padrinos o testigos en los nacimientos de algunos de sus hijos. 

El caso de los Reyllo es bastante conocido, pues lo hemos analizado en diversas ocasiones, pues además de conseguir ser una de las familias más poderosas e influyentes del lugar, se harían con una capilla privada dentro de la Iglesia de San Pedro, materializando el ensalzamiento social de bastantes representantes del linaje cuando ostentaron el cargo de Prior en la Colegiata de Belmonte, hasta vivir en la ciudad de Cuenca, donde entroncarían con las grandes familias de la capital (es el caso de los Mendoza), sin olvidar la posesión del Señorío de Marín y Zarza. 

Sobre los Flores ya hemos reseñado anteriormente como surge su hidalguía, pues esta parece ser producto del intento de demostrar su sangre cristiana ante las acusaciones que inmiscuían a la familia de los Castillo-Reyllo. Por otro lado, tenemos el caso de otros linajes de la pequeña nobleza local, como los Ergueta/Hergueta, una familia que entablará enlaces con casas de labradores del municipio y que no tendrá unas miras de proyección que abarquen más allá del ámbito local. Un fenómeno similar les sucederá a los Guzmán, quienes siguiendo una política matrimonial bastante similar a los anteriores, harían todo lo posible para enaltecer el nombre del linaje. No olvidemos que en las acusaciones del informe sobre la ascendencia de los Castillo-Reyllo, algunos de ellos aparecerán como testigos, lo que comportará una serie de comentarios críticos hacia sus testimonios, como cuando se recoge que en una conversación mantenida entre Miguel López de Cisneros y María de Guzmán “estando los dos en la huerta le dijo a esta el dicho Miguel López que hay Jimena, o, Guzmana que no se cual apellido de los dos te llame que solo que ambos son buenos, y estos trinchados de Pedro del Castillo se firman Ximénez y aunque son buenos por este apellido no son de los nuestros, y esta testigo le dijo al dicho Miguel López que callase y no se metiese en estas cosas” (fol. 153).

Obviamente los Guzmán sabían los problemas que ya había arrastrado su familia anteriormente, tras haber tenido una causa con el Santo Oficio, de ahí que era importante no hacer mucho ruido y mantener un apellido que en la ciudad de Cuenca, como en el resto de la provincia era alarde de hidalguía y solera. Idéntica operación establecieron los Ximénez, que acompañado con un Cisneros cargaba de fuerza la línea familiar al pretender hacerla descendiente de la casa del famoso cardenal. Este tipo de operaciones estaban a la orden del día, de ahí que la estrategia se repetirá con otras familias, como sucederá con los López de Molina, y que en alguna ocasión acabarían invocado a la poderosa casa de los Malo de Molina. 

Tampoco podíamos pasar por alto a los Muñoz, otro linaje afincado desde tiempos antiguos en el municipio, y con una reputación sobradamente conocida, lo que le permitirá tener a lo largo de los siglos diferentes representantes ostentando la vara de alcalde, además de entroncar con familias de labradores acomodadas. En el padrón de hidalgos se apuntó el nombre de Pedro Muñoz, personaje que veremos en diferentes reseñas de los libros parroquiales. Como sabemos en ocasiones intercalaron su apellido con la forma Muñiz, perteneciendo por tanto en realidad a la misma familia. 

Sobre los Pérez ya hemos dedicado algunas publicaciones, la última de ellas la vinculada con el Bachiller Alonso Pérez y Pérez, de quien precisamente se nombra en su expediente al personaje recogido en el padrón, y que como podemos comprobar, ya era tenido como miembro del estado noble, cuando un testimonio en relación con el padre de Alonso, dice que “a los parientes de Álvaro Rubio, como son Jaime Pérez, el cual Jaime Pérez era muy hidalgo, y el dicho Julián Pérez era por la madre primo hermano del dicho Álvaro Rubio”. Obviamente este dato guarda bastante interés, pues hace que debamos plantearnos si la casa de los Pérez asentada en Buenache, pudo tener en realidad vínculos con el ámbito de la nobleza local. 

Ya para finalizar nos encontraríamos con la mención de Gerónimo de Zamora, apellido que en la vecina localidad de Piqueras del Castillo también tenía reconocida su hidalguía. No olvidemos que esta familia fue la mano derecha de los Señores de ese lugar, especilamente en tiempos de Juan de Valencia, lo que obviamente tuvo que ayudar de manera decisiva a su ennoblecimiento. Salvando paralelismos o comparaciones, creemos que en Buenache los Lezcano ejercieron un mismo rol social que los Zamora con sus respectivos Señores, pudiendo estar ahí la clave de su proyección, funcionando como linajes locales que obtendrían favores al demostrar su pleitesía a la principal figura del poder local. 

David Gómez de Mora 


Bibliografía: 

* Archivo Histórico Nacional. Informaciones genealógicas de Pedro del Castillo Reyllo y de María Saiz Chicano. Inquisición, 1551, expediente 6. Año 1661 

* Gómez de Mora, David (2019). “Los Urreta de Lezcano en Buenache de Alarcón. Apuntes genealógicos”. En: davidgomezdemora.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).