martes, 15 de septiembre de 2020

La familia Pastor y sus alianzas matrimoniales en Villarejo de la Peñuela

Durante los siglos XVIII y XIX Villarejo era un municipio tranquilo y alejado de los principales hervideros políticos de la provincia, un entorno donde labradores y gentes dedicadas a diferentes ocupaciones estrechamente vinculadas con el ámbito rural, intentaban compaginar la dura vida del campo con la búsqueda de una mejora en sus expectativas sociales, y que tenían como punto de apoyo el brazo eclesiástico, en el que siempre que se podía, se consideraba casi necesario que alguno de los hijos pudiesen ingresar en sus filas. Ya desde finales de la Edad Media los Señores de este lugar habían extendido un modelo de poblamiento en el que resultará complicado potenciar el desarrollo de una burguesía local, a diferencia de la situación que se vivía en otros pueblos de los alrededores. Aquello no impediría que paulatinamente entre sus gentes fueran asentándose determinados linajes que irían cobrando cierto protagonismo, es el caso de los Peña, y que desde el siglo XVI sellarán alianzas destacadas en busca de proyectar a algunos de sus descendientes dentro de las filas del Santo Oficio, viendo por tanto en la ciudad de Huete una de sus grandes bazas a la hora de extender el círculo de influencias del clan.

Trascurría el tiempo, y entre los villarejeños comenzaban a despuntar diferentes casas de propietarios agrícolas que aglutinarán una serie de bienes que les ayudaban a encontrarse en una situación económica de cierta comodidad. Desde luego aquí nadie regalaba nada, por lo que el esfuerzo en huertos y campos, unido a la inversión y adquisición de tierras, eran factores decisivos que se acabaron convirtiendo en las credenciales necesarias para entender el crecimiento social de algunos de estos apellidos. A mediados del siglo XVIII Villarejo de la Peñuela contaba con dos alcaldes ordinarios: Miguel de Torrijos y Alfonso de la Fuente. Sus regidores eran José Pérez y Fulgencio López, además de un síndico procurador que estaba representado por José Torrijos. El escribano era Miguel Saiz, quien a su vez también hacía de perito labrador, junto con tres vecinos más, Juan Delgado, Juan del Rincón y Andrés López. Existían en la localidad alrededor de 90 colmenas, repartidas entre miembros de las mismas familias, como sucedía con el presbítero don Pedro López, María de Cañas, Inés de Torrijos, Josefa de Cañas, Juan del Rincón, Francisco de Cañas, Francisco López, Domingo Pérez y Miguel Saiz, junto otros vecinos. Existía un almotacén y una correduría, arrendada a Manuel López Torres.

A grosso modo la localidad disponía de una red de contactos que de puertas hacia afuera era más importante de lo que parece reflejar la documentación. Y es que dependiendo de la temporada los vecinos ejercían otros oficios, pudiendo desplazarse a municipios cercanos como Valdecolmenas de Arriba o Abajo y Castillejo del Romeral, sin olvidar la cría de animales que en casas y corrales muchos poseían. Villarejo será por tanto el reflejo de un pueblo donde la gente podía vivir de manera razonable. Las políticas matrimoniales entre vecinos del municipio podrían explicar por qué uno de los párrocos elaborará más adelante un volumen en el que registraba mediante árboles genealógicos los parentescos y grados de familiaridad entre aquellos habitantes nativos. Una manera de agilizar la averiguación sobre qué nivel de consanguinidad existía entre cónyuges. Por otro lado, en las casas con ciertos bienes estaba extendida y asumida la idea de la importancia en incentivar el desarrollo de estudios religiosos entre alguno de sus hijos, lo que suponía un realce del nombre del linaje familiar, además de garantizar una salvación de tipo espiritual para todos sus allegados, sumamente valorada en una cultura católica y tradicionalista como la del área a la que nos estamos refiriendo.


Genealogía de los Pastor de Villarejo de la Peñuela y sus enlaces con las principales familias del municipio (elaboración propia)

Así fue como a finales del siglo XVIII entraría en juego la familia de los Pastor, un linaje originario de Honrubia, de donde procederá Juan Francisco Pastor, quien tendrá por hijo a Pedro Pastor, vecino de Cuevas de Cañatazor, y que casaría con la sacedera María Teresa de Vellisca, otra casa con historia en la localidad, de la que conocemos referencias bastante interesantes que nos indican el poder que por aquel entonces habían acumulado alguno de sus integrantes. Fruto del matrimonio entre Pedro y su esposa nacerá don Manuel Pastor de Vellisca, quien llegará a ser reconocido con el distintivo de don en los registros parroquiales del municipio. Un personaje de notable influencia dentro de la población, y que sellaría uno de los enlaces más importantes que conocemos en el pueblo, hecho que se confirmaría en 1796 al casar con la villarejeña Librada Garrote Saiz, quien era descendiente de una de las familias mejor posicionadas. Por un lado su abuelo paterno procedía del linaje Garrote, gente con posibles y que en Villar del Horno estuvo durante varias generaciones ejerciendo como representantes del Santo Oficio. Sus otros tres abuelos eran naturales del pueblo, representando las principales familias de labradores: López, Saiz, Cañas y Delgado.

Los López eran una familia con disponibilidad de tierras y que conformarían esa modesta burguesía local a la que tantas veces nos hemos referido. Entre sus nombres tenemos el de Francisco López, quien al morir en 1696 pagó 430 misas, además de mandar ser enterrado en la sepultura que estaba debajo de la tarima de la Virgen de la iglesia de Villarejo. La familia Saiz, con quienes estos pactarían una serie de alianzas, fue otra de las bien posicionadas, pues muchos de sus representantes fueron potentes labradores. En tiempos del catastro de Ensenada sabemos que uno de los regidores era Fulgencio López de Cañas. El horno estaba arrendado a dos vecinos, uno de ellos Ramón Saiz. Entre los propietarios de caballerizas para descargar se encontraban los nombres de Andrés López y Félix López.

Recordemos que uno de los vecinos mejor asentados a finales del siglo XVII fue Andrés López Saiz, quien casó en 1686 con Ana Saiz Delgado, fruto de cuyo matrimonio nacieron varios hijos, entre los que cabe destacar Antonio, Isabel y José López Saiz, este último casado en 1715 con Josefa de Cañas Delgado. Andrés era escribano, y su familia vendrá a ser una de las mejor posicionadas, así su hermano don José López Saiz fue presbítero de Villarejo, de quien todavía se conserva su lápida de enterramiento dentro del templo del municipio. Otro de sus hermanos fue don Pedro López Saiz, que acabó como presbítero en la ciudad de Cuenca.

Lápida del cura don José López Saiz. En ella puede leerse: “D.O.M. Deo Optimo Maximo (que significa -Para Dios el mejor y más grande-), Aquí yace Don Joseph López, presbítero natural de esta villa de Villarejo de la Peñuela (…) murió el 31 de mayo de 1730. Puso esta lápida su sobrino Pedro López, presbítero, año de 1759, R.I.P.”.

Como era habitual en aquellos tiempos, siguiendo con las costumbres de este tipo de familias rurales, los López fueron medrando, de ahí la necesidad de integrar alguno de sus hijos en el conglomerado eclesiástico, una situación de poder que para el linaje se retroalimentaba al ejercer cierta influencia a través de la escribanía local, y que como veremos se halló durante un tiempo en poder de los Cañas. Decir que los Cañas son otra de las casas principales de Villarejo. Una de las líneas más importantes fue la de Andrés de Cañas, cuyo hijo de mismo nombre, casó en 1658 con Catalina López. El marido de Catalina está documentado como escribano notario en 1693. Este falleció en 1698 con un pago de 100 misas. Sus hijas enlazaron con otras familias de un estatus similar, entre las que veríamos a los Torrijos, y que gozaron de su respectivo protagonismo. En el siglo XVIII existen algunos representantes del linaje que merecen mención, como Gregorio de Cañas, que falleció en 1729 con pago de 200 misas, así como a Joaquín de Cañas, hermano de José de Cañas y Heliodora de Cañas, soltero que falleció en 1726 con un pago de 240 misas. Tampoco podemos pasar por alto a los Delgado. Sobre su origen no tenemos datos concluyentes, aunque todo parece apuntar a que una línea nos lleva hasta la localidad de Valdemoro del Rey. Entre las personas destacadas tenemos varias referencias extraídas de las partidas de defunción. Uno de ellos fue Martín Delgado, quien casó con la bien posicionada Leocadia de Molina; otro fue Juan Delgado, fallecido en 1642 y que dejó un pago de 114 misas; en 1647 Ana Delgado pagó en su funeral un total de 104 misas (era esposa de Pedro Saiz Torrijos). Destacable fue también la partida de Juan Delgado, pagador de 120 misas tras fallecer en 1696.

Ascendencia de Librada Garrote Saiz. En su genealogía se comprueban las estrategias de política matrimonial entre las principales familias del lugar (elaboración propia)


David Gómez de Mora

Referencias:

-Archivo Diocesano de Cuenca, Libro I de matrimonios de Villarejo de la Peñuela (1626-1764), Sig. 113/10, P. 2121

-Archivo Diocesano de Cuenca, Libro I de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1557-1578), Sig. 113/13, P. 2124

-Archivo Diocesano de Cuenca, Libro II de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1578-1595), Sig. 113/14, P. 2125

-Archivo Diocesano de Cuenca, Libro III de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1623-1764), Sig. 113/15, P. 2126

-Gómez de Mora, David (2018). “Las Élites locales en la franja Este de Huete entre los siglos XVI-XVIII”. En: davidgomezdemora.blogspot.com

-Gómez de Mora, David (2020). “Notas sobre la geografía económica de Villarejo de la Peñuela siglos atrás”. En: davidgomezdemora.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).