Las tierras de Huete son un
espacio geográfico con una notable historia, por las que han transcurrido
numerosos personajes, algunos de los cuales dejarán una huella muy profunda, a
través de las variadas construcciones que se fueron alzando en su entramado
urbano.
Uno de estos fue el arquitecto Juan de Sierra Torres, personaje que en su obra sobre el barroco optense trata a fondo el historiador José Luís García Martínez. De manera biográfica, su autor nos informa que la primera referencia sobre este señor data del año 1688. La vida de Juan fue un tanto convulsa, pues “el día 13 de septiembre de 1700, estaba preso y otorgó poder a Fabián y Agustín de Alcocer para que le defendieran en las causas que tenía pendientes, seguramente relacionadas con la obra de la cárcel y casas consistoriales que había dejado inconclusas. Aunque estuvo al borde de la quiebra económica, parece que las razones que acabaron con el maestro en la prisión fueron de índole personal” (García Martínez, 2015, 245, en AMH, nº200).
Uno de estos fue el arquitecto Juan de Sierra Torres, personaje que en su obra sobre el barroco optense trata a fondo el historiador José Luís García Martínez. De manera biográfica, su autor nos informa que la primera referencia sobre este señor data del año 1688. La vida de Juan fue un tanto convulsa, pues “el día 13 de septiembre de 1700, estaba preso y otorgó poder a Fabián y Agustín de Alcocer para que le defendieran en las causas que tenía pendientes, seguramente relacionadas con la obra de la cárcel y casas consistoriales que había dejado inconclusas. Aunque estuvo al borde de la quiebra económica, parece que las razones que acabaron con el maestro en la prisión fueron de índole personal” (García Martínez, 2015, 245, en AMH, nº200).
Diego Martínez (vecino de Saceda)
fue quien le interpuso una demanda. Por ahora no sabemos los motivos concretos que
desataron aquel conflicto, no obstante, podemos asegurar que este Diego pertenecía
a una de las familias más influyentes de la localidad. Concretamente la que
luego será reconocida con el apellido de Martínez-Unda, tras su enaltecimiento
como miembros del estado noble. Una operación que consiguieron a través de un
planificado ejercicio de manipulación documental (Gómez de Mora, 2019), gracias
a la argumentación genealógica presentada en una ejecutoria de hidalguía, que
les hacía descender desde tierras vascas, a pesar de que éstos en realidad nunca
habían salido de la pequeña villa conquense.
Traza
de la Cárcel Real de Huete. Archivo Municipal de Huete
Podemos imaginarnos que la
situación de malestar entre Diego y el arquitecto sería casi imposible de
esquivar en un enclave tan minúsculo. Sabemos que Juan estuvo residiendo en
esta localidad, donde finalmente haría vida familiar. Su esposa se llamaba
Catalina Martínez del Cubo, con quien celebró sus nupcias en 1678, una fecha a
tener en cuenta, puesto que se adelanta en diez años a las referencias de los
protocolos notariales anteriormente citados.
Juan de Sierra era hijo de Gaspar
de la Sierra Torres y Cecilia García, vecinos de la villa de Isla, perteneciente
al antiguo Arzobispado de Burgos, y que hoy forma parte del territorio
cántabro. No descartamos que el arquitecto trabajara en algún encargo para el
pueblo de su mujer. Sería extraño que no lo hubiese hecho, pues de su labor en
Huete tenemos referencias que nos proporciona José Luís García, al indicarnos
que “la ejecución de la Cárcel Real y
Ayuntamiento, fueron obras que le ocasionaron multitud de problemas. El
edificio era de grandes dimensiones y estaba destinado, en su mayor parte, a
calabozos como cárcel del extenso partido judicial de Huete” (García
Martínez, 246).
La tarea se remató el 10 de mayo
de 1697 por la cantidad de 14.300 reales, no obstante la cosa no acabaría ahí,
pues tras romper la relación profesional con su socio, el arquitecto tuvo que
hacer frente de manera individual al pago de materiales que no pudo gestionar,
fenómeno por el que acabó siendo “retenido
en la prisión con el pretexto de decir que debía ochocientos reales (…) unas
cantidades que pagaron en su nombre Miguel de la Fuente y Pedro Muñoz Jarabo,
vecinos de Saceda, el 8 de diciembre de 1700” (García Martínez, 247).
Parece ser que el incumplimiento del contrato fue el motivo de aquel último
episodio, aunque finalmente Juan conseguiría recibir el dinero inicial con el
que tasó el gasto de las obras. Los pagadores de la fianza eran personas con
solvencia, por un lado estaba Miguel de la Fuente, quien pertenecía a una
familia con recursos, así como Pedro Muñoz Jarabo, hijo de Alonso Muñoz y María
Jarabo, vecinos de la Peraleja, y que conjuntamente también gozaban de cierta
comodidad.
Genealogía
del arquitecto y su esposa. Elaboración propia
Este arquitecto sabía con quien
establecer contactos, así lo vemos a través de la familia de su esposa, los
Cubo, un linaje asentado en el municipio, que a pesar de llevar sólo unas pocas
generaciones, ya había entroncado con personas influyentes. Los suegros de Juan
eran Francisco Martínez del Cubo y María Saiz.
Como decíamos, los Cubo eran una
familia de la pequeña burguesía local, poseedores de la escribanía sacedeña, lo
que les ayudaría a establecer relaciones con las casas más importantes. Recordemos
que el tío del suegro del arquitecto era el escribano Agustín del Cubo y de
Vellisca. Por otro lado, los Saiz todavía arrastraban una mayor solera, pues en
la comarca eran populares por su patrimonio agrícola, además de los numerosos curas
que habían salido de su hogar. Entre éstos llegaremos a ver algunos vinculados muy
estrechamente con el famoso Obispo de Coria, don Pedro García de Galarza, y
cuyo linaje estaba asentado en la cercana localidad de Bonilla.
Los Saiz sacaron rédito de su
patrimonio, lo que les permitió la creación de varias fundaciones religiosas. Buen
ejemplo sería la del presbítero Alonso Mateo en 1609 o el patronato de Mateo
Saiz, de quienes todavía se conservan sus libros en los fondos del Archivo
Eclesiástico de Huete y del Archivo Diocesano de Cuenca.
Esta riqueza los convertirá en
unos de los propietarios más poderosos del pueblo, con cifras superiores a 200
almudes de producción, motivo por el que junto con los López-Lobo (con quienes
no precisamente por casualidad sellarán varios enlaces matrimoniales), representarán
el bloque de grandes terratenientes que Saceda tuvo en siglos pasados.
David
Gómez de Mora
Referencias:
* Apuntes genealógicos de la
familia Gómez-de Mora y Jarabo (inédito).
* Archivo Municipal de Huete, Protocolos
notariales nº199 y nº200. Diego de Alique Culebras.
* García Martínez, José Luís
(2015). Arquitectura barroca en la ciudad de Huete. Un enclave arquitectónico
en el Obispado de Cuenca. Excelentísima Diputación Provincial de Cuenca.
* Gómez de Mora, David (2019). “El linaje de los Martínez de Unda en Saceda del
Río”. En: davidgomezdemora.blogspot.com