viernes, 13 de noviembre de 2020

La ganadería en Piqueras del Castillo durante la segunda mitad del siglo XIX

Poco a poco Piqueras comenzaba a perder el fuelle de épocas pasadas, y eso que una vez superados los latigazos del cólera y alcanzar una aparente estabilidad demográfica, la población se sumió en una dinámica de reducción poblacional que sólo repuntará entre el intervalo de 1930-1950. Recordemos que desde los tiempos del Catastro de Ensenada (1752) hasta el de Floridablanca (1787), este lugar sufre un claro estancamiento, que empezará a ir a la baja si tomamos como referencia los datos de Madoz, donde “se aprecia que a pesar de haber trascurrido unos sesenta y cinco años, la población de Piqueras había disminuido en torno a un 23% con respecto al último censo de Floridablanca del siglo XVIII” (Romero y Ballesteros, 2009, 65).

Ahora bien, cabe preguntarse por las reseñas que hemos estudiado del legajo nº1 del Archivo Diocesano de Cuenca, si la actividad ganadera en décadas inmediatas se podía haber visto alterada por esta dinámica regresiva. Siguiendo los cómputos de los recuentos vecinales por oficios, observaremos los porcentajes de población que a grosso modo vivía directamente de la explotación animal. Así por ejemplo, en el año 1862 Piqueras contaba con unos 63 hogares, lo que suponía el tejido activo local de una docena de pastores aproximadamente.

El pastor (1901). Andrés Solá

No olvidemos que Madoz a mediados del siglo XIX citaba en su diccionario que en Piqueras se criaba “ganado lanar, cabrío y vacuno”. No había ninguna duda en que la lana de las ovejas churras seguía siendo un elemento del que se obtenían ganancias, no obstante, resulta interesante remarcar el papel de la ganadería vacuna, la cual sabemos por testimonios que todavía durante las primeras décadas de la centuria venidera estaba extendida entre algunas de las familias descendiente y herederas de muchos de aquellos pastores que entre 1860-1870 mantenían a flote este sector tan importante de la economía local. Evelio Moreno nos describe con ese toque tan auténtico la relación de simbiosis entre los labradores y aquellos animales que cobijaban en sus casas y corrales, así pues “la versatilidad del burro le hacía apto para múltiples tareas, cuando aún no habían llegado los tractores. Los rebuznos de los burros eran tan familiares como el tañer de las campanas, rebuznaban con tesón, tercos como esas criaturas que lloran en pleno berrinche y sin motivo conocido (…) Machos y mulas, bueyes, burros, perros y gatos, cerdos, gallos y gallinas, ovejas y cordero…, la granja de Orwell no era mucho más ubérrima que Piqueras” (Moreno, 2013, 89)

Siguiendo las referencias que hemos citado del Archivo Diocesano de Cuenca, apreciamos una serie de relaciones sociales de ese tejido económico que resulta necesario indicar, una vez expuestos sus nombres.


Relación de vecinos de 1860 adscritos como pastores (extraído del A.D.C)

Melitón García, casado, 65 años (esposo de Quiteria Chumillas)

José García, casado, 40 años (esposo de Marta Marcilla)

Brígido Pérez, casado, 44 años (esposo de Nieves Lozano)

Felipe Blanco, casado, 63 años (esposo de Juana Toledo)

Ángel Herráiz, casado, 60 años (esposo de Josefa Escribano)

Julián Carrasco, casado, 30 años (esposo de María Gabaldón)

Francisco Gabaldón, viudo, 50 años

Juan Sotos, casado, 34 años (esposo de Francisca Rodenas). Su hijo heredará el ganado (Pedro)

Gregorio Escamilla, casado, 28 años (esposo de Quintina Mateo)

José García Chumillas, casado, 41 años

Pedro Lizcano de Zamora, soltero, 22 años (esposo de Luciana Lucas)

Valeriano Panadero Navarro, soltero, 13 años


Relación de vecinos de 1868 adscritos como pastores (extraído del A.D.C.)

Miguel Herráiz, casado, 67 años (esposo de Josefa Escribano)

Ángel Ródenas, viudo, 31 años

Cayetano Moya, soltero, 18 años

Brígido Pérez, casado, 54 años (esposo de Marta Marcilla)

Julián Pérez Marcilla, soltero, 20 años, hijo de los anteriores

Pedro Sotos Ródenas, soltero, 18 años

Julián Martínez Carrizo, casado, 47 años (esposo de Nicasia Morante)

Reyes Martínez Morante, soltero, 20 años, hijo de los anteriores

Manuel García Checa, casado, 44 años (esposo de Santiaga Ródenas)

Félix Barambio Carrasco, soltero, 15 años

Pedro Lizcano de Zamora, casado, 35 años (esposo de Luciana Lucas)


A grandes rasgos podemos desprender por el listado recopilado, que durante la segunda mitad del siglo XIX, muchos de los pastores tenían unos vínculos genealógicos no muy profundos con las familias tradicionales de Piqueras, no por ello dejaría de haber casas con larguísimas generaciones en el pueblo, y que destacarían como ganaderos locales desde tiempo atrás, siendo este el caso de representantes de la estirpe de los Lizcano y Barambio. Y es que por contra, algunas ramas de apellidos como García, Pérez, Blanco, Carrasco, Gabaldón, Rodenas o Sotos (entre otros), poco o nada tenían de raigambre con aquellas antiguas casas del lugar. Por ejemplo Juan de Sotos (natural de Cervera), era el marido de Francisca Ródenas (vecina de Palomares), fruto de su matrimonio nació Pedro María Sotos Ródenas, quien siguiendo con la herencia de su padre, ejercería desde bien joven como pastor. Algo parecido sucedía con Gregorio Escamilla, éste hijo de Juan Tomás Escamilla y su esposa Tomasa Herráiz García, procedentes del municipio de La Huérguina (Albacete)

Igualmente Valeriano Panadero Navarro, y que en 1860 era un pobre chiquillo de 13 años que ya trabajaba de pastorcillo, era hijo del molinero Mateo Panadero (natural de Campillo) y Juana Navarro (ésta de Paracuellos). Aunque como decimos, no todos eran integrantes de familias con escaso recorrido en el pueblo, es el ejemplo de los Lizcano.

Durante el siglo XIX el tronco parte de dos hermanos Pedro Matías de Lizcano y Nemesio de Lizcano. En el año 1836 Nemesio casará con su esposa Gabriela Zamora de Barambio, de cuyo matrimonio nacerá el único hombre por línea recta de varón de esta rama, y que no llegará a conservar el apellido su descendencia por haber tenido sólo un par de hijas. Éste era Pedro, el pastor de los Lizcano, marido de Luciana Lucas, y hermano de Juana de Lizcano (la esposa de Cayetano de Mora). Con Luciana tendrá un par de hijas que harán que la descendencia masculina se pierda. No obstante, por aquellas fechas en la línea de sus primos todavía seguían quedando Lizcanos dispuestos a mantener el apellido y las vinculaciones tradicionales del clan, así por ejemplo su primo hermano Bautista de Lizcano, había celebrado sus esponsales con Rita Herráiz, de cuyo matrimonio nacerán varios hijos, por un lado Felipe Lizcano, casado en 1895 con Francisca de Barambio, así como otro vástago llamado Manuel Lizcano, y que en 1897 celebró sus nupcias con Eugenia García Lizcano. De Felipe y Francisca nacerá el último Lizcano de Piqueras, Mariano Lizcano (M. L.), quien tras haber estado con su familia durante un periodo de tiempo para luego volver al pueblo y emprender una vida normal, en el año 1922 tomaría la decisión de casar con su prima hermana Julia Lizcano García, ésta a su vez hija de los referidos Manuel Lizcano (hermano de su padre Felipe) y Eugenia García.

Obviamente este enlace será un último intento por sellar alianzas endogámcias entre los componentes de esta familia, y que como decimos en su día fueron los últimos supervivientes de una línea que se había dedicado a la explotación ganadera en algunos de sus ancestros siglos atrás. Aquellas bodas respondían a una estrategia en la que se buscaba conservar lo heredado por sus componentes, en la que el último varón que portará un apellido con varios siglos de historia, dejará como descendientes a Primitiva Lizcano Lizcano y Carmen Lizcano Lizcano.

David Gómez de Mora


Bibliografía:

* Archivo Diocesano de Cuenca. Legajo nº1 de Piqueras del Castillo

* Madoz e Ibáñez, Pascual (1845-1850). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar

* Moreno Chumillas, Evelio (2013). Crónicas de Piqueras. Bubok publishing S.L.

* Romero Saiz, Miguel y Arribas Ballesteros, Jesús (2009). Piqueras del Castillo. “Donde la Mancha empieza su historia”. Ediciones provinciales, nº 88

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).