miércoles, 19 de agosto de 2020

Notas genealógicas sobre el linaje Guzmán en el área conquense

Entre las muchas familias que integraron la nobleza de estas tierras, sería imposible obviar el caso de los Guzmán. Un linaje con historia, sobre el que se pueden plantear bastantes interrogantes, que a veces resultan imposibles de esclarecer, como resultado de la mezcla de realidad y ficción generada en la construcción de su relato genealógico. En este sentido, la historiografía ha ido mostrando paulatinamente, las complejidades y vicisitudes que nos ofrecen los contenidos de las pruebas y testimonios recogidos por los expedientes de candidatos que deseaban ingresar en las ordenes de caballería. Obviamente el caso que nos ocupa no iba a ser para menos, pues analizando a fondo algunos de estos informes, apreciaremos suficientes evidencias, que nos llevan a determinar lo poco que hay de cierto en mucha de la información que se recoge en sus hojas.

Primeramente, tenemos el caso de la línea noble de los Guzmán afincada en la ciudad de Cuenca, quienes, aprovechando su poder e influencias, así como el patrimonio del que disponían en Ribatajada, crearon un vínculo que con el tiempo pasaría a integrarse dentro de este Señorío. Ello unido anteriormente a la adquisición de la capilla de Santa Catalina (en la Catedral de Cuenca) como zona de enterramiento familiar, validará todavía más si cabe su poder.

A lo largo del siglo XVII sus representantes irán ingresando dentro de la orden de Calatrava, en busca de legitimar un pasado, que poco o nada tenía de verídico. Sobre como consiguieron adquirir la capilla familiar en un lugar tan privilegiado, nos remitimos a la conferencia abordada por Miguel Ángel Albares (1), quien ya comenta como a finales del siglo XVI, cuando el cabildo ante la difícil situación económica en la que se encontraba, estudió la posibilidad de conceder al regidor don Luis de Guzmán (esposo de Mariana Muñoz de Piqueras y sobrina del Obispo Miguel Muñoz (2)) este espacio tras haber mostrado interés en poseerlo. En principio el coste de partida para tratar esa compra partía de 5000 ducados, finalmente la operación se acabaría cerrando con un pago de 2300.

Los orígenes de esta familia son inciertos, pues por las mismas fechas veremos los nombres de unos regidores por el estado noble en los procesos de Inquisición, llamados Luis junto con su hijo Gaspar de Guzmán, figurando como representantes de una casa bien posicionada que en sus días estuvo al servicio de los Duques del Infantado, no obstante, en fechas similares leeremos las referencias de los personajes conquenses con idéntico nombre y apellido, cuyas raíces según apuntan los expedientes militares, nos retrotraen a su vasallaje con la casa del Duque de Maqueda. Para mayor de las casualidades, ambos Luises, ingresarían en escaso tiempo dentro de la Orden de Calatrava, hechos que como mínimo no deja de ser curioso y que no hemos de perder de vista en el momento de pretender analizar a fondo su evolución histórica y consiguiente proyección.


Capilla de los Guzmán o de Santa Catalina de la Catedral de Cuenca. Imagen: elarteencuenca.es

Más adelante, los Guzmán de Cuenca se harán con una de las plazas de secretario del secreto del Santo Oficio, un punto a favor a la hora de intentar borrar cualquier huella de su pasado, especialmente cuando se afirmaba que el linaje procedía de Ávila, a través de la figura de un caballero llamado Gil González, de donde emanarán varios vástagos, entre los que se encontrará Gabriel de Guzmán (alcaide de la fortaleza de Chinchilla), junto con el cabeza de la casa de los Niño de Guzmán. Se dice que este Gabriel casaría con Luisa Caja, de donde nacerá una hija y que será la madre del regidor que comprará la capilla de la catedral a finales del siglo XVI. Su esposo sabemos que procedía de una familia de raíces conversas afincada en la tierra de Huete.

Contrastando los expedientes de caballería (3 y 4), además de las anotaciones que tenemos sobre los estudios de otras líneas de este mismo apellido, llegamos a la conclusión de que los Guzmán de Cuenca intentaron escurrir cualquier sospecha que los portara hacia los tiempos en los que la familia pudo estar asociada a un pasado que distaría mucho de ese relato caballeresco que se reflejará en los testimonios de las referencias documentales.

Sus nexos con la Inquisición quedarán confirmados a partir del siglo XVII, cuando el reconocimiento en la Orden de Calatrava de diversos integrantes los convertirá en una de las casas más importantes de la nobleza instalada en la ciudad. Sabemos que Luís de Guzmán Vicuña (hijo de Gaspar y Juliana), quien veremos según las fuentes casado a lo largo de su vida con al menos dos esposas llamadas Luisa, fue Alguacil de la Inquisición de Cuenca. Éste adoptaría el apellido Vicuña por la línea de su madre, quien procedía de tierras alavesas. Su estrategia tenía como propósito desvincular las raíces de sus ancestros con la zona alcarreña, pues por aquellos tiempos nadie ponía en tela de juicio el grado de cristiandad de las gentes oriundas de la franja del norte peninsular.

Como decíamos a partir del siglo XVII, el control de la plaza de secretario del secreto del Santo Oficio les permitió limpiar cualquier tipo de sospecha, pues ya desde hacía décadas atrás la capilla de Santa Catalina estaba en su posesión, por lo que varios de los descendientes verán en la orden de Calatrava la posibilidad de lanzar balones fuera en lo que respecta a las sospechas que pudieran acecharles en torno a sus orígenes. Hemos de recordar que el linaje ya se había adjudicado la plaza de regidor por el estado noble, lo que unido a una incesante movilidad de un lugar a otro, les permitiría desprenderse de cualquier tacha de conversión que pudiera afectarles.

A partir del enlace de Antonia con un Villoria, veremos como éstos solaparán el apellido, además de identificarse con el señorío de Ribatajada, el cual se creó por la cantidad de bienes que tenían dentro del mayorazgo vinculado con ese municipio. Sus relaciones con el cargo de secretario del secreto no sólo les servirían para autorizar actas, edictos y diligencias, sino también a la hora de acceder a libros verdes junto otro tipo de documentos en los que probablemente trocarían acusaciones o sospechas que pusieran en tela de juicio la reputación del nombre de su linaje.

La utilidad de la capilla como lugar de propaganda de la familia era otro de las finalidades que se le daban a este tipo de espacios arraigados con la nobleza. En el caso que nos ocupa veremos una inscripción en la que se menciona a Isabel de la Torre (mujer de García Zapata), como tía de un miembro de la familia Guzmán. Hemos de destacar que la figura de esta mujer ya fue brevemente mencionada cuando incidimos en las relaciones de poder entre los Zapata y los Torre en la localidad de Barchín del Hoyo (5).

Por último, dentro de la estrategia que buscará la consolidación de la genealogía del linaje, hemos de estudiar el escudo que hay en el interior de dicha capilla, puesto que entre sus blasones apreciamos el de los Salazar de la Torre. Una apreciación personal que hemos realizado al analizar el expediente de Luís de Guzmán Torres, donde se nos informa que éste era descendiente de esa familia de sangre optense. El referido blasón se compone de trece estrellas de oro en campo de gules junto a una torre dorada con dos leones rampantes a cada uno de sus lados.


Genealogía del linaje Guzmán vinculado con la capilla de Santa Catalina de la Catedral de Cuenca, de acorde a la información de los expedientes de caballería referidos (elaboración propia).

El caso de los Guzmán de Buenache de Alarcón es bastante indicativo de como en ocasiones las familias emplearán apellidos, que a pesar de no guardar en origen nada de cierto con el linaje que pretendían rememorar, les servirá para apropiarse de una identidad que portaba implícitamente una nobleza que mejoraba su imagen y estatus. Seguramente sus ataques contra los Santacruz (moriscos y amigos de los Ruiz de Alarcón, quienes eran Señores de Buenache), acabarían resultándoles contraproducentes. Conocemos al respecto un expediente de la Inquisición de Cuenca (6), en el que se habla sobre Alonso Sáez de Guzmán, quien se dice que “renegó de Dios, a lo que fueron testigos Pablo de Santacruz y Juan de Toro, así como renegó de los ángeles, a lo que fue testigo Alonso Pérez Parra”. Pablo especificaba que “le oyó decir que renegaba de quien le bautizó y de los ángeles y que los diablos se llevarán su alma. Como la de sus padres y todo su linaje”.

Tampoco podemos pasar por alto la línea noble de los Guzmán (7), cuyo pasado más que sospechoso de conversión se aprecia en los orígenes de su genealogía, por no mencionar aquellos lazos familiares con linajes declarados y sentenciados por el Santo Oficio como judíos. Un fenómeno que apreciaremos en la rama de los Señores del Provencio. Tampoco podemos pasar por alto la casa de los Carrillo-Guzmán, quienes por su entronque con los Coello emparentarán con los Señores de Montalbo.

La conclusión a la que llegamos una vez analizadas algunas de las diferentes líneas que hemos estudiado en la provincia de Cuenca con en este apellido, es que a sus poseedores les interesó hacer uso del mismo, aprovechando la situación pujante en la que se verán muchos de sus portadores a partir de finales de la segunda mitad del siglo XVI.

La sociedad de clases de la época junto con las imposiciones marcadas desde la Inquisición en el momento de considerar que familias eran las que reunían una serie de requisitos, aceptables como modelo de un linaje de la nobleza de la época, motivarán que cada una adoptara un conjunto de estrategias dependiendo de sus posibilidades. De ahí que por una parte unas se conformarán con la mera adquisición del apellido con tal de ser reconocidas como hidalgas en su lugar de asentamiento (en el caso de Buenache de Alarcón), pasando por el proceso de crecimiento y obtención de bienes de la línea de la ciudad de Cuenca, hasta acabar en las alianzas, aspiraciones y control de señoríos, que veremos en la línea principal que controló los espacios de poder de la Manchuela desde finales del medievo. Debemos de entender pues, como este grupo de familias acabarán siendo fruto de un movimiento social, que prácticamente no dejaba mucho margen a quien pretendiera crecer y mejorar sus condiciones de vida, en las que prejuicios, contradicciones y un sinfín de otros tantos factores, les conducirán a tomar este tipo de decisiones, y que a estas alturas ya resultan imposibles de obviar.


David Gómez de Mora

 

Bibliografía:

(1) Miguel Ángel Albares y Albares, “La capilla de Santa Catalina”. Ciclo de conferencia de los lunes culturales en la Catedral de Cuenca (11/11/2019)

(2) Expediente de la Orden de Santiago. Gaspar Guzmán y Niño (1606). Archivo Histórico Nacional

(3) Expedientes de la Orden de Calatrava de Francisco Antonio Guzmán y Vicuña (1660), Antonio Alarcón y Guzmán (1631) y Luís de Guzmán Torre (1600). Archivo Histórico Nacional

(4) Cadenas (de) y Vicent, Vicente (1979). Revista hidalguía. Extracto de los expedientes de la Orden de Carlos 3o., 1771-1847, Volumen 4. Nº 1193, exp. 587, aprobado el 7/2/1795, Santiago Guzmán de Villoria y Villanueva Pacheco y Aulestia.

(5) Gómez de Mora, David (2020). Notas genealógicas sobre los Perea Zapata de Barchín del Hoyo. En: davidgomezdemora.blogspot.com

(6) Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo 390, nº 5552, año 1616.

(7) Archivo Gómez de Mora, nº389. Anotaciones sobre linajes conversos de Cuenca (inédito)

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).