jueves, 12 de noviembre de 2020

Notas sobre Piqueras del Castillo en tiempos del Catastro de Ensenada

A mediados del siglo XVIII Piqueras seguía siendo un municipio en el que poco había cambiado el modelo productivo de su economía local, un hecho que se refleja en las preguntas del cuestionario del Catastro de Ensenada, donde la agricultura sumada a la actividad ganadera de sus habitantes, generaban el principal sistema de ingresos del pueblo. Por aquel entonces el párroco de la Iglesia y máxima autoridad era don Matías de Barambio, sin lugar a dudas una de las personas con más patrimonio y poder en la localidad.

En el viario piquereño había un total de 76 viviendas, entre las que se contaban las ocupadas por viudas y pobres de solemnidad, además de las que tenían los eclesiásticos y hacendados forasteros, lo que aplicando un coeficiente medio de 4 personas por hogar, nos da una cifra de 300 habitantes aproximadamente.

Sus alcaldes eran los vecinos Marcos de Cuenca y Juan de Alarcón, por su parte estaba el que era considerado como el alcalde de la hermandad, un puesto cargado de mucho honor que recaía en la figura de Alonso de Checa. Luego la corporación se apoyaba en dos regidores, estos eran Gabriel de Lizcano y Manuel de Alarcón, mientras que el alguacil era Juan Cano. Finalmente las labores de escribano estaban a cargo de don Pedro Ruiz de Alarcón, cuya familia desde principios del siglo XVII sabemos como mínimo que ya venían ejerciéndolas. Por aquellos tiempos Piqueras seguía siendo uno de los muchos señoríos que controlaban los Condes de Cifuentes. Estos recibían de los habitantes una renta de 358 reales.

Piqueras del Castillo. Imagen: earth.google.com

La inmensa mayoría de los labradores se dedicaban al cultivo de secano, mientras que en las zonas de monte pedregoso y poco favorables para desempeñar estas actividades, el paisaje era una interposición de pinos rodenos, enebros y sabinas. En la dehesa de la cañada, el terreno estaba igualmente dominado por pinos rodenos, además de romeros, enebros y carrascas. Por otro lado en la Sierra del Monje, los pinos carrascos y donceles (piñonero), junto con matas rubias (coscoja) y pardas (espesa de encina o roble), enebros, romeros y sabinas serán la estampa predominante.

En Piqueras no había cultivos de árboles frutales, por lo que los agricultores se centraban en la producción de gramíneas, como lo que podían extraer de aquellos campos bien drenados en los que se explotaba azafrán, nabos y cebolla. La cantidad de tierra disponible constaba de 18.196 almudes y un celemín. Se disponía de un molino harinero, propiedad de la villa y compuesto por una sola piedra que era de rodeno, así como 240 colmenas para la producción de miel y cera.

El ganado era diverso, por una lado había unas 1000 ovejas churras, 300 cabras y 30 cerdos. Igualmente para el trabajo agrícola se valían de 11 yeguas y caballos, 6 mulas, 60 asnos y 50 bueyes, becerros y vacas. Decir que algunos de los bueyes eran propiedad de Juan de Chumillas, que con dos carretas transportaba la madera hacia la Mancha y otros puntos distantes.

Hay una referencia en el Catastro de Ensenada que nos estaría dando la ubicación que pudo ocupar la antigua casa consistorial, hecho que apreciamos en la pregunta número 23, cuando en lo referente a las propiedades del común se dice que en el ayuntamiento “se halla un cuarto que sirve de cárcel y otro para la custodia de los granos del pósito real, y otro para fragua del herrero”. Esto nos lleva a pensar que todo sería una mismo complejo, lo que sumado a que el pósito sabemos que estaba en la fachada que queda debajo del actual ayuntamiento, tenemos pues como hipótesis que lo que hoy sería la actual casa consistorial en un pasado fue una vivienda de algún particular, hecho lógico pensando que el cura solía vivir junto al ayuntamiento, lo que dejaría en el aire de si fue propiedad de la la familia Barambio, y que precisamente será nombrada en el testamento del religioso con una vivienda de nueva construcción a mediados del siglo XVIII, ubicada justo en esta plaza. En Piqueras no había hospital, mercado, tienda, taberna o carnicería, si que al menos se contaba con un cirujano, así como con un responsable de llevar el horno de pan cocer, además de dos tejedores, un cardador de lana basta y dos eclesiásticos. Por otro lado había siete sirvientes de carreteros y siete jornaleros, siendo el resto labradores y ganaderos del municipio. En todo el municipio sólo existían dos pobres de solemnidad.

David Gómez de Mora

Bibliografía:

* Catastro de Ensenada. Piqueras del Castillo. http://pares.mcu.es/Catastro

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).