domingo, 29 de marzo de 2020

El linaje de los Crespo en Piqueras del Castillo


Los Crespo fueron una familia de la pequeña burguesía local, asentada durante la primera mitad del siglo XVII en este municipio, y sobre cuyos orígenes seguimos teniendo dudas. Gracias a unas segundas nupcias de la esposa del progenitor, Juan de Crespo, sabemos que ésta era natural de Arguisuelas, de ahí que cabe la posibilidad de que el origen de ambos, pudiese proceder de este enclave conquense.
Desde la primera generación la familia consiguió fortalecer su estatus, manteniéndolo algunos de sus descendientes a lo largo del siglo XVIII, consiguiendo así englobarse dentro del grupo de labradores hacendados.
Las hijas de Juan de Crespo celebraron bodas con familias que tenían una buena posición en el pueblo, así Juliana lo hizo con Melchor Gil, una estirpe de labradores bastante conocida por su entronque con el que fuera hijo de los Señores del lugar, mientras que su hermana se acabaría casando con Pedro de Checa, quien supimos que llegó a ser mayordomo de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario años más tarde.
Como indicábamos, uno de los puntos de apoyo del linaje durante sus primeras generaciones fueron los Checa, con quienes celebrarán diversos enlaces. Un conjunto de políticas matrimoniales cerradas, que mejoraban la situación de la familia, permitiendo que el patrimonio no se dividiera.
Imagen de Piqueras. Verpueblos.com
La riqueza de los Crespo hay que buscarla en el testamento de don Miguel Sánchez Abad, cura que fue de Piqueras del Castillo, pero cuyas raíces le trasportaban hasta Jábaga. Este párroco dejó una capellanía junto con un patronazgo de legos para que lo tuviera y poseyera Julián de Crespo, hijo de Juan Crespo y de Catalina García. En el mismo integrará todos los bienes que tenía en la villa de Piqueras (hazas, viñas, la mitad de la casa en la que vivía, así como dos yuntas de heredad que poseía en Cólliga), a cambio Julián debía de rezar dos misas semanalmente en el altar de Jesús y que estaba dentro de la Iglesia del pueblo, además de celebrar una fiesta anual el día de San Miguel.
En la cláusula se especifica que después de Julián, quienes podía aprovechar la posibilidad a ocupar el puesto de capellán, eran sus sobrinos, en este caso, preferentemente los hijos de Juan de Crespo, así como en su defecto los de sus hermanas Juliana, y finalmente Ana, remarcando que si hubiesen varios pretendientes, la plaza de estudios debía ser entregada a quien más lo necesitara. Obviamente el cargo que desempeñaba el párroco era muy deseado, puesto que otorgaba nombre a la familia, además de dejar a buen recaudo la salvación de sus almas en el caso de que éstas fueran al purgatorio, teniendo así una ayuda extra que garantizaba rezos permanentes. Un elemento importante a la hora de entender la necesidad y protagonismo que ocupaban los curas en unas sociedades rurales donde el catolicismo y las costumbres eran sagradas.
Árbol genealógico de los Crespo. Genealogía familiar
La fundación que heredará Julián de Crespo comprendía casa y alrededor de unas sesenta de propiedades agrícolas (con una producción de 226 almudes). Otro dato a tener en cuenta eran las zonas privilegiadas de enterramiento que adquirieron las hermanas del cura, pues por ejemplo Juliana se hizo con dos zonas de sepultura en la primera fila del lado del Evangelio, un lugar que como sabemos era de los más deseados, y a los que sólo accedían los miembros de la Iglesia así como las familias más pudientes. Ésta cuando falleció en 1695 mandó que se diera para la Virgen del Rosario un cuadro de Nuestra Señora de la Leche.
Otro dato que no podemos pasar por alto, es que Julián de Crespo (el presbítero), heredó adicionalmente los bienes de Alonso de Piqueras y Olaya García, ambos vecinos de Barchín del Hoyo. Igual de interesante nos resulta su otra hermana Ana de Crespo, quien se adjudicó una sepultura en la segunda fila en el lado de la Epístola, donde se enterraría su cuerpo tras fallecer en 1704.
Obviamente este conjunto de referencias son indicativas de cómo este linaje, nada más establecerse en el municipio, consiguió ostentar un protagonismo que a su vez retroalimentaba aquellas comunidades cerradas de labradores, favorables a sellar matrimonios entre personas de idéntica características sociales, de las que obviamente podían sacar réditos. La falta de varones y personas que intercalarán este apellido, harán que a partir del siglo XVIII su representatividad empiece a desaparecer entre los habitantes del municipio.

David Gómez de Mora
Referencias:
* Apuntes genealógicos de la familia Gómez-de Mora y Jarabo. Inédito

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).