Uno de los grandes
protagonistas de los inicios de la primera guerra carlista en estas tierras del
norte de Castellón, fue el insigne Barón de Herbés, don Rafael Ram de Viu i
Pueyo, quien además de ostentar tan honroso título, representó a su vez el del
Condado de Samitier, obteniendo una grandeza de España que le llegaría a título
póstumo, tras dar su vida por la causa carlista.
El Barón fue un militar y
político incansable, que asumió cargos significativos, que le dieron mayor
prestigio. Su aportación a la lucha con el bando rebelado fue escueta, pero
suficientemente importante, ya que marcaría la senda de lo que luego serían los
pasos heredados por don Ramón Cabrera (el Tigre del Maestrazgo). Recordemos que
don Rafael, se alzó en armas durante el noviembre de 1833 a favor del pretendiente Carlos V,
siendo varias semanas después cuando éste sería fusilado en tierras turolenses.
Sobre la biografía de su familia, ya dedicamos un
apartado de tipo genealógico años atrás, en el que indagábamos la historia de
su baronía, y cuyas raíces se remontan hasta el siglo XIII, tras la creación del
Señorío de Herbés (Gómez de Mora, 2014, “El Señorío y
Baronía de Herbers"). Se cree que su
ascenso a Corregidor-gobernador de la capital del Turia en verano de 1828, pudo
ser el detonante hacía una conversión ideológica, en la que agudizaría mucho
más su perfil conservador.
Ram de Viu contaba con más de mil hombres a su disposición, a través de los que se fortaleció en Calanda, no obstante, los ataques ocasionados por los enemigos, le hicieron disgregar parte de su contingente, acabando después como prisionero junto con otros familiares, donde finalmente fue pasado por las armas.
Conocida era la residencia palaciega de la familia, y
que está situada en lo que era el antiguo castillo del lugar de su baronía.
Un edificio con detalles de valor arquitectónico, y elementos que datan del período
final de la Edad Media, propio del gótico rural extendido por estas tierras.
Reconstrucción del Castillo-Palacio del Baró de
Herbés. Imagen: 3dwarehouse.sketchup.com
El edificio tiene una planta rectangular, con refuerzo
de sillares en las esquinas, disponiendo de dos pisos y desvanes, sobre un
tejado árabe a dos aguas. Respecto la zona que comprende la puerta y el balcón,
se endosa el escudo de su familia. La construcción alberga algunas partes de
interés, como sucede con una muralla almenada, que salvaguarda a sus espaldas la
residencia familiar.
La vivienda disponía de amplio espacio, donde siguió existiendo
intacta la estructura de lo que era la vieja mazmorra, además de un salón para
recepciones de considerables dimensiones, junto una zona de bodega.
Fachada principal del Castillo-Palacio
de los Barones de Herbés. Imagen: Wikipedia.org
Sabemos que el aristócrata contaba con otras
propiedades, entre las que se hallaba la residencia que tenía en la villa de
Vinaròs, concretamente en lo que hoy sería la calle Socorro, y que por aquel entonces era la zona donde estaban asentados los
caballeros del municipio.
Recordemos que por mediación de sus
ancestros los Valls, el linaje recibirá el grueso de la herencia y mayorazgo
que le valdrán la consecución de los bienes que representaban la baronía. Por lo que respecta a sus propiedades en
Vinaròs, Borràs Jarque, en su crónica nos cuenta como éste tenía un huerto,
conocido en el pueblo como del “Baró d’Herbés”, y que se situaba dentro de su
residencia, y en la que parece estuvo antes de partir hacia Morella cuando
proclamó su apoyo a la causa carlista.
Calle Socorro de Vinaròs, viario donde el Barón tuvo su residencia
a la que acudía de forma temporal. Imagen: Google Street View
A partir del
levantamiento iniciado el 12 de noviembre de 1833, comenzarán a integrarse a
las filas vecinos que estarán dispuestos a luchar del lado de don Rafael. En
Vinaròs conocido es el caso del linaje Covarsí, una familia de la pequeña
nobleza local, encabezada por Cosme Covarsí, junto con sus tres hijos, quienes
desde el principio tuvieron clara la necesidad de entrar en el combate. La
concentración de vecinos que se alistaban fue efectiva de modo paralelo en los
enclaves litorales de la franja septentrional de la provincia, donde vecinos de
Benicarló, Peñíscola, Santa Magdalena y Alcalà de Xivert sumarían sus fuerzas a
las filas que buscaban como bastión la capital dels Ports.
A partir de aquellos
días Morella pasó a convertirse en el baluarte carlista, donde más de tres
millares de milicianos armados mostraron su incondicionalidad. A principios de diciembre la ofensiva liberal obligaba a que éstos
hubiesen de abandonar el sitio, mientras nuestros soldados se dispersaron por
los escarpados montes de la Tinença de Benifassà. Para desgracia del Barón,
éste ya no volvería nunca más a pisar suelo vinarossenc.
David Gómez de Mora
Referencias:
* Borràs Jarque, J.M. (1931). Història de Vinaròs.
Tomo II