viernes, 18 de septiembre de 2020

Apuntes sobre la familia conquense de los Parra

Durante el siglo XVI una de las familias que irá adquiriendo cada vez un protagonismo más destacado dentro de las élites de la ciudad conquense será la casa de los Parra. Estos siguiendo una serie de políticas matrimoniales con otros linajes de similares aspiraciones y características sociales como los Pedraza, consiguieron ocupar puestos importantes dentro del seno inquisitorial de la capital.

Parte de la descendencia de los Pedraza y Villarreal se traduce en el nacimiento de don Rodrigo de Pedraza, hijo de don Rodrigo de Pedraza Salazar (Regidor de Cuenca y familiar del Santo Oficio), y doña Josefa Fernández. Rodrigo el mozo conseguiría ordenarse como caballero de Santiago. Sabemos que los suegros de Josefa eran Juan de Pedraza (familiar del Santo Oficio, fallecido en 1617 y enterrado en la capilla de su hermano), así como su esposa Catalina de Villarreal de la Parra. Es precisamente esta última persona quien más nos interesa puesto que es a través de sus antepasados donde comenzamos a apreciar el gran salto cualitativo que permitirá una proyección espectacular a varios de sus descendientes.

Catalina fue bautizada en 1556, siendo hija de Diego de la Parra (familiar del Santo Oficio) y Ana de Barajas. Estas relaciones entre miembros que se encontraban dentro de un mismo círculo social, ayudaban a mantener el nombre y promoción del clan, que afincado de manera permanente en la capital requería de una mayor capacidad de maniobra a la hora de planificar e invertir esfuerzos en tejer aquel tipo de estrategias conyugales que por un lado despejaran cualquier sospecha sobre sambenitos que acecharan a sus integrantes por estar la gran mayoría dentro de los grupos judeoconversos conquenses, y que representando una plaza dentro de la Inquisición, acababan adquiriendo a modo de salvavidas desde el que poder seguir aspirando en su senda ascendente, por otra parte, la jugada servía para consolidar un discurso de limpieza de sangre, necesario a la hora de ocultar cualquier rastro sobre su pasado religioso.

Conocemos algunos hermanos de Catalina, y que del mismo modo estaban muy bien considerados por sus vínculos con el clero catedralicio. Es el caso de don Fernando de la Parra, canónigo de la Santa Iglesia de la Catedral de Cuenca y clérigo honesto del Santo Oficio, así como su hermana doña Isabel de la Parra, mujer de don Miguel de Grimavilla, personaje que de forma nada casual también ejercía como familiar del Santo Oficio.

Heráldica del retablo anexo de la capilla de los Apóstoles de la Catedral de Cuenca costeado por el canónigo de la misma, don Fernando de la Parra y Villarreal (imagen del autor)

A esas alturas ya nadie ponía en tela de juicio el poder de los Parra, quienes hábilmente enlazaron con los Villarreal, familia que nosotros consideramos clave para entender este tipo de enlaces, y es que si los Pedraza vieron en ellos una forma de consolidar su poder, mucho antes lo habrían pensado los Parra al estudiar las posibilidades de ese linaje al ser considerados desde la primera mitad del siglo XVI como una de las casas mejor posicionadas dentro de la Iglesia conquense. Un hecho indiscutible y que se refleja en la figura del chantre de la Catedral don García de Villarreal, fundador de la capellanía y capilla de los Apóstoles de la Catedral de Cuenca, donde posteriormente don Fernando solicitará la ejecución de un retablo anexo al principal.

No olvidemos que García era una figura de enorme entereza cultural en el campo de la teología, siendo él quien solicitaría al Cabildo permiso para ejecutar la construcción de esta capilla, cuestión que tras varias discusiones y gracias a sus relaciones estrechas con la familia de los que luego conoceremos como los Ramírez de Arellano, le llevarían finalmente a conseguir su aprobación en 1527, año en que obtendrá la licencia para edificarla por un precio de 200 ducados de oro en limosna destinado a la Catedral, junto con intervenciones en otros espacios que debían ser rehabilitados, incluyéndose obviamente las obras de fabricación y que como veremos ascendían a un cómputo final bastante elevado (Albares, 2019).

Detalle del retablo anexo de la capilla de los Apóstoles de la Catedral de Cuenca (imagen del autor)

Siguiendo nuestros apuntes genealógicos veremos que en Buenache de Alarcón algunos de sus vecinos verán interesante poder aspirar a los estudios religiosos que se ofrecían desde dicha capellanía. Un fenómeno aprovechado por los descendientes de don Pedro José del Castillo y de Reyllo (quien estaba casado con doña Isabel de Villaviciosa, hija de los Señores de Reyllo y Cañizares). Isabel era la hija de don Diego Alfonso del Castillo y de Reyllo y doña Ana Garcés de Marcilla y Mendoza, a través de quien varias generaciones atrás, conectamos con sus quintos abuelos: Martín Sanz de Crespo y doña Juana Rodríguez de Villarreal (ésta hermana del chantre y fundador don García). Recordemos que los Castillo de Buenache anteriormente ya ejercieron como secretarios del secreto del Santo Oficio, además de arrastrar un pasado converso entre muchos de sus ancestros, fenómeno que no les impediría obtener el Señorío de Marín y Zarza (Gómez de Mora, 2020).

Retablo anexo de don Fernando de la Parra y Villarreal (imagen del autor)

Tampoco olvidemos que habrá precisamente un pleito en Buenache como resultado del vínculo que fundó don Fernando de la Parra (el citado canónigo de la Catedral) conectado con el del abogado don Diego de la Parra. El litigio se mantendría contra el matrimonio de Juan Verde Vallejo López-García y su esposa Ana García de Piqueras, y que finalmente se resolvería favorablemente para la señora doña María de la Parra.

Volviendo a nuestra anotaciones averiguamos que dicho don Fernando de la Parra y Villarreal creó en Buenache una fundación que tenía varias casas de morada, tasadas en 1650 reales de vellón, además de una serie de fincas que integraban un lote compuesto por cuatro propiedades agrícolas. Este personaje al que invoca la fundación, sería el mismo que mandó la realización en la citada capilla de un retablo más pequeño, encargado al artista Andrés de Vargas, y que para el año 1638 ya estaba finalizado.

David Gómez de Mora

Bibliografía:

* Albares y Albares, Miguel Ángel. “La capilla de los Apóstoles”. Ciclo de conferencia de los lunes culturales en la Catedral de Cuenca (20/4/2019)

* Archivo Histórico Nacional. OM-CABALLEROS SANTIAGO, Exp. 6306

* Gómez de Mora, David (2020). “Los Castillo (Señores de Marín y Zarza)”. En: davidgomezdemora.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).