domingo, 15 de diciembre de 2019

Datos sobre linajes y propietarios agrícolas en Saceda del Río durante los siglos XVI-XVIII


La distribución de la tierra en la provincia de Cuenca es una cuestión de sumo interés que diferentes estudiosos de este territorio han ido indagando a lo largo de los últimos años, buen ejemplo de ello es el historiador Ignacio de la Rosa, quien nos ha ofrecido múltiples publicaciones en las que aborda el estado de la cuestión, especialmente en lo que compete a la franja de lo que hoy denominamos como la Manchuela Conquense.

Por lo que respecta a otros municipios de la provincia, quisiéramos centrarnos en el caso concreto de Saceda del Río. Una localidad que actualmente se halla técnicamente despoblada, pero que antaño poseyó un vecindario afianzado por diferentes linajes locales que le permitieron ser uno de los espacios rurales con mejor disponibilidad de recursos en esa zona, en parte gracias a la consolidación de diversos linajes agrícolas, que a pesar de adscribirse en su mayoría al grupo de la burguesía rural, fomentaron las riendas de una economía de pequeña escala, pero activa, que alejada de la figura del señor que controlaba grandes extensiones, consiguió prosperar por el surgimiento de labradores acomodados.

Saceda ha sido un enclave en el que el peso de las ideas y modelo de vida tradicional del campo manchego ha imperado de manera continua. Con cerca de 100 familias en el siglo XVIII, llegó a contar en algunos momentos con hasta casi una decena de párrocos. Las costumbres y la mentalidad conservadora, en la que premiaba antes el malo conocido que el bueno por conocer, se desprende de los enlaces matrimoniales registrados en sus libros parroquiales, fenómeno que como en otros tantos lugares de nuestra geografía peninsular, propagó un conjunto de políticas proteccionistas, en las que se intentaba salvaguardar la tenencias de la tierra, para que esta no saliese de las manos de aquellas familias que desde tiempos inmemoriales dominaban el lugar.

Así lo veremos con la estirpe de los López-Lobo, un linaje de curas, labradores y escribanos locales, que si en el siglo XVI eran los mayores aglutinadores de bienes raíces, seguirían igualmente manteniendo tal distinción hasta la irrupción de los Martínez, también nativos del lugar, pero que tras amasar bastantes propiedades, ahora pasaban a documentarse súbitamente bajo la denominación de Martínez Unda, pues siguiendo con el protocolo de las familias recién ennoblecidas, era casi condición sine qua non reescribir su pasado, engalanando los ancestros más remotos y sobre los que poco se podía demostrar, para que en este caso concreto se vincularan con una ilustre casa de mismo apellido, emplazada en tierras vizcaínas.

Yendo por partes, si analizamos los libros de fundaciones de Saceda del Río, no cabe la menor duda que desde el siglo XVI hasta entrado el XVIII, la familia que aglutina una ingente cantidad de bienes raíces son los López-Lobo, por ello Juan López-Lobo crea dos capellanías, que llevaban adscritas un centenar y una ochentena de propiedades respectivamente, lo que proporcionaba en su conjunto un patrimonio agrícola superior a las 100 hectáreas, catalogándolo pues como un terrateniente fuerte, que caracterizó esa burguesía rural alcarreña. Entre los bienes de esta familia hallamos viviendas, censos y especialmente tierras donde el producto que se extraía mayoritariamente era el trigo. Durante el siglo XVIII, tales fundaciones fueron controladas por los León, un linaje de la pequeña nobleza local, con asentamiento en puntos cercanos como Valdemoro del Rey y Caracenilla.

A continuación tendríamos a los Saiz-Mateo o el caso de una línea de los Hernán-Saiz, y que a tenor de sus propiedades, también se hallarían entre las casas más prósperas del municipio. Del mismo modo otras líneas de la familia de los López-Lobo comenzaron a progresar, llegando a controlar la mayoría de oficios influyentes, como pasó con la escribanía, donde además de los Fernández, veremos algunos personajes de este apellido.

Los Mateo-Saiz, Sánchez-Mateo, Sánchez o Saíz, son otra de las grandes estirpes de Saceda, y que hasta entrado el siglo XIX con la desamortización mantuvieron un patrimonio agrícola ingente, además de una notable influencia que les llevó desde siglos atrás a estar considerados como una de las familias más destacada de las élites municipales. Los Saiz hicieron valer su poder, y entablarán enlaces con gentes distinguidas de la nobleza local así como diversas líneas de la burguesía rural, ya no sólo de Saceda. Su expansión y descendencia genealógica, hizo que muchísimas casas de la comarca reclamaran sus vínculos, resultando variopinta la procedencia geográfica de poseedores que solicitaban su derecho de tenencia.


Igual de importante fue la capellanía fundada por María de Hernán-Saiz, vecina de Valdemoro del Rey, y casada no precisamente por designios del azar con Francisco López-Lobo, donde acumuló más de 40 propiedades. Tampoco hemos de olvidar otra capellanía que se fundó con los bienes de María López-Lobo, esposa de Pascual Sánchez-Mateo, fenómeno que evidenciaría de nuevo las relaciones cerradas entre las principales estirpes de terratenientes. El primo de María era Juan de la Fuente, y su tío el rico Miguel López-Lobo, conocido sobradamente por aquellos tiempos en Saceda y los alrededores por su poder. En este caso como con el de los López-Lobo de Valdemoro, hablaríamos de capellanías donde se atesoraban más de 40 hectáreas de cultivo, destinadas fundamentalmente a la producción de cereal. Del mismo modo que con las fundaciones de Juan López-Lobo, los León controlarían esta capellanía durante el siglo XVIII.

En torno a otro tipo de fundaciones relacionadas con capellanías y vínculos patrimoniales, tendríamos diversas casas que engrosarían el listado de pequeños propietarios, pero con una autonomía y poder suficiente, que en algunos casos les llevó a medrar socialmente de forma satisfactoria, siendo ese el caso de los Martínez Unda, que como ya explicamos en un artículo titulado “El linaje de los Martínez de Unda en Saceda del Río”, prosperó a lo largo de varios siglos en un periodo de tiempo que hemos dividido en tres etapas, en las que resultará crucial la adquisición de bienes por sus enlaces estratégicos con los Vicente y García-Vaquero, la primera una familia de labradores, con un patrimonio centrado en fundaciones, uno de ellos, bajo la figura de un mayorazgo, así como los segundos por ser integrantes de la pequeña nobleza local, con casa solariega en Portalrubio, además de adquisidores de un rico patrimonio. A diferencia de otros linajes los Martínez seguían manteniendo el control de muchas de sus tierras a pesar de que con el trascurso del siglo XIX, vivieron entre Madrid y la Alcarria conquense.

Dentro de este grupo de pequeños labradores con recursos estarían también los Fuente, y que como bien sabemos en el caso de la línea procedente de Bonilla, emparentarán con el Obispo de Coria, don Pedro García de Galarza. En este sentido tenemos constancia de la fundación de una capellanía por parte del padre Andrés de la Fuente, en el año 1592 ante el escribano de Saceda, Juan Fernández, comprendida por 50 almudes de gramíneas, en donde se cita su relación genealógica con este linaje, a través de su hermano don Simón de la Fuente.

Tampoco se nos debería de pasar por el alto el caso de los Cubo, un linaje con raíces durante el siglo XVI en la ciudad de Huete, donde proliferarán algunos representantes desde dentro de los oficios liberales, y que les llevará a un control destacada de tierras, tras la donación efectuada por el Licenciado Francisco de Velasco, quien dota con 140 almudes a Isabel y Catalina del Cubo. Igualmente los Cubo casarán con familias como los Vicente, López-Lobo, Saiz-Mateo, además de otras de características similares.

Por norma general los propietarios de las fundaciones durante las primeras generaciones eran residentes del lugar, no obstante a medida que pasaban los años y se expandía la prole, solían reclamar su pertenencia parientes y descendientes procedentes de pueblos vecinos o apartados.

David Gómez de Mora


Referencias:

-Archivo Eclesiástico de Huete. Libro de fundaciones de 1794. “Libro las perpetuas de las memorias, vínculos y capellanías que dio principio en el año de 1794”.

-Gómez de Mora, David (2018). Las Élites locales en la franja Este de Huete entre los siglos XVI-XVIII. En: davidgomezdemora.blogspot.com

-Gómez de Mora, David (2019). El  linaje de los Martínez de Unda en Saceda del Río. En: davidgomezdemora.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).