martes, 10 de noviembre de 2020

La Peraleja en tiempos del Catastro de Ensenada

La Peraleja era un municipio en el que se vivían pocos cambios, donde los grupos de poder raramente habían ido evolucionando con el transcurso de los años, décadas e incluso siglos. Por aquellas fechas familias como los Jarabo o Hernán-Saiz seguían estando entre las más destacadas del lugar. No será por ello casual que a mediados del siglo XVIII, cuando se realizarán las respuestas del famoso cuestionario que lleva por nombre este artículo, veremos como sus alcaldes son precisamente Juan Jarabo y Juan de Hernán-Saiz, personajes clave de la historia del pueblo, y que para hablar de ellos, como del resto de habitantes, la mejor forma es indagando en sus testamentos, donde se refleja de manera clara en que ámbito social se movían, así como que bienes poseían. Y es que la documentación notarial indirectamente nos proporciona una detallada radiografía social sobre el quehacer diario de sus vidas. Alrededor de 1750 el municipio contaba con 225 casas habitadas.

Término municipal de La Peraleja . Catastro de Ensenada

Al igual que Saceda del Río, La Peraleja era una villa de realengo, por lo que ningún señor tenía capacidad para esquilmar económicamente a sus pobladores. La gran mayoría de su superficie cultivable estaba destinada al secano, exceptuando medio centenar de almudes que eran empleados como zona de regadío para plantación de nabos y cáñamo. Como solía ser habitual, las áreas más abruptas y pedregosas serán empleadas para usos ganaderos.

Aquí la diversidad de cultivos era más vistosa que en otros pueblos, de ahí que hubiesen frutales, nogales, viñas y olivos entre las fincas del término, a pesar de que realmente las gramíneas (trigo, avena, centeno y cebada) eran las auténticas representantes de los campos. Es cierto que había otro tipo de complementos agrícolas, como el azafrán y las cebolla, no obstante su porcentaje no será muy espectacular. La superficie total de tierra disponible en el pueblo ascendía a 14000 almudes. Un 37% se dedicaba a la sementera de grano, mientras que sólo un 4% al cultivo de olivos y un 2% al de vid.

El molino harinero era por aquel entonces de don Juan Antonio de Parada, teniéndolo arrendado a Miguel Gómez por un precio de 1.100 reales. Del mismo modo había otro de aceite que era propiedad del pueblo. Respecto a la ganadería, veremos como se describen las cabezas de ganado lanar (444 ovejas, 260 primales, 383 borregos, 400 carneros y 407 corderos). Para la labor se contaba con 55 pares de mulas. Respecto a las colmenas para la extracción de miel y cera, existían un total de 200, repartidas entre varios vecinos, entre los cuales la familia Molina controlaba más de la mitad, tanto es así que de esos dos centenares, Miguel de Molina tenía cuatro, Ignacio de Molina y José de Molina otras cuatro cada uno, don José de Molina treinta y siete, así como Francisco de Molina cincuenta y siete, es decir, más del 50% de las que había en el pueblo.

Por lo que concibe a los servicios, La Peraleja contaba con ayuntamiento, cárcel y carnicería, un horno de pan cocer, dos escribanías públicas compradas al Rey, además de dos montes de los cuales se podía explotar leña, sin olvidar la dehesa del canto blanco. Queda claro que más de la mitad del término municipal no se aprovechaba para la agricultura, de ahí que por ejemplo la zona de monte catalogada como de peñas, cerros y barrancos (donde encontraríamos las partes más abruptas y pedregosas), se dedicaban a la explotación ganadera de uso común “por su mala calidad”, pudiendo acudir los vecinos con sus rebaños”.

La Peraleja disponía de mesón, taberna, y los servicios de un maestro albañil, un albéitar, un zapatero de nuevo (junto con su aprendiz), un sastre, cinco tejedores de lienzos, un maestro de escuela, un guarda de campo, varios carpinteros, tres zapateros de viejo, tres rastrilladores, un boticario, un cirujano, cuatro religiosos, incluso un hospital para hospedar a mendigos, no obstante carecía de panadería. En cuanto al poder de los labradores, veremos como sólo existían 20 jornaleros y seis pobres de solemnidad, cifras no muy altas teniendo en cuenta que se contaría con cerca de un millar de almas.

David Gómez de Mora

Bibliografía:

* Catastro de Ensenada. La Peraleja. http://pares.mcu.es/Catastro

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).