sábado, 7 de septiembre de 2019

Los Urreta de Lezcano en Buenache de Alarcón. Apuntes genealógicos


Hace unos días publicábamos un pequeño artículo sobre el origen de la familia Urreta en el territorio conquense. Un linaje procedente de una bonita aldea guipuzcuana, que antes de su instalación en el área meridional de esta provincia, residió en la madrileña localidad de Torrejón de Velasco. Es por ello que en esta ocasión nos gustaría profundizar un poco más sobre la herencia que dejaría el hidalgo Juan de Urreta, centrándonos especialmente en el fleco de sus descendientes que aflorarán en Buenache a partir del siglo XVI.

A medida que vamos consultando más documentación eclesiástica de esta época, no nos cabe ninguna duda de que el gran protector de los Lizcano o Lezcano en Buenache fueron los Ruiz de Alarcón, Señores de dicha villa. Don Diego Ruiz de Alarcón, con quien Juan mantendrá un nexo muy estrecho, fue crucial en la situación que vivirán los Urreta a lo largo de las primeras décadas desde que éste se empadronara en el lugar. La relación entre ambos calaría, y así queda testimonio en reiteradas ocasiones cuando sus dos nombres aparecen ejerciendo mutuamente de padrinos o testigos en los nacimientos de algunos de sus hijos.

Como apuntábamos, la descendencia de Pedro de Lezcano, hijo del progenitor, a través de su matrimonio con Catalina de Moya, hará que el apellido se prolongue en algunas líneas. Así sucederá con Catalina, quien en 1596 casó con Bartolomé de Cuenca. Es precisamente a partir de este entronque cuando apreciamos enlaces que revelan el interés de los integrantes por crecer y abarcar un mayor grado de influencias en el municipio.

Sin lugar a dudas la boda de Andrés de Lizcano en 1690 con Catalina Ximénez Pérez de Alarcón no fue casual. Así como tampoco la de María de Urreta Lezcano, quien en 1586 selló alianzas con Alejo de Cobera, descendiente de los Rojas por su costado materno, y cuya hija entablará matrimonio con la línea de los López de la Osa, relacionada en la vecina localidad de Barchín con el ámbito de la ganadería.

Caserío de los Urreta, en Albiztur (Gipuzkoa). Imagen de guregipuzkoa.eus

Si bien los Urreta supieron aprovechar su situación privilegiada (pues Juan presentó su ejecutoria años más tardes de que su primo lo hiciera en Borox),  otras familias vascas con genealogías muy similares nunca llegaron a conseguirlo. Lo cierto es que los Lizcano tiraron más de su trayectoria hidalga, en detrimento de la búsqueda de un medraje a través del clero local o el Santo Oficio, tal y como harían linajes de un rango similar. Suponemos que el reconocimiento de su hidalguía junto con su acercamiento a los Señores de Buenache, eran credenciales más que suficientes para descartar una proyección vía confesional.

Las armas de los Urreta de Albiztur se representan en campo de oro, con un árbol de sinople, acompañadas por dos lobos en sable empinados hacia el tronco. Enmarcándose en bordura de gules con ocho sotueres de oro. Con el trascurso de las generaciones, la familia empezó a eliminar el apellido Urreta, tirando más del materno, y que portó el progenitor de la línea bonachera, en alusión a su madre Juana de Lezcano.

Desde luego la decisión no será casual, pues en realidad la forma Lezcano/Lizcano tenía una mayor influencia. Suponemos que la familia consideraría prioritario con el trascurso de los primeros asentados su uso, pues dentro de la nobleza vasca, la tradición oral que vanagloriaba su genealogía remontaba su solera hasta el siglo X, cuando un tal don Luis de Lezcano, alojó en su casa al Conde Fernán González y al Rey de Navarra don García.

Al margen de este tipo de relatos donde se mezclan historia y fantasía, era indiscutible la trayectoria que los Lezcano adquirieron durante el periodo final de la Edad Media en las tierras de Euskadi, siendo ello un argumento de peso que  enfatizaría el uso del apellido.

No sabemos por ahora quien era esa Juana de Lezcano, y que ya no llegaría a residir en Buenache cuando su marido e hijo se instalaron alrededor de 1510. Sólo que estuvo residiendo en Torrejón de Velasco, y donde su suegro, Martín de Urreta, gozaría de una posición aceptable.

  
Armas de los Urreta presentes en su baserri de Albiztur. Imagen de guregipuzkoa.eus


Así lo desprendemos por el relato que da en el pleito de hidalguía Juan de Urreta (el primo del bonachero) tras afincarse en Borox (Toledo), a finales de los años treinta del siglo XVI. Allí de nuevo se vuelven a repetir los nombres que invoca décadas más tarde su primo, haciendo hincapié en que fueron dos los hermanos que salieron desde la aldea guipuzcoana de Albiztur (Machín y Juancho).

En esta ocasión se precisa que la posición económica de la familia no era tan negativa como podría habernos hecho pensar un flujo migratorio que los apartaba de su lugar de origen. Así se remarca que Machín, y que era a su vez abuelo paterno de Juan el instalado en Buenache, llegó a conseguir la vara de alcalde en el municipio de Torrejón de Velasco tras haberse establecido como progenitor de la familia.

Fue allí cuando su hijo Juan, y que todavía llegó a residir en Buenache, sellaría su enlace matrimonial con Juana de Lezcano. Como decíamos anteriormente la estrategia de resaltar el apellido de su esposa resultaría vital para remarcar la procedencia genealógica de la familia, de ahí que a lo largo de 2 ó 3 generaciones, la fórmula escogida fue la de combinar una solapación de ambos, por ello aun veremos a finales del siglo XVI y entre los personajes de la familia que vivieron en la primera mitad del XVII, el uso de la forma “Urreta de Lezcano”, a pesar de que en algunas ocasiones estos aparecerán de forma aislada.

Con el trascurso del tiempo el apellido que se impuso fue el de Lezcano. Así lo veremos en los registros parroquiales, de donde hemos podido sacar algunos datos de interés. Uno por ejemplo es la partida de defunción de Marcos López de la Osa, marido de Catalina Martínez, fallecido en 1673, e hijo de María de Moya Urreta, así como nieto materno de María Urreta de Lezcano, quien mandó enterrarse en la sepultura de sus padres, junto con un pago de 307 misas.

Hecho similar veremos con uno de sus parientes, Andrés de Lezcano/Lizcano, y que casó a finales del siglo XVII con la bien posicionada Catalina Ximénez Pérez de Alarcón. Esta vez Andrés ya no usaba la forma Urreta, pues su padre tampoco la empleó. Andrés murió sólo dos años después de celebrar su matrimonio, solicitando más de 200 misas el día de su funeral.

Genealogía de los Urreta de Lezcano de Buenache de Alarcón. Genealogía familiar (elaboración propia).


David Gómez de Mora


Bibliografía:

* Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Urreta, vecino de Boróx (Toledo), año 1539. Registro de Ejecutorias, Caja 518, 20.

* Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo I de bautismos de Buenache de Alarcón (1513-1561).

* Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo III de defunciones de Buenache de Alarcón (1629-1693), Sig. 24/39

* Genealogía de la familia Gómez-de Mora Jarabo. Apuntes


Imágenes:

* guregipuzkoa.eus

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).