martes, 12 de enero de 2021

Apuntes históricos y genealógicos sobre la familia de los Señores de Altarejos

Juan de Valencia (uno de los incitadores contra la persecución de los Castillo a finales del siglo XV), será más tarde quien no pondrá impedimento alguno en la celebración del matrimonio de su única hija legítima (Guiomar Girón de Valencia), cuando ésta casó con el Señor de Albaladejo (García Ruiz de Alarcón), personaje descendiente por línea recta de varón del Doctor Pedro González del Castillo.

Cierto es que con anterioridad a este episodio, se intentó pactar una unión matrimonial entre el referido Juan de Valencia (por aquel entonces Señor de Piqueras), y la señora doña Inés del Castillo. Una estrategia que resultó fallida, y que en cierto modo el padre de la pretendiente acabaría pagando muy caro, como resultado de los sucesos desencadenados tras el proceso inquisitorial de 1491.

Ignacio De la Rosa (2008) 1, recoge el testimonio de algunos vecinos que intervinieron en el mismo, donde podemos leer un repertorio de acusaciones contra Hernando del Castillo, además de toda su familia, tras ser designados como un linaje de sangre conversa. Una grave acusación que por desgracia no inmiscuirá sólo a sus allegados, pues incluso acabaría extendiéndose hasta los mismos Pacheco.

Sin lugar a dudas, la figura de don Juan de Valencia resulta esencial a la hora de entender una parte de la historia de esta generación de los Castillo. Desconcertante, pero también habitual en aquella época, era que personas como don Juan, a pesar de la buena reputación que tenían como noble, arrastraba en realidad una genealogía sumamente dudosa, probablemente por el pasado religioso de alguno de sus ancestros, no obstante, aquello quedaría muy lejos de las averiguaciones del Santo Oficio, ejecutando sagazmente una leyenda, que decía como la casa de los Valencia era portadora de sangre regia. Desde luego con una maniobra como esta, poco se podía decir en su contra, a pesar como ya hemos indicado en alguna ocasión, sea escasa la fiabilidad que desde la perspectiva historiográfica nos ofrezca su genealogía durante las primeras décadas del siglo XV.

Según King 2 la boda entre García Ruiz de Alarcón y Guiomar Girón de Valencia tuvo que producirse alrededor de 1497, por lo que don Juan vivió unos cuantos años más, documentándose su defunción alrededor de 1505. Creemos que la falta de apoyos y su aislamiento, tuvo que hacerle plantearse muchas cuestiones, como la de qué paradero correrían sus bienes. Y es que Guiomar no era en realidad la única descendiente que éste dejó, pues se tiene constancia de un varón ilegítimo procedente de sus segundas nupcias con María de Ludeña (mujer que después lo abandonaría).

Juan, ya entrado en años y viéndose solo con Guiomar, no tuvo más opciones que volcar todos sus bienes hacia su única hija reconocida. Ciertamente García Ruiz de Alarcón portaba la sangre de los Castillo, pero en algunos aspectos poco o nada distaba de las ambiciones que albergaba su suegro. Además, si a esto le sumamos que él ya era poseedor del señorío del Albaladejo, existían motivos más que suficientes para olvidar los problemas que comportaba la sangre conversa de aquel linaje, de ahí que la unión de sendos señoríos no se llegaría a ver como una mala idea.

Más adelante, García Ruiz de Alarcón, permitirá que su hija Beatriz Ruiz Girón de Alarcón celebre nupcias con uno de los miembros destacados de la casa de los Señores de Altarejos (es decir, otro Castillo).

Este núcleo de poder tejido mediante un conjunto de alianzas entre los clanes familiares de los Señores de Altarejos, Albaladejo y Piqueras en cuestión de una misma generación, fue crucial para que los descendientes de los Marqueses de Villena tampoco vieran ningún inconveniente en afianzar lazos de sangre entre Alonso Ruiz Girón de Alarcón (hijo de García y Guiomar), con la distinguida doña Juana de Silva Pacheco.

Sin ninguna duda la operación final engrandecía el poder de la familia, pues los Marqueses (propietarios conjuntamente de otros Señoríos) emparentaban con los Ruiz de Alarcón, además de la línea bastarda de los Castillo. No olvidemos que el suegro de Alonso era don Luís Pacheco (Señor de Villarejo de Fuentes, Alconchel, Villagordo y Almonacid).

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Imagen: Raúl Conteras

Hay que señalar como las cláusulas y exigencias que imponía el Marqués de Villena no eran poco conformistas, de ahí que por orden del mismo, los padres de Alonso habrían de crear un nuevo mayorazgo en el que se incluirán las posesiones de Albaladejo y Piqueras, además de que los sucesores y herederos, estuviesen obligados a usar los apellidos «Ruiz Girón de Alarcón», omitiendo los que por línea de varón pertenecían a sus ancestros (Castillo y Valencia), ambos peligrosos de cara a los ojos de la Inquisición (especialmente el primero).

Sobre la relación de los habitantes de Altarejos con sus señores hay mucho por escribir. A grandes rasgos nos encontraríamos con una población no excesivamente grande, donde un conjunto de familias que se alinearon al lado de sus amos comenzaron a medrar al son de sus directrices.

La manera de favorecerlos era muy simple, pues así lo veremos con la concesión de hidalguías. Este hecho, y que tenía una clara carga delictiva, ya es resaltado por López-Salazar, quien nos comenta como “era ilegal a todas luces que el señor juzgara sobre hidalguías. Pero a pesar de ser materia reservada a las Salas de los Hijosdalgo de las Chancillerías, algunos se atrevieron a ello” (1999, 482) 3. Cabe decir que esto no fue un episodio aislado en determinados enclaves, pues se acabó convirtiendo en una práctica habitual, en la que se reflejaba el deseo del Señor al querer estar respaldado por hombres de confianza, que con favores de esta índole quedaban más que saldados. Al fin y al cabo, la Chancillería era quien dirimía y analizaba cada caso, aunque no hemos de olvidar que la documentación que se tramitaba desde cada lugar (simplemente con la mano hábil de un escribano que pudiese compulsarla y manipularla), era más que suficiente para lograr tal fin.

El ejercer un determinado oficio que conllevara un acto positivo o prueba de nobleza, así como otro tipo de prácticas que se movían en la misma línea, fomentaron la proliferación de este tipo de ilegalidades. En este sentido, “don Bernardino del Castillo y Guzmán, señor de Altarejos, por el año 1587, con la colaboración de su alcalde mayor, borró de los padrones de pecheros a tres vecinos” -vésase Archivo de la Real Chancillería de Granada, Cabina 508, leg. 2.014, núm. 1- (extraído de López-Salazar, 1999, 483).

Suponemos que en Altarejos no se andaban con chiquitas, pues la mano dura del Señor queda atestiguada, siempre y cuando alguien fuese en contra de sus exigencias, llegando a ser desterrado o incluso acabar ejecutado, fenómeno que vemos reflejado a finales del siglo XV:

"...esto fue que cada vno dellos me diese vn día para las lavores e presas de mis molinos por tanda, de manera que syenpre andan en mi fasienda ocho o diez dellos a quatro marauedís de jornal cada día. A causa de lo qual, diziendo que les fazía dexar sus faziendas e perderlas por entender en la mía. E así lo han dicho e publicado conmo quiera que yo les fasía rrasonable paga. E todo el concejo e vezinos del dicho lugar Altarejos, yndagados por los sobredichos, se leuantaron contra mí e contra Diego del Castillo, mi fijo, negándonos la obediençia que nos deuen conmo a sus sennores tenporales. E demás desto yo les di çiertas tierras para que labrasen por diez annos, non las labraron çiertos annos, non queriendo cunplir su arrendamiento; pero yo les hise pagar nouenta cahíçes de pan de aquellos annos de que montaua el arrendamiento; que para ellos es tanto conmo sy les matara los fijos. Otros, a algunos vezinos del dicho lugar, yo e el dicho mi fijo, les avemos desterrado e dado penas corporales e tomadas sus fasiendas por sus delitos e maldades; espeçialmente a Juan de la Mota, que fue condenado por falsario, porque fiso vn testamento falso; se lo firmó e le mandé cortar la mano; e ge la cortaran saluo porque se saluó por la corona. E, otros y, el dicho Gil Lopes, falsamente, syn poder mío e syn poder del conçejo, quitó la vara al alguazil del dicho lugar Altarejos. E crió e puso otro alguazil de su mano. E con el dicho nuevo alguazil alborotó el pueblo contra mi alcalde mayor e lo çercó en su casa e le fizo botar, ftiyendo por las paredes. A causa de lo qual el dicho Diego del Castillo, mi fijo, lo prendió a él e a otros más de treynta vezinos del dicho lugar, e lo condenó a muerte e les tomó todos sus bienes. Y al dicho Alonso Garçía Tanborino, que agora biue en La Mota, el dicho mi fijo, por mi mandado, lo condenó a pena de muerte; e después, a rruego de algunos rreligiosos e de otras buenas personas, le perdonó la pena de muerte, pero tomó todos sus bienes e desterróle perpetuamente de la dicha villa cauallero en vn asno, con vna cadena al pie. Y esto fue porquel dicho Alonso Tanborino cometió ynçesto e adulterio con la muger de Pascual Cid, que era su prima hermana" (Archivo Diocesano de Cuenca. Inquisición. Leg. 271480, fols. 11r -13v., fols. 103r1-103v°; en García Moratalla, 2003, 210-211) 4.

Sobre la genealogía de los Señores de Altarejos, hemos investigado los diferentes testamentos de sus integrantes, gracias a las referencias de traslados y partidas de defunción que hemos visto en los libros sacramentales de la parroquia municipal. Una información en nuestra opinión de sumo interés, ya que además de aportarnos fechas precisas, nos acerca a las estrategias y políticas matrimoniales del linaje. Tengamos en cuenta que los datos despejan múltiples dudas sobre la familia, ya que el estudio de las élites sociales en Altarejos es una cuestión hasta la fecha poco profundizada.

Durante el siglo XV, Lope de Alarcón (Alcaide de Alarcón, Señor de Valverde, Talayuelas, Veguilla, Hontecillas, Albaladejo y Zafra), y marido de Constanza Barba, acabaría perdiendo Zafra. “Don Juan Pacheco, que consideraba a Lope de Alarcón como un personaje poco digno de su confianza, lo terminó echando de Alarcón en 1458, previo pago, pues además le compró sus derechos sobre Gascas y Zafra para lo cual hubo de intermediar el obispo de Cuenca Lope Barrientos” (Salas, 2019, 65, en AHN). Será precisamente este personaje quien tendría mucho que ver en el ascenso de los Castillo. Recordemos que después veremos documentado como Alcaide de Zafra y Alarcón a Hernando del Castillo (esposo de Juana de Toledo) y Señor de Altarejos, además de Perona.

Recordemos que Guiomar del Castillo (la hija de Hernando), casará con Alonso Álvarez de Toledo, quien era a su vez hijo de Juan Álvarez de Toledo y Leonor de Coello. Éstos controlaban el fuerte de Cervera del Llano, un sistema defensivo conectado con otros puntos, que formaban parte de la trama defensiva que poseía la familia, y sobre la que desde la perspectiva geopolítica poco se ha escrito. Ciertamente conocemos el apartado que se dedica en el trabajo coordinado por Salas (2019), donde se dan detalles acerca de la torre del calabozo y los restos del palacio que se ubican dentro de una propiedad privada, en la zona alta el municipio. Creemos que el sistema defensivo de la torre-palacio era mucho más extenso, estirándose hasta las inmediaciones de una parte de lo que hoy sería la zona que ocupa la Iglesia. Esta Torre se protegería con un sistema amurallado, del que prácticamente nada se ha conservado, pero que es pausible imaginar que abarcaría un mayor espacio.

Ya de fechas posteriores, tenemos algunas noticias sobre los señores de este lugar. Así ocurrirá el día 14 de septiembre de 1580, cuando fallecería doña Beatriz Girón de Alarcón 5, quien mandará entre sus últimas voluntades ante el padre García de Arribas (miembro de una familia de la pequeña burguesía local), un total de 1130 misas, además de la creación de una capellanía. Recordemos que ésta era hermana del párroco de Piqueras del Castillo, don García Ruiz Girón de Alarcón, e hija de los Señores de ese lugar y Albaladejo.

Doña Luisa Guzmán redacta a finales del siglo XVI sus mandas testamentarias como Señora de Altarejos 6, pidiendo que su cuerpo sea sepultado en la tumba donde descansan sus padres y hermano. Ésta realiza un donativo para los pobres, menciona los molinos que poseé en la ribera del Júcar dentro del término de la villa de Alarcón, así como las casas y heredamientos de Valdemorillo para que vayan a parar a una memoria fundada por ella misma. También pide que se pague la renta de los bienes vinculados a su hermana doña Guiomar Girón y Guzmán, además de un total de 2000 misas. Añade a todo esto la fundación de una capellanía, en la que el cura estará obligado a decirle misa en su sepultura semanalmente, dando preferencia para ocupar la plaza a los hijos de sus pajes (Juan y Antonio Beléndez).

Otra figura de esta familia es don Bernardino del Castillo y Guzmán 7 , quien redactaría su testamento en la ciudad de Granada. En el documento éste manda ser enterrado en la sepultura que tiene en la capilla mayor de la Iglesia de Altarejos la familia. Al encontrarse fuera, Bernardino no tiene más remedio que solicitar a su sobrino que en el caso de que su cuerpo no pudiese trasladarse hasta el municipio conquense, insta a que lo deje en el convento de San Francisco de Granada.

La manda total de misas del difunto ascendía a 3000, mencionando además un molino con una torre bautizado con el topónimo de “Molino de la Membrillera”, junto con el heredamiento fundado de Tresjuncos, del que también existe información detallada en la Biblioteca Nacional8. El heredero de este mayorazgo es su sobrino Fernando, dejando como segundo en sucesión a su hermano Bernardo Portocarrero. Cita como paje a Juan Beléndez, a quien entrega dos machos de carro. Tampoco se olvidará de su criada, Ana Carrascosa, a quien da 30 ducados, dejando como albaceas a su esposa doña Luisa del Castillo Guzmán, a su sobrino Fernando y a su cuñado don Juan de Sandoval.

Otra representante de la familia de los Señores de Altarejos fue doña Luisa del Castillo y Guzmán 9 (trasladada a la sepultura familiar a finales de enero de 1598 por encontrarse fuera de la localidad). Ésta hizo una manda de 1500 misas (un millar por su alma), además de la creación de un arca con dos llaves para que se custodiasen los 20 ducados que en dos jornadas anualmente se darían a doncellas huérfanas. Además creó adicionalmente una capellanía para fusionarla a la que ya fundó su madre doña Beatriz.

Años más tarde, en 1620 tenemos referencias de la muerte de la Señora de Altarejos, doña Guiomar Girón y Guzmán 10, quien manda 1200 misas además de enterrarse en la sepultura de su linaje. La tumba de los Castillo Guzmán también estaba disponible para aquellos miembros que emparentaran con la casa, así lo apreciamos con doña María de Castañeda en 1662 11 (madre de don Fernando del Castillo), quien además de precisar una manda de 600 misas, informa que la sepultura de los señores se encontraba en la parte del Evangelio de la Iglesia.

Durante 1628 otro miembro fallecido es doña Mayor, quien testó ante su merced, el Señor don Fernando del Castillo y Guzmán, con manda de 1000 misas 12. Por último, otro testamento de notable interés, es el de don Fernando del Castillo y Guzmán Portocarrero 13, quien lo redactó el día 31 de diciembre de 1644. Éste era hijo legítimo de don Domingo del Castillo Portocarrero y doña María de Castañeda. Resulta curioso ver como Fernando todavía no olvidaba la manda de su tío Bernardino casi medio siglo antes, por lo que cumplió con lo acordado, trayendo su cuerpo hasta tierras conquenses, remarcando que fuese depositado “con toda la honra y veneración que sea posible y sea enterrado en la parte y lugar que yo estuviese enterrado”. Fernando solicitó un total de 3900 misas, creando una capellanía donde nombra por cura al Licenciado don Diego de Torres, citando por testamentaria a su hermana doña Beatriz Portocarreroy al Señor de Valera don Rodrigo Pacheco, así como a don Domingo Pacheco (su hijo), caballero de la Orden de Santiago y Señor del Fresno.

Valgan pues estas notas genealógicas, como una información adicional sobre la historia de la casa de los Señores de Altarejos.

David Gómez de Mora



Bibliografía:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo I de defunciones de Altarejos. Años 1580-1595. Sig. 15/1

* Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos. Años 1595-1673. Sig. 15/18

*Archivo Histórico de la Nobleza, Frías. C. 712 D. 9-12. Sentencia arbitral del obispo de Cuenca entre Alarcón y el marqués Juan Pacheco de una parte y Lope de Alarcón.

* García Moratalla, Pedro Joaquín (2003). La Tierra de Alarcón en el Señorío de Villena (siglos XIII-XV). Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”. Diputación de Albacete, 394 pp.

* Gómez de Mora, David (2019). “Los antepasados paternos de Don García Ruiz Girón de Alarcón (el párroco de Piqueras del Castillo)”. En: davidgomezdemora.blogspot.com

* López-Salazar Pérez, Jerónimo (1999). “Las Oligarquías y el Gobierno de los Señoríos”. V Reunión científica asociación española de historia moderna. Tomo II. La administración municipal en la edad moderna. Universidad de Castilla-La Mancha, 471-498 pp.

* Porcón, Cª 234, nº21 y nº22. Nº21: Mayorazgo de Altarejos de Francisco del Castillo y nº 22: Mayorazgo de Bernardino del Castillo. Biblioteca Nacional. Madrid.

* Rosa Ferrer (de la), Ignacio (2018). “Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón, y sus herederos de San Clemente”. En: historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com

* Salas Parrilla, Miguel -coord.- (2019). Cuenca, castillos y fortalezas. Autores: Miguel Salas Parrilla, Rafael Moreno García, José Luis Rodríguez Zapata, José Antonio Almonacid Clavería, Michel Muñoz García, Miguel Ángel Valero Tévar, Santiago David Domínguez-Solera, Marino Poves Jiménez, José Ramón Ruiz Checa, David Gallego Valle, Juan Ramón Arcos Conde, Jaime García-Carpintero López-Mota, Miguel Romero Sáiz, Agrimiro Sáiz Ordoño, Miguel Ruiz Bricio, Jorge Jiménez Esteban, Miguel A. Castillo Sepúlveda, 576 pp.



Notas:


1 Investigador que ha estudiado a fondo la biografía de la familia Castillo, sobre 

cuyos detalles genealógicos como históricos hay bastante información en este 

artículo: De la Rosa Ferrer, Ignacio (2018). “Hernando del Castillo, alcaide de 

Alarcón, y sus herederos 

de San Clemente”. En: historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com

2 King, Willard. F. (1970). “La ascendencia paterna de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza”. Nueva Revista de Filología Hispánica, Vol. 19, Nº1 (1970), 49-86 pp.

3 López-Salazar Pérez, Jerónimo (1999). “Las Oligarquías y el Gobierno de los Señoríos”. V Reunión científica asociación española de historia moderna. Tomo II. La administración municipal en la edad moderna. Universidad de Castilla-La Mancha, 471-498 pp.

4 García Moratalla, Pedro Joaquín (2003). La Tierra de Alarcón en el Señorío de 

Villena (siglos XIII-XV). Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”. 

Diputación de Albacete, 394 pp.

5 Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo I de defunciones de Altarejos. Años 1580-

1595. Sig. 15/17

6 Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos. Años 1595-

1673. Sig. 15/18

7 Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos. Años 1595-

1673. Sig. 15/18

8 Porcón, Cª 234, nº21 y nº22. Nº21: Mayorazgo de Altarejos de Francisco 

del Castillo y nº 22: Mayorazgo de Bernardino del Castillo. Biblioteca 

Nacional. Madrid.

9 Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos. Años 1595-

1673. Sig. 15/18

10 Ídem

11 Ídem

12 Ídem

13 Ídem

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).