viernes, 17 de julio de 2020

Los Gómez de Cañete la Real

Una de las familias afincadas en este municipio desde siglos atrás es la de los Gómez, una estirpe de labradores que con el trascurso del tiempo fue esparciendo su descendencia a lo largo de este enclave malagueño, adscrito a la jurisdicción hispalense de Osuna siglos atrás. Ya comentamos en un artículo anterior que la presencia de un volumen manuscrito en el archivo municipal, y que lleva por título: “Relación de los caballeros hijodalgos que se alistaron en esta villa para servir a su Majestad en los años de 1638, 1640, 1647 y 1707”, se ha convertido en una fuente informativa de una inmensa riqueza tanto en lo que concierne a su uso histórico como genealógico, puesto que recoge los nombres de una parte considerable del vecindario que paulatinamente iría conformando el corpus de una modesta nobleza local, y que prácticamente pasará desapercibida.

Entre estos apellidos nos encontraríamos con el de los Gómez, quienes aprovechando los llamamientos para inscribirse en las levas con motivo de los múltiples frentes abiertos en los que se encontraba la Monarquía Católica (Guerra de Catalunya, los alzamientos napolitanos, sicilianos, como los surgidos dentro de la propia Andalucía, entre otros), urgieron a la búsqueda de hombres que engrosaran los batallones de infantería. El reconocimiento de aquella participación, veremos que podía traducirse en la consecución de una hidalguía, fenómeno reflejado en el citado legajo, y que gracias a una labor recopilatoria del escribano local, servirá para justificar el ennoblecimiento de muchas casas que arriesgaron su vida por los intereses de una corona, que difícilmente era capaz de sostener unas ambiciones imperialistas que empezaban a desbordarla.

Al respecto, en el listado de la leva de 1639, aparecen inscritos los nombres de Juan Gómez Bonilla (quien se presentó a las filas con todas las armas que podían portar), Juan Gómez de Vivar (con espada y daga), Fernando Gómez (con espada y daga), así como Juan Gómez (quien también lo haría con todo el armamento disponible a su alcance).

Es obvio suponer que los voluntarios de este linaje eran en realidad labradores y ganaderos que mucho distaban de esa imagen idolatrada y retroalimentada por la mitología caballeresca del momento. Sabemos que algunos de los descendientes de estos personajes prosperaron de manera satisfactoria, pues su apellido quedará vinculado con algunos de los oficios destacados a los que se podía optar dentro del ámbito local. Además, hemos de recalcar que en el citado documento, durante la segunda mitad del siglo XVIII se alude a la nobleza de los Gómez, indicándose que éstos junto con otros linajes “ya constaba que en esta dicha villa habían estado sus antecesores tenidos en la claridad de hijosdalgos, y que como a tales se les habían guardado las excepciones que les correspondían”.

Todavía a principios del siglo XIX, veremos por un padrón de 1805 que éstos serán reconocidos como miembros del estado noble, a pesar de los intentos de la fiscalía de la Chancillería de Granada por reducir al máximo la cantidad de familias que pudieran acogerse a las exenciones de pagos que implicaba el portar una nobleza. No olvidemos que la involucración de Cañete y otros municipios de la Serranía de Ronda en los llamamientos de la corona fue notoria, convirtiéndose en aquel momento más bien una carga por la que habrían de aceptar muchas peticiones, pero que en su inmensa mayoría carecían de alguna carta de hidalguía o documento que las acreditara de manera rigurosa.

malagapuebloapueblo.com (Cañete la Real)
El escribano Gregorio de Luque dejará entrever que en Cañete estaba aceptada la presencia de numerosos hidalgos, especificando además que en el lugar no existía una distinción estricta de clases. Un vacío que el mismo aprovechará, y a través del que se encargará de determinar quiénes de aquellos residentes podían ostentar tal privilegio, y que a pesar de ser minimizado, llegó a extenderse hasta alrededor de una sesentena de casas, y eso que como decimos muchas más deberían haberlo obtenido. Una medida selectiva y que tuvo que emplearse, puesto que de lo contrario pocos vecinos habrían hecho frente al pago de impuestos. Como decíamos los Gómez tuvieron suerte, pues consiguieron que su apellido apareciese reconocido entre las varias decenas de cañeteros que invocaban a un pasado noble.
Es por ello, que conocemos los casos de don Nicolás Gómez, don Francisco Gómez, don Joaquín Gómez y don Juan Gómez, quienes podíamos considerar como los cabezas de algunas de las casas más acomodadas y representativas de este linaje durante la segunda mitad del siglo XVIII. Sabemos por ejemplo que el referido Joaquín estaba casado con doña Antonia Jiménez, fruto de cuya unión nacerá alrededor de 1791 su hijo don Miguel Gómez Jiménez, y que siguiendo nuestras investigaciones descubrimos que ejerció como sacerdote en la localidad de Campillos. Por otra parte, el labrador don Juan Rodríguez y Gómez, era uno de los mejor posicionados. Sabemos que éste nació alrededor de 1778, además de ser vástago de don Miguel Rodríguez y su esposa doña Rosa Gómez. 
Entre los entronques de la familia Gómez durante la primera mitad del siglo XIX, destacamos las siguientes líneas que hemos podido encontrar entre las referencias de la documentación recopilada del apellido. Por un lado apreciaremos como sus políticas matrimoniales giraron en torno a miembros de familias muy cercanas con las que ya habían establecido nexos anteriores, haciendo principal hincapié en la casa de los Ruiz. Al respecto, sabemos que por ejemplo una hija de José Gómez y Josefa Gil casó con Juan Ruiz y Ruiz, o que Juan Ruiz era el esposo de María de la Aurora Gómez, por no decir que Francisco Gómez celebró sus nupcias con María del Carmen Ruiz de Osuna, o que el hijo de Antonio Gómez y Ana Ferrete, repetiría idéntica operación con Isabel Ruiz de Osuna (ésta hermana de la citada María del Carmen).
Otros matrimonios fueron los celebrados entre el labrador Juan Gómez y María Sebastiana Rodríguez, así como Diego Gómez con María Ramírez. Tampoco podemos olvidar el caso de Juan Gómez e Isabel de Torres, o el de Cristóbal Gómez, quien estaba casado con la noble Rita Guerra (otro de los apellidos que engrosaron la lista de los hidalgos del municipio), además de Francisco Gómez, esposo de María de Solís.

David Gómez de Mora
Bibliografía:

* Archivo Municipal de Cañete la Real, número 25. Registro de los caballeros hijosdalgo que se alistaron en esta villa para servir a su Majestad (1638, 1640, 1647, 1706) y confirmaciones de pureza de sangre.
* Archivo Municipal de Cañete la Real. Libro de difuntos del Pre-registro Civil de Cañete la Real, años 1849-1854.
* Gómez de Mora, David (2020). Hidalgos en Cañete la Real. En: davidgomezdemora.blogspot.com

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).