martes, 3 de noviembre de 2020

Cortijos de Cañete la Real

En la falda de la Sierra del Padrastro, a 736 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el municipio más alto de la comarca del Guadalteba: Cañete la Real. Una localidad con mucho encanto, sobre la que todavía queda mucho por escribir, pues desconocemos bastantes secretos de su pasado, pero que a medida que transcurra el tiempo intentaremos desentrañar, pues disponemos de amplias referencias documentales, gracias a la rica documentación de su archivo local, y que actualmente se custodia en las dependencias municipales de la población.

Cañete será un pueblo enfocado hacia la agricultura y la ganadería desde sus inicios, cuando diferentes linajes que una vez cumplida satisfactoriamente la empresa de la conquista, verían en sus entrañas un potencial que ayudó notablemente a potenciar sus miras sociales, consiguiendo prosperar satisfactoriamente con el trascurso del tiempo.

Las posibilidades de este entorno favorecieron el afianzamiento de algunos linajes, que siguiendo una particular política endogámica irían perpetuando el nombre de sus integrantes. A través de las escasas referencias de los libros parroquiales que se remontan más allá del siglo XVIII, y que hemos podido extraer por traslados documentales (ya que su archivo parroquial fue pasto de las llamas durante 1936), sabemos que antaño los apellidos de los cañeteros no siempre llevarán implícito el orden de la línea recta de varón, pudiendo intercalarse incluso los de abuelas maternas en primer lugar, una hecho que se dio en otros muchos puntos de la península, y que hasta poco antes del siglo XIX era una práctica habitual que no se regularizó tal y como hoy la conocemos.

Por norma general, aquellas familias que contaban con mayor disponibilidad de recursos, vivían o tenían un cortijo, una construcción típica de las zonas rurales del área meridional de la península, pero que además de Andalucía, podemos apreciar en la región extremeña, incluso en puntos de Castilla-La Mancha. El cortijo era una vivienda en la que se combinaba la explotación agrícola con la de tipo ganadero. Se cree que su antecedente arquitectónico era en muchos casos las alquerías de época musulmana.

Sabemos que en los cortijos de Cañete los mismos propietarios o una familia encargada de mantenerlos, podían estar acompañados por varios trabajadores que tenían alojados, puesto que se disponía de suficiente espacio para albergar habitaciones. Todo dependía del tamaño que tuviesen. Las parte más destacada y representativa era la cocina (inconfundibles por sus amplias dimensiones), que junto con una chimenea bastante grande, era el espacio donde se reunían los jornaleros. No obstante, también era reseñable el patio cerrado que se sellaba con un portalón desde el que se accedía a la propiedad. Alrededor del mismo, se distribuían las cuadras, gallineros y parideras, además de habitáculos para el almacenaje de grano y semillas. Como todavía apreciamos en este tipo de construcciones, la presencia de una fuente, pozo, abrevaderos y asientos, eran elementos indispensables, y que daban un toque distintivo a la residencia.

Sin lugar a dudas Cañete será uno de los municipios de la provincia de Málaga con mayor cantidad de este tipo de construcciones, ello debido en parte a la extensión de muchas de las propiedades que había en el lugar, en las que se alternaba el cultivo de cereales con un complemento ganadero, proclive por la disponibilidad de su relieve montañoso, pues no olvidemos el papel que ejerce la Sierra de Cañete y sus alrededores como zona de pasto. Al respecto, como tan acertadamente define Ángel Recio (2013-2014, 420-421) “el municipio conserva un importante legado histórico, concerniente en particular a medios de producción vinculados al campo, a la tierra, donde destacan diversas manifestaciones y prácticas alusivas a trabajos acometidos en las presentes unidades de producción agrícola (cortijos) pertenecientes a grandes, medianos y pequeños propietarios, cuya impronta en el vértice de la pirámide social (grandes propietarios) viene corroborada por determinados aspectos ideológicos/materiales y monumentalidad/extensión de los lugares de hábitat, en las inmediaciones de los mejores suelos”.

Cortijo la Colá (Cañete la Real). Imagen: escapadarural.com


Cortijos de grandes propietarios

Conocemos cortijos de tamaño considerable, y que como era habitual, estaban asociados a familias destacadas del pueblo, es el caso del de Ortegícar, el cual en origen fue una aldea musulmana que acabaría siendo tomada en 1329 por Alfonso X. En 1461 el complejo sería adquirido por Pedro Girón y su hijo Alonso Téllez-Girón, naturales de las tierras de Cuenca. Pedro Girón era hijo de Alfonso Téllez-Girón y Vázquez de Acuña, éste hermano de Beatriz de Acuña Girón, mujer de Juan de Valencia, de quienes desciende la línea de los Señores de Piqueras del Castillo. Otra construcción importante es el Cortijo de la Colada. Sabemos que “algunas de estas familias vivirían por lo común en ciudades y pueblos relevantes de nuestra geografía regional, pudiendo residir temporalmente en el propio latifundio o en el casco urbano de Cañete la Real, probablemente en los alrededores o en la misma calle San Sebastián, donde se ubican excelentes hábitats domésticos de portadas blasonadas” (Recio, 2013-2014, 421). Los grandes terratenientes y que solían llevar aparejada una hidalguía o nobleza local, serán sus principales poseedores. Obviamente el cortijo no sólo era una construcción con unas finalidades económicas, sino que también una posesión que otorgará un nivel social, que irá casi intrínseco con aquellas estirpes o linajes de un territorio en las que era indispensable demostrar su capacidad de influencia y poder.


Cortijos de medianos propietarios

Igualmente muchas de aquellas familias de la baja nobleza que habían ido a menos, u otras de la pequeña burguesía local que disponían de bienes suficientes para aglutinar fundaciones patrimoniales en torno a la tenencia de fincas y animales, optarán por edificar cortijos con unas prestaciones inferiores a los anteriores, pero no por ello faltos de interés, pues en algunos casos acabarán estableciendo políticas matrimoniales con las principales casas del lugar. Al respecto, la mediana propiedad estará bien representada, quedando simbolizada en distintos cortijos, algunos de buena arquitectura vernácula, cuyos dueños acaso quisieron plasmar también en el ámbito rural su lugar preeminente en el entramado urbano. Estas construcciones rurales suelen situarse junto o en las inmediaciones de las antiguas vías de comunicación y se acompañan de las obras requeridas al buen fin de la producción. Cortijos como el Parador de Santa María, Navazo, Fuente Peones, San Rafael, Algarbejo, etc., quizás podrían considerarse prototipos de esta categoría social” (Recio, 2013-2014, 422). Sin lugar a dudas los de esta clase son interesantes por aparecer de manera numerosa entre los que hemos catalogado dentro del municipio. Sus propietarios solían ser labradores y ganaderos independientes, cuya familia tenía cierto peso en el pueblo, de ahí que muchos acabarían ocupando alcaldías y concejalías, además de pertenecer en algunos casos a integrantes de la baja nobleza, que como bien sabemos estaba bastante extendida entre muchas casas del pueblo. Y es que como ya comentamos con anterioridad, las levas de las guerras acaecidas durante los siglos XVII y XVIII, proporcionaron muchos privilegios de hidalguía, que obviamente serían empleados por algunos de los descendientes a modo de distintivo social. Un hecho que aunque pueda parecernos hoy absurdo, proyectaba y daba nombre a aquellas familias que tenían aspiraciones de mejorar su estatus.


Cortijos de pequeños propietarios

Ya para finalizar, una tercera tipología, y que también destacaría por su presencia en diferentes puntos del término municipal, serían los cortijos más modestos, los cuales se podían habitar permanentemente de la misma forma que los de mayores dimensiones. Estos contaban con “dependencias mínimas necesarias, suficientes, para tratar de satisfacer y/o garantizar las demandas productivas/reproductivas. Normalmente son de una planta y reducida superficie. La posición ocupada por cada uno de estos propietarios (otros grupos no tienen acceso ni a una pequeña parcela) en la pirámide social del mundo de los vivos, suele tener un similar correlato en el de los muertos (necrópolis o cementerio)” (Recio, 2013-2014, 422). Por norma general sus propietarios eran pequeños agricultores, que sin depender de una mano de obra extra (pues la producción de sus tierras no era excesivamente grande), se valían para mantenerla solos durante toda o una parte del año, de ahí que en temporadas concretas faenarán en otras fincas, o complementarán sus servicios ganaderos y agrícolas con otras labores relacionadas dentro del ámbito campestre.

Adjuntamos a continuación un listado de algunos de aquellos topónimos de cortijos que hemos podido registrar en Cañete, a los que habríamos de añadir otros tantos, a falta de un estudio más detallado sobre su término municipal.

(Listado de nombres de cortijos cañeteros que hemos recopilado):

Alcarracejo, Cortijo

Algarbejo, Cortijo del

Arenas, Cortijo de las

Atabascales, Cortijo de los

Atalaya, Cortijo de la

Barbero, Cortijo del

Blanco, Cortijo

Cabezuela, Cortijo de la

Camino de Corbones, Cortijo en

Canaleja, Cortijo la

Cantos, Cortijo de

Carmen, Cortijo del

Casasola, Cortijo

Cerro Real, Cortijo de

Chuzón/Chozón, Cortijo del

Cintales, Cortijo

Cobatillas, Cortijo de las

Colá, Cortijo la

Colada, Cortijo de la

Coronela, Cortijo la

Coscojoso, Cortijo del

Cruces, Cortijo de las

Escalereta, Cortijo de la

Frailes, Cortijo de los

Frasquita Mesa, Cortijo de

Fuenfría, Cortijo de

Fuentepeones, Cortijo de

Gitanos, Cortijo de los

Granja, Cortijo la

Herrizuelos, Cortijo de (en ruinas)

Higuera de la Abajo, Cortijo de la

Hortezuelo, Cortijo de (en ruinas)

Huerta Plana, Cortijo de

Huerta de los Hoyos, Cortijo de la

José Cipriano, Cortijo de

José González, Cortijo de

Juan Alcaide, Cortijo de

Juan de la Madre, Cortijo de

Juan Muñoz, Cortijo de

Lapa, Cortijo la

Loma, Cortijo de la

Madre de Dios, Cortijo

Majavea, Cortijo de

Manuel Enríquez, Cortijo de

Miguel Verdugo, Cortijo de

Molinos, Cortijo de los

Moreno, Cortijo del

Nava, Cortijo de la

Navarreta, Cortijo la

Navazo, Cortijo del

Niño Miguel, Cortijo del

Ortegícar, Cortijo

Pachón, Cortijo de

Padilla, Cortijo de

Padrastillo, Cortijo del

Palmar, Cortijo del

Parador de Santa María, Cortijo del

Pileta, Cortijo de la

Ponderosa, Cortijo de la

Rayo, Cortijo de

Rincón de la Nava, Cortijo del

Rollo, Cortijo del

Rompedizos, Cortijo

San Antonio, Cortijo de

San Esteban, Cortijo de

San José, Cortijo de

San Rafael, Cortijo de (está en ruinas, pero posee una capilla)

Santa Cruz, Cortijo de

Tejano, Cortijo del

Tejoneras, Cortijo las

Terrona, Cortijo la

Torre, Cortijo la (en ruinas)

Troncha, Cortijo de

Ventilla, Cortijo de la

Viján, Cortijo de

Villares, Cortijo los (cerca de Serrato)


Lista de haciendas:

Hacienda de don Gabriel (en ruinas)

Hacienda de don M. Rodríguez (antiguo molino de aceite, hoy adaptado como vivienda), (Molina et al, 2000, 347)


David Gómez de Mora


Bibliografía:

* MOLINA GONZÁLEZ, I. y MORENO ARAGÓN, P., (2000), “Cortijos, haciendas y lagares. Arquitectura de las grandes explotaciones agrarias de Andalucía”. Provincia de Málaga, Madrid.

* RECIO RUIZ, A. (2013-2014), “Aproximación al conocimiento del patrimonio histórico (arqueológico y etnológico) de Cañete la Real (Málaga)”. Isla de Arriarán, XL-XLI, pp. 399-436, nº40-41

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).