Una
de las familias más antiguas y numerosas que aparecen documentadas
en Altarejos es la de los Melero. Un hecho confirmado por cualquier
investigador que desee rastrear el pasado genealógico de este
apellido, pues inmediatamente comprobará la multitud de líneas
vinculadas con el mismo en los libros sacramentales más viejos, y
que por lo que respecta al de bautismos, arranca desde la primera
mitad del siglo XVI (1).
Destacados
personajes afloraron de esta casa, entre ellos el religioso don Pedro
Melero, comisario del Santo Oficio, y cuyo círculo familiar fue uno
de los más influyentes entre las élites locales. Pedro tuvo varias
hermanas, una fue María Melero (de quien descendía el Licenciado
Alonso López de Reolid). Sin olvidar tampoco Alonso Melero, casado
con la noble Juana de Aldana, pues su familia ya tenía reconocida
una ejecutoria de hidalguía en el lugar desde 1538. Una situación
que realzaba más si cabe el estatus del linaje, y motivo por el que
veremos de forma solapada en la descendencia de sus miembros el
apellido “Melero de Aldana”.
Sobre
éste Alonso conocemos algunos hijos, como sucede con Alonso Melero
de Aldana, quien celebró dos nupcias, la primera en 1581 con María
Melero, mientras que una segunda tras enviudar en 1583 con Francisca
López de Reolid.
Los
matrimonios cerrados entre familias con notoriedad como los Aldana,
López de Reolid, o los propio Melero, forman parte de la estrategia
de fortalecimiento del linaje. Como decíamos el padre Melero es
considerado una de las personalidades más influyentes del municipio
entre la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del XVII.
Redactó
su testamento en la villa del Castillo de Garcimuñoz a 3 de agosto
de 1608 (2). La referencia que vamos a transcribir es en realidad un
traslado de este documento donde se nos informa que Pedro fue
capellán perpetuo del Castillo de San Juan. En el momento de su
apertura se encontraba presente el Alcalde de la villa por el estado
de los hijosdalgos (Francisco de Tébar Gris). Nuestro personaje
manda ser enterrado en la Iglesia de Altarejos, más concretamente en
la capilla mayor, en una tumba propiedad suya, precisando que “encima
de la sepultura ha de ponerse una losa que tenga siete pies de largo
y dos pies y medio de ancho, en la cual escriba: Aquí está
sepultado Pedro Melero, clérigo comisario de la Santa Inquisición
de Cuenca y capellán perpetuo del Cabildo del Señor San Juan de la
villa del Castillo de Garcimuñoz” (fol. 63) (3).
Añade
que donde va a ser enterrado ya descansan los cuerpos de sus padres. Dice a su vez (fol.
63) (4): “es mi voluntad luego que sea muerto se
busquen dos pares de mulas y un carro habiéndose hecho una caja de
madera con su cobertor y me lleven a la dicha villa de Altarejos y me
pongan en la Ermita de Señora Santa Clara, y allí venga el señor
cura de aquellas villa y todos los señores clérigos de ella y me
llevan como es costumbre a la Iglesia Mayor”.
Pedro
mandó 300 misas y menciona a su sobrino Alonso López de Reolid, en
ese momento clérigo de Altarejos, a quien entrega 20 ducados para
que diga misa todos los sábados del año con un responso sobre su
sepultura. El comisario compró un censo sobre casas y otras
posesiones, mandando la celebración de diversas fiestas en
diferentes épocas del año.
Altarejos
(Google.com)
Entre
el patrimonio atesorado se citan varias viviendas, así como la
fundación de una memoria para pobres de su linaje. Se compromete con
la creación de dos plazas para la formación de eclesiásticos, bajo
una cláusula que consideramos muy interesante, y que por ello
pasamos a transcribir de forma íntegra (5):
“De
los réditos de los censos que yo adelante dejo se tomen treinta
ducados y en la villa de Altarejos se busquen dos muchachos que sean
de mi linaje y apellido si pueden ser habidos y que sepan leer y
escribir y si quisieren estudiar sepan que para San Lucas primero
viniere le darán a cada uno quince ducados la mitad para San Lucas y
la mitad para carnestolendas y han de estudiar cada uno
tres años de gramática y a mitad en Cuenca o en Alcalá o en
Salamanca y no en otras partes y habiendo estudiado en tramos como
dicho es y cursado sin faltar en todo el año sino fuere un mes por
enfermedad y no por otra cosa ni descuido alguno ni por otras
ocasiones quiero que al cabo de los tres años de estudio de
latinidad sean examinados por el señor cura y los señores clérigos
de la villa y al más virtuoso y mejor estudiante se le den todos los
treinta ducados que cada un año les daban a los dichos para que con
ellos estudien otros cinco años antes y teología y no otra ciencia
alguna que mi voluntad es que haya en la dicha villa letrados de mi
linaje y por el mismo caso que tal estudiante estudiase otras
ciencias se le quiten luego los dineros y se torne a empezar otro
curso y lo mismo sea si fuere jugador o distraído o entrare en
alguna religión aunque sea de los teatinos y ha dicho de testigos
sino cursare los que de mi linaje tuvieren acción a la tal limosna
le pueden acusar y quitar la limosna y los cursos de arte y teología
eran de ser en Salamanca o en Alcalá y no en otra Universidad alguna
para que siendo clérigos sirvan a nuestro Señor y rueguen a Dios
por sus bienhechores y siempre que todos estos cursos se acaben luego
en la dicha villa de Altarejos se torne a empezar otros o si por
muerte o otra ocasión faltasen siempre es mi voluntad que haya y se
gaste esta limosna con estudiantes virtuosos por su orden arriba
puesto y la condición con que dejó la dicha limosna para que
estudien estudiantes de mi linaje es que los que así fueren elegidos
para la Trinidad y Teología han de ser cristianos viejos de padre y
madre y a los que tuvieren la menor raza de moros ni judíos ni de
otra secta reprobada a los tales yo no los admito ni quiero que sean
admitidos a memoria ni patronazgo alguno mío para siempre
jamás” (fol. 67-68 v).
A
todo esto el comisario crea un arca de limosna para pobres, además
de hacer bastantes donaciones a gente necesitada del pueblo. Se
deduce por el traslado testamentario la tenencia de una cantidad
considerable de censos, como de una posición social preeminente.
No
hemos de olvidar que Pedro funda además un patronazgo, a quien deja
por patrón a su sobrino Alonso Melero de Aldana (heredero universal
de sus bienes muebles y raíces), mandando que se “haga una
arca con tres llaves donde estén las escrituras y réditos que se
fueron cobrando y el dinero de este censo que se redimiere hasta que
se vuelva a dar y una llave ha de tener mi patrón donde ha de estar
la dicha arca y la otra el señor cura que fuere en aquella Santa
Iglesia y la tercera llave el señor alcalde de más antiguo por su
año de manera que con consentimiento de todos tres se echen y saquen
los dineros hubiere los cuales sea obligado mi patrón a manifestar
como los tiene dentro de cuatro días u se echen liego dentro con su
cuenta y razón” (fol. 74).
Recordemos
que los Melero presentaron documentación que acreditaba su limpieza
de sangre. Un trámite necesario que permitía a sus integrantes
gozar de las prestaciones obligadas por el sistema para poder medrar,
especialmente dentro del Santo Oficio o el ámbito eclesiástico.
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
*
Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de bautismos de Altarejos. Años
1528-1544. 15/5
*
Archivo Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos.
Años 1595-1673. Sig. 15/18
*
Genealogía de la familia Gómez-de Mora Jarabo. Inédito
Notas:
(1)
Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de bautismos de Altarejos. Años
1528-1544. 15/5
(2) Archivo
Diocesano de Cuenca. Tomo II de defunciones de Altarejos. Años
1595-1673. Sig. 15/18
(3) Ídem
(4) Ídem
(5) Ídem