martes, 21 de julio de 2020

Antiguas familias de labradores en Villarejo de la Peñuela. Los Delgado, Molina y Redondo

Mucho ha cambiado el municipio de Villarejo en los últimos cien años, una metamorfosis que no sólo se traduce en su viario, casas, hábitos y costumbres, sino también en otras cuestiones más abstractas de las pequeñas sociedades rurales, donde todavía se conserva alguno de los apellidos históricos que han forjado su historia, tal y como sucede con el caso de los Torrijos (afincados aquí como mínimo desde el siglo XVI).

En el presente artículo nos gustaría tratar este tema más a fondo, con varias familias que en el pasado se asociaron entre las gentes del lugar, y sobre las que es escasa la información que nos ha llegado. Recordemos que Villarejo era un modesto núcleo, ubicado a medio camino entre el territorio optense y el área que conecta con la ciudad de Cuenca. El puerto de Cabrejas ofrece un microclima que modelaría parte del poblamiento y economía de sus alrededores, un elemento geomorfológico que choca de lleno con el área de ribera sobre la que se asentarían sus primeras casas, donde se acabaría fundando durante el medievo la base de un asentamiento cristiano.

Como su propio nombre indica, aquel conjunto de residencias de labradores que conformarían un pequeño villar, y que la toponimia popular ya se encargaría de remarcar con el sufijo “-ejo” por su escaso tamaño, serían los cimientos de una localidad que raramente viviría grandes variaciones demográficas con el trascurso de las centurias.

Tal y como hemos podido apreciar en el momento del estudio de su población a través de los libros parroquiales que se hallan presentes en el Archivo Diocesano de Cuenca, el enclave mantendría un poblamiento sin excesivos cambios, pero no por ello estático, puesto que como sabemos en momentos puntuales pudieron presenciarse altibajos, a veces traducidos por una expansión de su crecimiento poblacional, como alterado por las clásicas caídas demográficas que se agudizaban en tiempos de epidemias.
Sabemos que Villarejo siempre intentó mantenerse fiel a un modelo de políticas matrimoniales conservador, característico de las zonas rurales, en los que la consanguinidad era muy estrecha. Una de las familias que antiguamente hizo de este espacio su lugar de vida fueron los Delgado, linaje que podríamos considerar entre los más importantes del municipio. Éstos los veremos entroncando con las casas de mayores recursos, hecho que apreciamos en los apellidos de sus conyugues, junto con sus pagos de misas, puesto que en más de una ocasión reflejarán disponibilidad de bienes. Sobre su origen no tenemos datos concluyentes, aunque todo parece apuntar a que una línea procedería de la localidad de Valdemoro del Rey. Entre las personas destacadas, tenemos varias referencias extraídas de las partidas de defunción. Uno de sus nombres fue el de Martín Delgado, quien casó con la bien posicionada Leocadia de Molina.
La familia de Leocadia era bastante conocida por la cantidad de patrimonio que poseyó. Recordemos que los Molina durante la segunda mitad del siglo XVI eran los hombres de confianza de los Señores de Villarejo, fenómeno que se reflejará en la figura del clérigo Domingo de Molina, quien dejó todos sus bienes, casas y viñas sobre Miguel Sánchez; teniendo su testamento en la vivienda del mismo Señor de Villarejo, don Fernando de Ribera. En 1650 falleció Isabel de Molina, con pago de 138 misas. Suponemos que Isabel descendería de la línea de Juan de Molina y María Fernández, quienes tendrían varios vástagos que casaron con familias destacadas como los Saiz, además de los Peña, y que después aparecerán ejerciendo el puesto de familiares del Santo Oficio en esta zona.
Campos de Villarejo de la Peñuela. Imagen del autor

Otro linaje que no podemos pasar por alto es el de los Redondo, componentes de la pequeña burguesía rural, y de donde surgieron algunos personajes importantes como sucedió con la beata María Redondo, quien falleció en 1570, siendo hija de María Grueso. Escasos años antes fallecería Catalina Redondo, que en 1567 dejó un testamento reseñable con pago de 123 misas. Tampoco podemos pasar por alto que en 1689 moría Juan Redondo, hermano de Francisco Redondo (presbítero de Cuenca) y casado con Isabel López, cuya hija Inés celebró nupcias con Manuel Delgado. Esta familia estableció nexos con las casas mejor asentadas, lo que junto con su proyección dentro del brazo eclesiástico les permitió tener cierto estatus a pesar de moverse dentro de una escala bastante limitada.
Este tipo de familias mayoritariamente estaban asociadas a la vida del campo, aunque tal y como ya comentamos, sabían aprovechar su ubicación intermedia y conexión con puntos de influencia, a los que vendían parte de los excedentes de sus cosechas. No olvidemos que Villarejo se ubica en una zona de vega, donde la producción hortícola gracias a las aguas del río que regaba sus tierras de forma permanente, potenciaría una serie de recursos agrícolas que no todos los enclaves de sus alrededores tenían a su alcance.

David Gómez de Mora

Bibliografía:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de matrimonios de Villarejo de la Peñuela (1626-1764), Sig. 113/10, P. 2121

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1557-1578), Sig. 113/13, P. 2124

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro II de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1578-1595), Sig. 113/14, P. 2125

* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro III de defunciones de Villarejo de la Peñuela (1623-1764), Sig. 113/15, P. 2126

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).