Con ocasión del artículo que
redactamos hace un año sobre las élites locales que residían en Buenache de
Alarcón, dedicamos un pequeño apartado a una familia del ámbito local sobre la
que muy poco se ha escrito, y de la que en un futuro no nos cabe la menor duda
que podrán publicarse diferentes referencias, debido al papel que desempeñaron
algunos de sus representantes dentro del área de estudio que nos encontramos
trabajando.
El apellido Piqueras lo vemos
asociado con una de las familias destacadas de la burguesía rural del lugar.
Terratenientes locales, que dentro del modesto espacio geográfico sobre el que
se movían (con sus consiguientes limitaciones sociales), consiguieron dar una
posición eminente a algunos de sus descendientes. Desconocemos si estos Piqueras
que abordamos guardan alguna relación con otros miembros, que en la ciudad de
Cuenca fueron integrantes del Santo Oficio. Otros portadores de este apellido
si nos resultan familiares, es el caso de la familia Piqueras avecindada en
Barchín del Hoyo, y que tuvo un peso decisivo en la disputa por el control de
las tierras contra la casa de los Buedo.
Sin lugar a dudas la línea
bonachera que procede de Ana de Piqueras (esposa de Alonso de Utiel),
establecerá políticas matrimoniales con linajes locales que se encontraban en
una situación acomodada (es el caso de los Pérez, Moya, Barambio, entre otros…).
Litografía
que representa a un labrador de la Mancha
Alonso y Ana tuvieron varios descendientes,
uno de estos fue Alonso de Utiel, quien dejó como sucesora una hija llamada Ana
de Piqueras. Esta casó con Pedro Lozano, y su hijo Blas Lozano de Piqueras tras
establecer alianza matrimonial con Ana de Moya en 1639, tuvieron por hijo al
Licenciado Julián de Moya Lozano. Julián alcanzó el cargo de Comisario del
Santo Oficio en la localidad, falleciendo en 1707 con pago de 700 misas.
Mientras tanto el resto de
líneas seguían prosperando, pues la prima hermana de Ana de Piqueras casó con
Francisco de Barambio (fallecido en 1682, fundador de una memoria y solicitante
de más de 200 misas el día de su defunción, así como descendiente de una
familia que hemos estudiado en varias ocasiones), de quienes nacerá su hija María
Saiz de Piqueras, la cual selló alianzas matrimoniales con Pedro de Ontangas.
Su esposo heredó un vínculo por el costado de su tío y ella murió en 1704 con
manda de 230 misas.
Otra línea bien asentada, fue
la descendencia de otra prima de las citadas Ana y María. Se trataba de Ana de
Piqueras, esposa de Benito García de la Vela. De su enlace nacieron algunas
hijas, una fue Ana de Piqueras (fallecida en 1707 con manda de 236 misas), otra
era María Saiz de la Vela de Piqueras. La primera casó con Juan Verde (quien
mantuvo un pleito por la herencia de un vínculo que fundó el señor don Fernando
de la Parra -canónigo de la Iglesia y Catedral- contra el abogado Diego de la
Parra), fruto de su matrimonio procreó a María García de Piqueras (quien murió
en 1707 con pago de 200 misas). En cambio María casó con Miguel Herráiz. Ésta
falleció en 1710 siendo viuda, mandando 462 misas.
Sin lugar a dudas la ejecución
de testamentos, como la pertenencia de bienes agrícolas de las distintas líneas
de la familia, nos reflejan un ejemplo de labradores bien posicionados, que sin
proyectarse más allá del marco local u ocupar puestos de relevancia en el
ámbito eclesiástico, supieron mantener un conjunto de políticas matrimoniales
que les sirvieron para salvaguardar un nivel de vida propio del poseído por la
pequeña burguesía local, y que imperaba por aquellas fechas en los espacios
agrícolas de los campos manchegos
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
* Archivo Diocesano de Cuenca.
Libro III de defunciones (1629-1693), Sig. 24/39, P. 587
* Archivo Diocesano de Cuenca.
Libro IV de defunciones (1694-1735), Sig. 24/40. P. 588
* Genealogía de la familia
Gómez-de Mora Jarabo.