jueves, 16 de julio de 2020

Hidalgos en Cañete la Real

Para entender cómo funcionaba el sistema de proyección y ennoblecimiento de nuestros antepasados cañeteros, es indispensable estudiar a fondo un antiguo volumen presente en el Archivo Municipal que lleva por nombre “Relación de los caballeros hijodalgos que se alistaron en esta villa para servir a su Majestad en los años de 1638, 1640, 1647 y 1707”. El documento alberga una inmensa riqueza de tipo histórico y genealógico, ya que recoge los nombres de una buena parte del vecindario que paulatinamente iría conformando el corpus de una modesta nobleza local que prácticamente pasará desapercibida con el trascurso del tiempo.

Los múltiples frentes de batalla en los que se encontraba la Monarquía Católica, indujeron a la llamada de voluntarios para que se alistaran en las levas. Los beneficios obtenidos por su participación podemos apreciarlos en un análisis comparativo, al comprobar como diferentes vecinos involucrados en una campaña, en épocas posteriores aparecen súbitamente reconocidos como caballeros hidalgos. Un fenómeno que permitirá englobar dentro de este sector a una inmensa cantidad de habitantes, al margen de que muchos inmediatamente perdieran el peso social que arrastraba la consecución de un privilegio como aquel.

Estos reconocimientos tuvieron mucho que ver con la labor efectuada por el escribano municipal (al ser el encargado de registrar los méritos obtenidos de estas personas). Sabemos que a finales del siglo XIX la Fiscalía comenzaba a exigir una información detallada sobre que cañeteros eran realmente portadores de una nobleza que se había extendido como la pólvora. El resultado de analizar todos y cada uno de los apellidos que se recogen en las referencias del citado legajo, nos lleva a aglutinar más de medio centenar de familias que fueron adscribiéndose dentro de este grupo, y de las cuales mencionamos algunos de sus apellidos, a falta de una investigación exhaustiva en la que se podrían incluir muchos más: Aguilar, Almellones, Andrade, Angulo, Barquero, Beltrán, Cabrera, Camacho , Cantalejos, Capacete, Castaño, Chacón, Cobos, Corona, Coronel, Cueto, Cuevas, Domínguez, Durán, Enríquez, Francés, Galán, Gallego, Gálvez, García, Garrido, Gobantes, Gómez, González, Guerra, Hinojosa, Hoyo Lanero/Linero, Laveria, Lobo, Martín, Mateo, Milla, Morales, Morillas, Muñoz, Navarrete, Navarro, Núñez, Orozco, Párraga, Pedrique, Peña, Pérez, Ponce, Ramírez, Río, Rodríguez, Rojas, Romero, Roso, Ruiz, Salazar, Segovia, Torrejón y Verdugo.

No nos cabe ninguna duda que documentos de esta tipología valían su peso en oro, como resultado de que los nombres allí recogidos, acababan siendo una prueba irrefutable a la hora de argumentar actos positivos que reforzarán la idea de un estatus caballeresco. Aquella intervención militar, fosilizada en los registros locales del archivo era un arma de doble filo, en la que desde la escribanía se aprovechó la ambigüedad de la situación. Prueba de ello es el descontrol existente en la Chancillería, al aceptarse como hidalgos numerosos linajes que no tenían acreditada ninguna ejecutoria. La década de 1640 fue un auténtico desastre en lo que concibe al gobierno del Conde-Duque de Olivares, pues a la guerra de Catalunya, había que sumarle los alzamientos napolitanos, sicilianos, como los surgidos dentro de la propia Andalucía.

Una situación más que comprensible en una sociedad completamente desigual, y que en Extremadura o Castilla la Vieja comenzaba a empobrecer a sus gentes, ofreciendo por tanto a cambio una oportunidad en la que artesanos, labradores y ganaderos obtenían un estatus que no había estado nunca a su alcance. Con sólo algunas o “todas las armas” requeridas para ir al combate (espada, daga y pica), muchos vecinos posteriormente aparecerán reflejados con la designación de caballeros hidalgos, de ahí que el portar un caballo no era una condición indispensable para conseguir aquel privilegio.

Escudos heráldicos pertenecientes a familias de la nobleza local de Cañete la Real (foto del autor)

Resulta interesante una referencia registrada del año 1638, en la que se recoge una convocatoria a los “hijosdalgos y demás personas por razón de privilegios que gozan de franquezas y libertad”. De la misma desprendemos que no todos los vecinos se implicaron en esta empresa. Así, algunos testimonios indicarán su imposibilidad a la hora de acudir al campo de batalla, bien sea por su invalidez, estar trabajando en la siega, o tener una cierta edad, hecho por el que mandaban a uno o varios de sus hijos para que les sustituyeran. Del mismo modo apreciaremos otros que no comparecerán por ser hidalgos que se habían alistado en una leva anterior, previo pago de una cantidad estipulada.

Dentro de las diferentes relaciones de caballeros que leemos en este documento, transcribimos el listado de vecinos que se presentarán en el año 1639, de entre los cuales apreciaremos muchas familias que darán origen a linajes de la nobleza local:


Almellones Pérez Cabreja, Francisco (con todas las armas).

Alonso, Diego (con espada y daga)

Alonso, Fernando (con todas las armas)

Álvarez de Vivar, Francisco -el mayor- (con todas las armas)

Álvarez de Vivar, Sebastián (con todas las armas)

Barrientos, Francisco (con todas las armas)

Becerra, Sebastián (con pica)

Bermúdez, Alonso (con todas las armas)

Bernal, Juan (con todas las armas)

Borrego, Alonso (con espada y daga)

Calderón, Sebastián (con todas las armas)

Capilla, Fernando (con pica)

Carrasco, Juan (con espada, daga y arcabuz)

Chamorro, Alonso (con espada y daga)

Chamorro, Diego (con todas las armas)

Contero, Fernando (con pica)

Contero, Juan (con espada y daga)

Crespillo, Josephe (con espada y daga)

de Anaya, Rodrigo (con espada y daga)

de Angulo, Francisco (con espada y daga)

de Arévalo, Francisco (con espada y daga)

de Bargas, Juan (con todas las armas)

de Castilla, Juan (con todas las armas)

de Cobos, Cristóbal (con espada y daga)

de Comedo, Francisco (con todas las armas)

de Cruces, Diego (con todas las armas)

de Cruces, Gabriel (con espada y daga)

de Endrina, Juan (con escopeta)

de Gálvez Mateos, Hernando (con espada y daga)

de Gálvez, Cristóbal (con espada y daga)

de Guerra, Alonso (con espada y daga)

de la Cruz, Juan (con pica)

de la Estrella, D. (con todas las armas)

de Lozana Arriero, Juan (con todas las armas)

de Lozana Pérez, Juan (con espada, daga y pica)

de Lozana, Sebastián (con espada y daga)

de Luque, M. (con todas las armas)

de Morillas, Diego (con todas las armas)

de Moya, Alonso (con espada y daga)

de Orozco, Andrés (con todas las armas)

de Osuna, Felipe (con todas las armas)

de Oviedo, Francisco (con espada, daga y arcabuz)

de Pérez, Alonso (con espada y daga)

de Rojas Valderrama, Diego (con espada y daga)

de Salazar, Pedro (con todas las armas)

de Segovia Castillejo, Don Francisco (con espada y daga)

de Toro, Sebastián (con espada y daga)

de Valdés, Diego (con espada y daga)

de Velasco, Pedro (con pica)

de Vilches, Alonso (con espada y daga)

del Valle, Hernando (con espada y daga)

Delgado, Gabriel (con espada y daga)

Díaz Prieto, Andrés (con todas las armas)

Domínguez Cabezo, Pedro (con todas las armas)

Domínguez, Francisco (con todas las armas)

Domínguez, Juan (con espada y daga)

Durán, Simón (con todas las armas)

Esteban, Alonso (con daga y pica)

Fernández, Bartolomé (con espada, daga y todas armas)

Fernández, Manuel (con todas las armas)

Francés de las Cumbres, Gonzalo (con todas las armas)

Francés de Parria, Juan (con todas las armas y mosquete)

Francés Luengo, Alonso (con espada, daga y pica)

Francés, Gonzalo (con todas las armas)

Francés, Juan (con espada y daga)

Galán Almizcado, Juan (con todas las armas)

Galán de Orozco, Juan (con todas las armas)

Galán de Vilches, Juan (con espada y daga)

Galán, Bernardo (con todas las armas)

Galán, Cristóbal (con espada y daga)

Galán, Juan (con espada y daga)

Gallego Pérez, Juan (con espada y daga)

Gallego, Francisco (con todas las armas)

García Aragonés, Martín (con todas las armas)

García Comero, Juan (con todas las armas)

García Duran, Alonso (con todas las armas)

García Santaella, Alonso (con todas las armas)

García, Andrés (con todas las armas)

García, Blas (con todas las armas)

García, Diego (con espada y daga)

García, Salvador (con todas las armas)

Garrido, Sebastián (con todas las armas)

Gómez Bonilla, Juan (con todas las armas)

Gómez de Vivar, Juan (con espada y daga)

Gómez, Fernando (con espada y daga)

Gómez, Juan (con todas las armas)

González Colorado, Juan (con espada y daga)

González de las Cumbres, Miguel (con todas las armas)

Jaén, Diego (con pica)

Linero, Gerónimo (con todas las armas)

Linero, Sebastián (con espada y daga)

López Ballesteros, Diego (con todas las armas)

Lorencio, Francisco (con todas las armas)

Márquez, Miguel (con todas las armas)

Martín Montes, Francisco (con todas las armas)

Martín Valverde, Diego (con todas las armas)

Martínez Chito, Blas (con todas las armas)

Martínez de Méndez, Juan (con espada y daga)

Martínez Escobar, Juan (con todas las armas)

Martínez Montesinos, Francisco (con todas las armas)

Martínez Morales, Andrés (con todas las armas)

Martínez Talavera, Juan (con espada y daga)

Martínez, Juan (con todas las armas)

Martínez, Roque (con todas las armas)

Mateos, Juan (con todas las armas)

Miranda, Fernando (con espada y daga)

Moncayo, Juan (con todas las armas)

Moreno Capazo, Juan (con todas las armas)

Moreno, Juan (con espada y daga)

Naranjo, Diego (con espada y daga)

Navarro Rocha, Diego (con espada y daga)

Navarro, Gregorio (con todas las armas)

Navarro, Rodrigo (con todas las armas)

Nieto, Fernando (con espada y daga)

Ortiz, Francisco (con espada y daga)

Pavón, Bartolomé (con espada, daga y arcabuz)

Pavón, Juan (con todas las armas)

Pérez Chito, Juan (con todas las armas)

Pérez Colero, Alonso (con espada y daga)

Pérez Luengo, Juan (con todas las armas)

Pérez, Diego (con todas las armas)

Pérez, Francisco (con espada y daga)

Pérez, Salvador (con espada y daga)

Pérez, Sebastián (con todas las armas)

Ponce, Pedro (con espada y daga)

Ramírez Francisco (con espada y daga)

Ramírez, Andrés (con espada y daga)

Redondo, Juan (con espada y daga)

Rejado, Francisco (con espada y daga)

Rodríguez Luengo, Juan (con todas las armas)

Rodríguez, Manuel (con espada y daga)

Romero Arriero, Pedro (con todas las armas)

Romero Cabañas, Antón (con espada y daga)

Romero Cabañas, Francisco (con escopeta, espada y daga)

Romero Castillejo, Bartolomé (con espada y daga)

Romero, Diego (con pica)

Romero, Juan (con espada y daga)

Rosado, Bartolomé (con todas las armas)

Rosado, Pedro (con todas las armas)

Roso, Bartolomé (con una pica)

Ruiz Albanir, Manuel (con espada y daga)

Ruiz Montesinos, M. (con espada y daga)

Ruiz Recio, Juan (con todas las armas)

Ruiz Valverde, Miguel (con todas las armas)

Ruiz Valverde, Pedro (con espada y daga)

Ruiz, Alonso (con espada y daga)

Ruiz, Esteban (con todas las armas)

Ruiz, Francisco (con espada, daga y arcabuz)

Ruiz, José (con todas las armas)

Ruiz, Juan (con todas las armas)

Serrano, Alonso (con espada y daga)

Serrano, Bartolomé (con todas las armas)

Vaca, Lorenzo (con espada y daga)

Verdugo, Pedro (con todas las armas)

Inmediatamente, y poco después veremos cómo se mencionan los nombres de diferentes vecinos calificados de hidalgos, a los que se antepondrá un don, es el caso de don Francisco Francés, quien serviría con sus armas y caballo. Recordemos que en el listado del batallón anterior, los Francés todavía no llevaban aparejado este reconocimiento, lo que nos hace pensar que el linaje adquiriría su hidalguía tras haber participado en la campaña de 1640. A ello cabría sumarle nombres como el de don Diego de Rojas, el capitán Juan de Navarrete Argote, don Diego Corona Altamirano, don Alonso Corona, don Diego Corona, don Miguel de Linarte, don Juan Romero Daza y don Juan de Palma, entre otros. 

Algunos se excusarían, como sucedió con Pedro de la Dehesa (por ser mayor de 60 años), mandando por ello a algunos de sus hijos para acudir en su nombre. Otros nobles citados son don Francisco de Segovia Castillejo, don Fernando Morillas, don Francisco Lobo, así como don Blas de Morales. Tampoco faltaban personajes como Juan Pérez Núñez de Segovia o Marcos del Río Altamirano, quienes no portarán el “don”, a pesar de que también estarán catalogados de nobles. Hemos de incidir en que el listado de caballeros es muchos más largo, pues tendremos integrantes de bastantes familias, tal y como sucedería con Juan Gallego de Párraga. En el mismo nivel apreciaríamos personalidades como don Florencio Donoso de Andrada, don Francisco de Rojas Cuevas, Manuel Gómez Bravo (vecino de Almagro pero estante en Cañete y también tildado de hidalgo), además de don Diego de Rojas, don Gaspar Camacho, don Félix de Gobantes, Juan Fernández Coronel (de los pocos que poseía ejecutoria), Diego García Roque, Juan Beltrán de la Cueva, don Luís de Navarrete Argote, Gonzalo Ramírez Núñez y don Juan de las Cuevas Rojas.

Entre los casos llamativos quisiéramos destacar el del citado Diego García Roque, quien en una hoja timbrada del año 1640 figura como hidalgo. Veremos que éste suplicaba que le volviesen a reconocer como integrante del estado noble, tras no haber podido acudir a la anterior convocatoria militar. Este hecho demostrará como muchos de aquellos vecinos verán en los continuos llamamientos una oportunidad con la que conseguir alcanzar un estatus social en los que no era necesario una aprobación que emanara desde la misma Chancillería de Granada. Ese tipo de situaciones deben hacernos plantear, como de inestables eran los criterios para obtener este tipo de reconocimientos, sin olvidar hasta qué punto el escribano pudo alterar una documentación, que luego será combinada con otra creada ex professo, con tal de gestar satisfactoriamente aquella operación.

Junto a estas referencias veremos como en los papeles del archivo municipal se adjuntarán reseñas sobre personas que demostraban su desvinculación con antepasados conversos o que hubiesen sido castigados por el Santo Oficio. Un requisito indispensable, para posteriormente conseguir la ansiada hidalguía. Apreciamos por ejemplo en una referencia documental de 1647, un expediente de limpieza de sangre de Francisco de Armellones (Almellones), hijo de Juan Pérez Cabreja Andrada y doña Elvira de Armellones (de cuya madre tomaría su apellido). Recordemos que Francisco se encontraba inmerso en un proceso de reconocimiento nobiliario, al aparecer integrado en la lista de la leva de 1639. Seguramente éste necesitaría un informe que justificara su nobleza, pues a diferencia de la gran mayoría de vecinos que fueron a luchar, su familia era foránea, de ahí la necesidad en trasladar un relato que enfatizara sus raíces cristianas.

Siguiendo con el modelo habitual de este tipo de informes, leeremos que Francisco argumentaba tener familiares que habían servido al Santo Oficio, además de militares, incidiendo en que sus ancestros ostentaron los mejores puestos de la localidad. Francisco era nieto paterno de don Juan Pérez Cabreja y de Andrada, junto su esposa doña María Gómez Pozonuevo. Por el costado materno era nieto de Juan González de Armellones y doña Elvira Rodríguez de Valdenebros, ambos naturales de Cañete la Real. Su línea paterna había ejercido los cargos de regidores y alcaldes ordinarios en Setenil. Añadirá además que el apellido Andrade le venía por el caballero don Francisco de Andrada y Gallego. Durante ese mismo año veremos como se publica un bando para que los “nobles y caballeros de esta villa se registren para que a sus expensas sirvan a su Majestad, guardándoles Dios con soldados montados a caballo que han de conducir al ejército de Badajoz para las guerras presentes”.

Pasado el tiempo, entre la documentación alusiva a 1647, apreciaremos el ennoblecimiento de bastantes vecinos citados como caballeros hidalgos, es el caso de  Gonzalo Ruiz Capacete, Pedro Martín Hinojosa, Juan Galán de Vilches -el mayor-, Juan García de Santaella, Pedro García Camero, Cosme Linero (quien casualmente estaba impedido en la llamada de 1639), don Bernabé de Gálvez, Cosme Mateos, Juan García Cabrejas, Juan Gallego, Gonzalo Ramírez Núñez, Cristóbal de las Cuevas, Cristóbal Linero, Francisco de Gálvez, Fernando de Guerra, Juan de la Milla Párraga, don Rodrigo de Cueto, don Alonso de Segovia Rojas Aguilar, don Matías y don Pedro Capacete Vergara, don Antonio Verdugo Aguilar, Alonso María Guerra, Hernando Galán de Horozco y Juan de Cobos Núñez.

Uno de los citados informes, saldrá de la mano del señor don Gabriel Narciso Gómez, quien ejercía en 1754 como Juez Administrador de las Rentas y Alcabalas de esta villa, además de alcalde ordinario, una averiguación de interés en lo que respecta a la pureza cristiana de su convecino Diego Francisco Pulido, quien estaba casado en 1734 con doña Mariana Salguero Hidalgo. Sabemos que Diego fue bautizado en 1713, siendo hijo de Pedro Pulido y doña Josefa Castañeda Romero. Su padre era vástago de Diego Pulido, casado en 1671 con Inés de Anaya. Ambos bautizados en 1641 y 1654, e hijos de Marcos García y María Pulido, junto Pedro Ferrete e Inés de Miranda respectivamente. Por otra parte, la referida doña Josefa tenía por padres a Pedro Romero Castañeda y Catalina de Barrientos, ambos casados en 1666, e hijos de Juan de Castañeda e Isabel González, así como de Francisco de Barrientos y Francisca de Dueñas.

Doña María Salguero Hidalgo tenía por padres a Diego Hidalgo Romero y doña Ana Domínguez de Toro (velados en 1698). Diego sería bautizado en 1661, además de ser hijo de Juan Romero Montesinos y María Hidalgo, quienes se casarán en 1657, siendo vástagos de Fernando Alonso Montesinos y Antonia García, junto con Diego Hidalgo e Inés Martín Naranjo respectivamente. Por otro lado, doña Ana Domínguez, sería bautizada en 1680, teniendo por padres a Francisco Domínguez Mellado y María Salguero, ambos casados en 1678. Francisco era vástago de Francisco Domínguez Cabezo y Ana de Toro Martín, mientras que María Salguero de Bartolomé Galán y María de la Torre Castellano. Todos tenían en común ser vecinos y naturales de Cañete la Real.

Una operación de idéntico reconocimiento social buscó poco después otro cañetero que se afincaría y proyectaría en la ciudad de Ronda, Marcos de la Mesa, a quien en 1757 se le realizaría un informe en el que se especificaba su genealogía. Éste era hijo de Agustín José de Mesa Ramírez y doña María Josefa Pérez Camero y Trujillo, ambos velados en 1705 y bautizados en 1678 y 1683 respectivamente. Agustín José de Mesa era hijo de Marcos de Mesa (bautizado en 1638) y doña Catalina Ramírez de los Ríos (bautizada en 1632), velados en 1662 e hijos de Bernabé de Mesa y doña Ana de Reyna, así como de Gaspar Ramírez y doña Marina González de los Ríos respectivamente. Doña María Josefa Pérez tenía por padres a Sebastián Pérez y doña María Gamero Baca y de Orozco, casados en 1682 y bautizados en 1655 y 1661. Sebastián figurará como hijo de Sebastián Pérez y de doña Catalina de Soto Camero, mientras que doña María lo era de Simón Baca de Orozco y doña María de Gálvez Camero.

En el año 1805, se redacta un censo en el que aparecen los descendientes de muchas de estas familias, las cuales seguirán preservando el tratamiento de don, junto con los miembros del clero municipal. La cifra de integrantes habla por sí sola, por lo que apreciaremos como en Cañete había una cantidad remarcable de vecinos adscritos al estado noble incluso a principios del siglo XIX, y eso que algunas líneas de parientes debido a su falta de poder se irían desvinculado de aquel privilegio.

Resulta imposible obviar el caso de los Gálvez, una de las muchas casas citadas a lo largo del presente artículo, donde se aprecia claramente su inserción dentro del ámbito nobiliario gracias a leva de 1639. Al respecto, podemos leer un informe con sello notarial de 1761, en el que se presenta la genealogía de don Miguel de Gálvez, Regidor Perpetuo y Procurador general, asentado en la ciudad de Santa Fe de Bogotá. Éste recurriría a la documentación local, para obtener la aprobación final de la Chancillería de Granada tras reconocerse su condición de noble. Obviamente el volumen aquí transcrito sobre los linajes del municipio, volvía a demostrar su eficiencia como herramienta en la que apoyarse a la hora de demostrar una hidalguía que simplemente emanaba en lo recogido dentro de aquella escribanía local.

Años después, en 1782, veremos como la fiscalía solicitará a la localidad de Cañete una relación detallada de los caballeros censados en el municipio, con motivo de las abundantes falsificaciones que aprovechaban muchos de los vecinos a la hora de argumentar una exención de pagos. Obviamente la situación nada tenía que ver con las crisis bélicas de la primera mitad del siglo XVII, por ello, más de un siglo y pico después, la administración exigía un filtro detallado, en el que claramente estaban olvidándose muchos nombres y apellidos de los descendientes de varios de aquellos caballeros, que a pesar de proceder de una misma línea, al no haber prosperado económicamente, veían suprimidas sus aspiraciones.

A la respuesta sobre quienes eran realmente nobles, el escribano cañetero Gregorio de Luque, hábilmente responderá que “en esta villa en la actualidad es pueblo donde no hay padrón de nobles, ni oficios de justicia, ni otros algunos que distingan al noble del plebeyo (…), ni tan poco se encuentran padrones de alojamientos, embargos, ni para otras cargas de pechero”. Obviamente Gregorio sabía que en Cañete la participación en las levas, sumada al interés de muchos habitantes que pretendían demostrar una nobleza inmemorial, desencadenó la aparición de una abultada lista de hidalgos, que en ese instante a la Fiscalía de la Chancillería poca o ninguna gracia le hacía reconocer. La información recabada por éste, detalla y justifica que vecinos eran portadores de sangre noble. El primero fue don José Roso (descendiente de Osuna), a quien los hidalgos don Bartolomé Corona y Curiel, don Juan Durán y don Sebastián Navarrete, confirmarían dicha información. Por otro lado, don Miguel Pedrique, hijo de don Pedro Pedrique, ya recordaba la hidalguía arrastrada por sus ancestros en Teba, sin olvidar el caso de don Francisco de Paula Corona, hijo de don Bartolomé Corona y Curiel, quien decía haber ingresado en la Maestranza de Granada.

Tampoco podían faltar linajes que conseguirían sus reconocimientos en los tiempos de las levas, es el caso de los Domínguez. Otras familias se adscribirían al mismo grupo, así sucedió con los Aguilar, Gálvez y Ponce. A éstos les seguirán otras casas como la de los Rojas, Cabrera (pues don Fernando Cabrera mostró a la Junta su ejecutoria de hidalguía), además de los integrantes de la familia Cuevas, quienes poseían un documento de 1775 que lo acreditaba. Otra referencia que se invoca es un libro capitular que a fecha del 4 de abril de 1731 reconocía la hidalguía de los hermanos José y Pedro Pérez. Linajes como los Navarrete, Gómez y Gallego “ya constaba que en esta dicha villa habían estado sus antecesores tenidos en la claridad de hijosdalgos, y que como a tales se les habían guardado las excepciones que les correspondían”.

La cantidad de vecinos adscritos a este grupo fue tal, que a continuación recogemos un listado de las familias junto con varios párrocos, que aparecerán censados en la documentación que el escribano ofrecerá en el padrón de Cañete del año 1805:



Calle de la Iglesia (20 personas):

Don Fernando Cabrera

Don José María de las Cuevas -presbítero-

Doña Isabel de Hoyo

Don Francisco Sales de Almeida -presbítero-

Doña Francisca Antonia de la Milla

Don Miguel de las Cuevas

Don José Castillo -presbítero-

Don José Calero -presbítero-

Don Joaquín Gómez

Don Antonio Enríquez

Don Bernardo Muñoz

Don Andrés Muñoz

Don Gaspar Ponce

Doña María del Carmen Romero

Doña Ana Gallego

Don Francisco Cantalejos

Don Mariano Cantalejos

Don Francisco Milla

Don Antonio Pérez

Don José Navarrete



Calle del agua (16 personas):

Don Antonio Basón

Don José Quintín de las Cuevas

Don Gabriel de las Cuevas

Don Francisco de Hinojosa

Don Miguel de Pedrique

Don Francisco de Hoyos

Don Salvador de la Milla

Don Francisco de Rojas

Don Juan Cabrera

Doña Rosa Lebrón

Don Arcadio Mateo

Don Francisco Mateo

Doña Manuela Pérez

Doña Gregoria Torrejón

Don M. Delgado -presbítero-

Don Hernando Pérez



Calle de ¿? (15 personas):

Don Francisco ¿Ro(…)?

Don Miguel de la Milla

Don José Pérez

Don Salvador de Laveria

Don Felipe Aguilar

Don Julián Navarrete

Don Francisco Domínguez

Doña Catalina de Gálvez

Don Alonso Navarrete

Doña Luisa de Hoyos

Don Felipe Domínguez

Don Juan Garrido

Don Francisco Rodríguez

Don Melchor de Hoyos

Doña Cristobalina González



Calle grande (12 personas):

Doña Teresa Ponce

Don Gonzalo Chacón

Don Francisco María de las Cuevas

Don Ignacio Navarrete

Don Felipe Salazar

Don José Cantalejos

Don Cristóbal de Hoyos

Don Juan de Peña

Don Francisco ¿B.?

Don Juan Domínguez -presbítero-

Don Francisco ¿Ro(…)? y Gálvez

Doña Francisca de Gálvez



Calle de cabra (7 personas):

Don Nicolás Romero

Don Juan Gómez

Don Fernando Chacón -presbítero-

Doña María Aurora Pérez

Don Alonso Romero

Don Cristóbal Navarro

Doña María Juana Párraga



Calle de la parra (7 personas):

Don Bartolomé de Rojas

Doña Antonia de Rojas

Doña Bárbara Castaño

Don Pablo Pérez -presbítero-

Don Pedro de Hoyos -presbítero-

Doña Manuela Pedrique

Don Pedro Ramírez -presbítero-



Calle del guijo (2 personas):

Don Isidro Pedrique

Don José Pedrique



Calle nueva (2 personas):

Doña Ana María Pérez

Doña María del Carmen Andrade



En las afueras (2 personas):

Doña Juana Morales

Don Diego Barquero



Calle de Teba (1 persona):

Don Juan Gallego


David Gómez de Mora

Bibliografía:

* Archivo Municipal de Cañete la Real, número 25. Registro de los caballeros hijosdalgo que se alistaron en esta villa para servir a su Majestad (1638, 1640, 1647, 1706) y confirmaciones de pureza de sangre.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).