Durante el año 1753 Francisco de
Cañas (de 55 años de edad) era el alcalde ordinario de Marín
y Zarza, una modesta aldea de escaso número de
familias, propiedad de un linaje que en cuestión de varias
generaciones había acumulado un patrimonio considerable, los
Castillo de Buenache de Alarcón.
El alcalde estando
acompañado por Miguel Blanco (50 años) y Juan de Aceta (50 años)
peritos evaluadores del terreno y de profesión labradores, junto un
par de agrimensores de Albaladejo (1) serán los encargados de
responder el famoso cuestionario del Marqués de Ensenada, y en el
que se ofrecen datos muy precisos sobre el modelo de producción que
existía en este lugar.
Por aquellos tiempos
la inmensa mayoría del terreno estaba dedicado al cultivo
de secano, pues sólo se producía un almud de
regadío para hortalizas, a través del agua de una
noria. El municipio era una balsa de aceite, pues tan sólo
vivían siete familias.
Además del mencionado
espacio de secano, existía una zona de dehesa propiedad
de los señores del lugar. Viñas, trigo, avena, cebada, árboles
frutales y otros productos conformaban el grueso agrícola
de un entorno cercano al Júcar. Un dato de
interés es que muchas de las tierras existentes
en el término estaban controladas por vecinos de
localidades inmediatas, especialmente de procedencia honrubiana.
También se
describe un molino harinero de agua de cinco piedras
ubicado al lado del Júcar y que pertenecía al
Señor (Don Francisco del Castillo y Peiro), arrendado por
aquellos tiempos a Matías Mondéjar.
Tal era la escasa
presión demográfica, que ni tan siquiera existía un sacerdote
local. En cuanto a los trabajadores “sólo hay un jornalero
que al día gana cuatro reales, y lo mismo los labradores” (2). No
obstante algunos de los vecinos si que poseían ganado (“mulas,
asnas, yeguas, vacuno y un poco de cerda y lanar”).
Resulta poco menos que
llamativo el caso de esta línea de los Castillo, quienes en lugar de
esconder su apellido, hacían alarde del mismo, a pesar de no
haberles caído por la línea recta de varón, y es que según su
tradición oral, éstos eran descendientes del capitán enterrado en
la Iglesia de Arcas, don Francisco de Reyllo Mogrobejo, esposo de
doña Francisca Calero y Villanueva. Tal y como se relata en su
ejecutoria de hidalguía (3), un hijo de éste, don Bernabé de
Reyllo, marchó hasta Buenache, allí celebró su enlace matrimonial
con Estefanía de Silva, fruto de cuyo casamiento nacerá don
Francisco de Reyllo y de Silva, esposo de doña Andrea del Castillo
(ésta perteneciente a la línea buenachera de los Castillo con los
que antepondrán el apellido (4)). El hijo de ambos será don Diego
del Castillo y Reyllo, fundador de la casa Castillo-Reyllo, y quien
ya ejerció como familiar del Santo Oficio, desde donde partirán las
líneas más destacadas de la familia. Por un lado su hijo don Pedro
del Castillo y Reyllo (marido de doña María Saiz Chicano), quien
ejerció como secretario para el Santo Oficio. En cambio, un hermano
conocido como el doctor Diego de Reyllo y del Castillo, llegó a ser
Prior de la Colegiata de Belmonte. Será el vástago de Pedro y
María, quien gracias a una compra en 1667 se hará con el mayorazgo
que abarcará el Señorío de Marín y Zarza.
La siguiente
generación, y que ya había medrado socialmente de una manera
satisfactoria (pues portaba la sangre de los Garcés de Mendoza), se
encontraba asentada de forma permanente en la ciudad de Cuenca,
controlando desde allí su Señorío ubicado en tierras más
meridionales. Al respecto se nos recuerda como “Pedro Joseph
del Castillo Reyllo era poseedor del Mayorazgo de su casa y Señorío
de las villas de Marín y Zarza, cuya jurisdicción era propia suya
teniendo como tenía (mero et mixto imperio) jurisdicción
civil y criminal y horca y cuchillo como tal dueño de vasallos que
era y en la Iglesia de San Juan de la Ribera donde asistían los
vecinos de dichos lugares que era fundación de las dichas casas y
familia, y tenían asimismo dicho litigante su asiento preeminente y
puestos sus escudos de armas y continuando el lustre de sus
antepasados, habían emparentado dicho litigante y su padre y abuelos
con otras familias muy nobles e ilustres en los casamientos que
habían hecho como la había sido la familia de doña Isabel de
Villaviciosa” (5).
En cuanto a la
descripción del los dominios de los Castillo, existe una referencia
vinculada con la fundación de este mayorazgo, en la que se indica
que éste “alinda con la torre de Villanueva y luego sube por
la cañada de la Ermita de San Gregorio, quedando fuera a la mano
izquierda y prosigue hasta llegar al camino que traen los de Honrubia
a mis molinos que llaman de las monjas desde el cual parte por dicho
camino adelante y llega el que lleva a Cuenca los de Honrubia por el
Quintanarejo al Puente Talayuelas y a la Dehesa que es del Conde
de Valverde donde está la peña horadada. Luego se va alindando
con la dehesa del Hospital de Santiago de Cuenca hasta llegar al Río
Júcar con cuyas villas y lo de ellas anexo y perteneciente como ha
declarado me vendió y cobró en renta judicial don Joseph Beltrán
de Arnerdo, Alcalde de la Casa y Corte de su Majestad, como consta de
la escritura que a mi favor otorgó en la villa de Madrid en 2 del
mes de junio de 1667” (6).
Armas de
los Castillo. www.heraldica-hispanica.com
Las vecinos de las
villas de Marín y Zarza acudían a una modesta Iglesia que tenía
como advocación San Juan Bautista. Sabemos que entrando hacia el
altar mayor había un lienzo grande con un retablo de un Cristo
crucificado, acompañado por diferentes santos en las esquinas, donde
además se pintaron dos escudos pertenecientes a los Señores del
lugar. La familia recibió bulas para decir misas en las casas de su
morada y otros autos por diligencias hechas, de modo que podían
poseer un oratorio (7).
Los molinos que los
Castillo tenían arrendados son el principal foco de interés (además
de su dehesas y tierras de cultivo), y que como sabemos fueron
incorporando a los bienes acumulados. Éstos son mencionados en un
traslado documental cuando se dice que (8) “agregan dos paradas de
molinos harineros con sus tierras y casas, con la ermita de San Juan
Bautista y los huertos y arboledas tras la venta hecha por doña
Magdalena de Silva y Girón, hija de los Conde de Cifuentes, la cual
se los vendió en la villa de Madrid a 30 de mayo de 1646 ante el
escribano Diego de Ledesma”.
Valgan pues estas
líneas como un conjunto de datos adicionales para entender la forma
de proyección de una familia de hidalgos con raíces en Buenache de
Alarcón, y sobre la que todavía queda muchísimo por investigar.
David Gómez de Mora
Notas:
(1)
Catastro de Ensenada (1749-1756). Las Monjas, villas de
Marín y Zarza.
(2)
Ídem
(3) Archivo de la Real Chancillería de Granada (301-130-12).
Ejecutoria de don Diego Ventura Joseph del Castillo y Reyllo
Villaviciosa y Collado
(4)
Notas de la genealogía familiar: Andrea del Castillo es hija
de Antonio del Castillo y Catalina de Valdeolivas. Esta familia
representan los progenitores de la línea en Buenache de
Alarcón, quedando la duda de cual pudo ser su foco de origen. Es
factible pensar como hipótesis que sus raíces nos dirigieran hacia
el Castillo de Garcimuñoz. Es precisamente dicha procedencia la que
se adscribe a otra línea de Buenache, y que llegó durante el
siglo XVI, a partir de un hijo de Bartolomé del Castillo y Luisa de
Alarcón, (Juan del Castillo) quien casaría con María
Fernández en 1587. Estos últimos serán reconocidos como miembros
del estado noble tras el ingreso en la Orden de Carlos III de uno de
sus descendientes. No sabemos que tipo de relación pudo existir
entre Antonio del Castillo y Bartolomé del Castillo, pero en la
descripción de las armas de los Reyllo, se dice que por la línea
de Andrea éstos portaban “un castillo con dos lebreles
atados a las puertas del castillo”.
(5) Archivo
de la Real Chancillería de Granada (301-130-12). Ejecutoria de don
Diego Ventura Joseph del Castillo y Reyllo Villaviciosa y Collado
(6) Ídem
(7) Ídem
(8) Ídem