Una de las antiguas familias que vivían en esta localidad y cuyo apellido acabaría disolviéndose con el paso del tiempo, es el del linaje Grueso. Una casa de labradores que veremos documentados durante el siglo XVI, y cuya existencia se prolongará hasta el XVIII a través de su apellido.
En la no tan lejana localidad de Pineda de Cigüela, sabemos que siglos atrás una serie de personas portadoras del mismo, destacaron entre la gente más notoria del lugar, ocupando cargos importantes como regidurías o alcaldías. Desconocemos hasta el momento si ambas líneas guardaron algún parentesco, no obstante, de lo que no cabe duda es que poco antes de entrar en el siglo XVII, los Grueso ya habían dejado algunos descendientes que anexionarán su apellido al de Saiz.
Entre los años 1569 y 1586 habían casado tres hermanos, hijos de Pedro Grueso y María Saiz. El primero de ellos era Alonso, quien lo hizo con María Pérez de Fitos (este segundo apellido vinculado con la familia del escribano del pueblo), el siguiente sería Pedro, que veremos como adoptará la forma Saiz-Grueso. Éste había enlazado matrimonialmente con Ana de Torrijos, hija de Miguel de Torrijos y María López. Precisamente, nueve años más tarde se acordaría otra alianza entre hermanos, pues Julián Grueso celebrará sus esponsales con Isabel de Torrijos (también vástaga de Miguel y María).
Villarejo de la Peñuela. Imagen de turismocastillalamancha.es
Por otro lado durante aquella época fallecía la que era conocida en el lugar como “la beata de Villarejo” (María Redondo), pues precisamente su segundo apellido era Grueso, al venirle de su madre María, quien había casado con uno de los integrantes de los Redondo, otra familia también afincada en Villarejo, y que destacó por moverse dentro del ámbito de la pequeña burguesía local conformada por labradores y curas. Aunque el linaje se acabará identificando con un solapamiento de los apellidos Saiz y Grueso, y que sólo saldrá a relucir en determinadas ocasiones, veremos como éstos mantendrán vinculaciones con dos de los clanes más destacados, es el caso de los López (algo que comprobaremos en Alonso Saiz-Grueso, esposo de María López, o de Juan Saiz-Grueso, marido de María López). Precisamente una de sus descendientes, será quien durante el siglo XVIII entablará relación matrimonial con un Torrijos, familia que como hemos de recordar era en origen la que estaba asociada con dos de los tres hijos del linaje del que procede la familia. Igual de estrechas serán sus alianzas con la casa de los Saiz, y que debido a las distintas líneas, tal vez pueda explicar que motivó esa distinción a la hora de solapar ambos apellidos. Es por ello que veremos como Juan Saiz-Grueso es quien durante el siglo XVII había casado con Catalina Saiz, y cuya hija precisamente lo acabará haciendo con otro miembro de los Saiz-Grueso, una política cerrada y repetitiva que pensamos tenía como propósito promocionar esta rama de la familia. Uno de los últimos miembros que todavía empleará el apellido será Alonso Saiz-Grueso, quien fallecerá en 1712 con manda de 300 misas.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de matrimonios (1626-1764), Sig. 113/10, P. 2121
* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro III de defunciones (1623-1764), Sig. 113/15, P. 2126