Hace unos días
publicábamos un pequeño artículo sobre el origen de la familia Urreta en el
territorio conquense. Un linaje procedente de una bonita aldea guipuzcuana, que
antes de su instalación en el área meridional de esta provincia, residió en la
madrileña localidad de Torrejón de Velasco. Es por ello que en esta ocasión nos
gustaría profundizar un poco más sobre la herencia que dejaría el hidalgo Juan
de Urreta, centrándonos especialmente en el fleco de sus descendientes que
aflorarán en Buenache a partir del siglo XVI.
A medida que vamos
consultando más documentación eclesiástica de esta época, no nos cabe ninguna
duda de que el gran protector de los Lizcano o Lezcano en Buenache fueron los
Ruiz de Alarcón, Señores de dicha villa. Don Diego Ruiz de Alarcón, con quien Juan
mantendrá un nexo muy estrecho, fue crucial en la situación que vivirán los
Urreta a lo largo de las primeras décadas desde que éste se empadronara en el
lugar. La relación entre ambos calaría, y así queda testimonio en reiteradas
ocasiones cuando sus dos nombres aparecen ejerciendo mutuamente de padrinos o
testigos en los nacimientos de algunos de sus hijos.
Como apuntábamos, la
descendencia de Pedro de Lezcano, hijo del progenitor, a través de su
matrimonio con Catalina de Moya, hará que el apellido se prolongue en algunas
líneas. Así sucederá con Catalina, quien en 1596 casó con Bartolomé de Cuenca.
Es precisamente a partir de este entronque cuando apreciamos enlaces que revelan
el interés de los integrantes por crecer y abarcar un mayor grado de
influencias en el municipio.
Sin lugar a dudas la
boda de Andrés de Lizcano en 1690 con Catalina Ximénez Pérez de Alarcón no fue
casual. Así como tampoco la de María de Urreta Lezcano, quien en 1586 selló
alianzas con Alejo de Cobera, descendiente de los Rojas por su costado materno,
y cuya hija entablará matrimonio con la línea de los López de la Osa,
relacionada en la vecina localidad de Barchín con el ámbito de la ganadería.
Caserío de
los Urreta, en Albiztur (Gipuzkoa). Imagen de guregipuzkoa.eus
Si bien los Urreta
supieron aprovechar su situación privilegiada (pues Juan presentó su ejecutoria
años más tardes de que su primo lo hiciera en Borox), otras familias vascas con genealogías muy
similares nunca llegaron a conseguirlo. Lo cierto es que los Lizcano tiraron
más de su trayectoria hidalga, en detrimento de la búsqueda de un medraje a
través del clero local o el Santo Oficio, tal y como harían linajes de un rango
similar. Suponemos que el reconocimiento de su hidalguía junto con su
acercamiento a los Señores de Buenache, eran credenciales más que suficientes
para descartar una proyección vía confesional.
Las armas de los Urreta
de Albiztur se representan en campo de oro, con un árbol de sinople,
acompañadas por dos lobos en sable empinados hacia el tronco. Enmarcándose en
bordura de gules con ocho sotueres de oro. Con el trascurso de las
generaciones, la familia empezó a eliminar el apellido Urreta, tirando más del
materno, y que portó el progenitor de la línea bonachera, en alusión a su madre
Juana de Lezcano.
Desde luego la decisión
no será casual, pues en realidad la forma Lezcano/Lizcano tenía una mayor influencia.
Suponemos que la familia consideraría prioritario con el trascurso de los
primeros asentados su uso, pues dentro de la nobleza vasca, la tradición oral
que vanagloriaba su genealogía remontaba su solera hasta el siglo X, cuando un
tal don Luis de Lezcano, alojó en su casa al Conde Fernán González y al Rey de
Navarra don García.
Al margen de este tipo
de relatos donde se mezclan historia y fantasía, era indiscutible la
trayectoria que los Lezcano adquirieron durante el periodo final de la Edad
Media en las tierras de Euskadi, siendo ello un argumento de peso que enfatizaría el uso del apellido.
No sabemos por ahora
quien era esa Juana de Lezcano, y que ya no llegaría a residir en Buenache
cuando su marido e hijo se instalaron alrededor de 1510. Sólo que estuvo
residiendo en Torrejón de Velasco, y donde su suegro, Martín de Urreta, gozaría
de una posición aceptable.
Así lo desprendemos por
el relato que da en el pleito de hidalguía Juan de Urreta (el primo del
bonachero) tras afincarse en Borox (Toledo), a finales de los años treinta del
siglo XVI. Allí de nuevo se vuelven a repetir los nombres que invoca décadas
más tarde su primo, haciendo hincapié en que fueron dos los hermanos que
salieron desde la aldea guipuzcoana de Albiztur (Machín y Juancho).
En esta ocasión se
precisa que la posición económica de la familia no era tan negativa como podría
habernos hecho pensar un flujo migratorio que los apartaba de su lugar de
origen. Así se remarca que Machín, y que era a su vez abuelo paterno de Juan el
instalado en Buenache, llegó a conseguir la vara de alcalde en el municipio de
Torrejón de Velasco tras haberse establecido como progenitor de la familia.
Fue allí cuando su hijo
Juan, y que todavía llegó a residir en Buenache, sellaría su enlace matrimonial
con Juana de Lezcano. Como decíamos anteriormente la estrategia de resaltar el
apellido de su esposa resultaría vital para remarcar la procedencia genealógica
de la familia, de ahí que a lo largo de 2 ó 3 generaciones, la fórmula escogida
fue la de combinar una solapación de ambos, por ello aun veremos a finales del
siglo XVI y entre los personajes de la familia que vivieron en la primera mitad
del XVII, el uso de la forma “Urreta de Lezcano”, a pesar de que en algunas
ocasiones estos aparecerán de forma aislada.
Con el trascurso del
tiempo el apellido que se impuso fue el de Lezcano. Así lo veremos en los
registros parroquiales, de donde hemos podido sacar algunos datos de interés.
Uno por ejemplo es la partida de defunción de Marcos López de la Osa, marido de
Catalina Martínez, fallecido en 1673, e hijo de María de Moya Urreta, así como
nieto materno de María Urreta de Lezcano, quien mandó enterrarse en la
sepultura de sus padres, junto con un pago de 307 misas.
Hecho similar veremos
con uno de sus parientes, Andrés de Lezcano/Lizcano, y que casó a finales del
siglo XVII con la bien posicionada Catalina Ximénez Pérez de Alarcón. Esta vez
Andrés ya no usaba la forma Urreta, pues su padre tampoco la empleó. Andrés
murió sólo dos años después de celebrar su matrimonio, solicitando más de 200
misas el día de su funeral.
Genealogía de los Urreta de Lezcano de Buenache de Alarcón.
Genealogía familiar (elaboración propia).
David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid. Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Urreta,
vecino de Boróx (Toledo), año 1539. Registro de Ejecutorias, Caja 518, 20.
* Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo I de bautismos de Buenache de Alarcón (1513-1561).
* Archivo Diocesano de
Cuenca. Tomo III de defunciones de Buenache de Alarcón (1629-1693), Sig. 24/39
* Genealogía de la
familia Gómez-de Mora Jarabo. Apuntes
Imágenes:
* guregipuzkoa.eus