Una de las joyas artesanales con
las que cuenta el municipio de Castillejo, es el retablo mayor de su Iglesia,
ejecutado a principios del siglo XVIII por uno de sus célebres hijos, el
maestro escultor y tallista Juan López Puerta. La pieza está efectuada sobre
madera policromada y dorada, encajándose de manera armoniosa en el presbiterio del
templo. Ésta se halla rematada en forma semicircular, enmarcándose en lo que se
conoce como retablo-hornacina (1). Su estructura sigue claramente el esquema
del barroco clásico español, con influencia del estilo “churriguresco”, sobre
todo en lo que concierne al uso que hace de la columna salomónica (2).
En cuanto a su estructura, se
compone de un banco acuartelado y decorado con roleos (3) en el interior, siendo
la base donde se asienta el retablo. Las grandes protagonistas de este conjunto
son sin duda sus cuatro columnas salomónicas, con capiteles corintios y plintos
en forma de ménsulas con hojas de acanto y cabezas de niños, que separan la
calle central de las laterales.
Las dos columnas centrales están ornadas
con hojas de acanto que se enroscan en su fuste, mientras que las laterales
incorporan el motivo de los tallos y racimos de vid, simbolizando de esta forma
la Eucaristía. La calle principal del retablo (más ancha que el resto), alberga
una gran hornacina en forma de arco de medio punto con casetones decorados y
motivos vegetales en su intradós, ensalzando allí una talla de Cristo en la
cruz.
La figura está elaborada en madera
policromada y las calles laterales también presentan unas hornacinas de la
misma tipología, aunque a menor escala que la de la calle central, con la
diferencia de que están articuladas a través de dos columnas salomónicas de
pequeño formato que sustentan un arco de medio punto con motivos vegetales; en
ellas se han colocado, sobre unas ménsulas con hojas de acanto, unas imágenes
de bulto redondo y de madera policromada de diferentes advocaciones de la Virgen.
El espacio vacío que se encuentra
encima está nuevamente decorado con el motivo de los roleos que, a su vez
enmarcan una especie de tarjeta (4) ovalada con inscripciones. Esta decoración
a base de roleos, que cubren el máximo espacio posible del retablo (incluso las
enjutas de los arcos), así como el uso de tarjetas, se generalizó en el siglo
XVII en Salamanca, aunque pronto se expandiría por todo el territorio (5).
Detalle
del retablo mayor de Castillejo del Romeral. Imagen de Raúl Contreras
Las grandes columnas salomónicas
soportan un sencillo arquitrabe dorado, un friso, que lejos de ser horizontal
juega con las formas sinuosas que rompen la línea recta y se decoran con formas
vegetales, así como finamente una cornisa. Además, estas grandes columnas se
despegan del retablo, adelantándose hacia afuera, al igual que lo hace el
correspondiente arquitrabe, friso y cornisa. Se crea así una sensación de
dinamismo, acentuada por los efectos de la bicromía de todo el retablo (el rojo
y el dorado) y de la propia ornamentación en relieve que favorece el contraste
de luces y sombras, tan propio de la teatralidad del arte barroco.
De menor escala son las columnas
que flaquean el santo titular del segundo piso del retablo, que está también
dentro de una hornacina con casetones en el intradós del arco, aunque más
pequeña que en la que vemos el Cristo.
Si seguimos deteniéndonos en el detalle
de la pieza, de nuevo apreciaremos unos prominentes plintos, decorados con
hojas de acanto que sujetan las dos pequeñas columnas salomónicas en la calle
central, mientras que los emplazados en los extremos ejercen una función
meramente decorativa, siguiendo así el ordenamiento de todo el conjunto.
Retablo mayor de Castillejo del Romeral. Imagen de Raúl Contreras
Los espacios que quedan vacíos y
que se corresponderían con las calles laterales en el segundo piso tienen forma
de enjuta de arco y están ornamentados, como el resto del retablo, con un fondo
en rojo y unas flores enroscadas en relieve. Todo en su conjunto nos ofrece
una pieza de características reseñables, que como el retablo mayor de Valdecolmenas
de Abajo, o los desaparecidos durante la Guerra Incivil en Arrancacepas y Santa
María de Atienza, salieron del taller de esta familia de artistas locales.
David
Gómez de Mora
Notas:
(1) MARTÍN
GONZÁLEZ, J. J., “Avance de una tipología del retablo barroco” en Imafronte,
nº 3-4-5, 1987-1989, pp. 111-155, p. 124.
(2) RODRIGUEZ
G. DE CEBALLOS, A., “El retablo barroco en Salamanca: materiales, formas,
tipologías”, en Imafronte, nº 3-4-5, 1987-1989, pp. 225-258, p. 239.
(3) Los
roleos son una decoración a base de motivos enrollados, de volutas que se
enroscan sobre sí mismas, según FATÁS, G. y M. BORRÁS, G., Diccionario de
términos de arte y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática, Madrid,
Alianza, 2002, p. 281.
(4) La
tarjeta es un adorno plano y oblongo que a menudo contiene una inscripción,
sobrepuesto a un miembro arquitectónico pintado o figurado. Véase: FATÁS, G y M. BORRÁS, G., Diccionario de
términos de arte y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática, Madrid,
Alianza, 2002, p. 303.
(5) RODRIGUEZ
G. DE CEBALLOS, A., “El retablo barroco en Salamanca: materiales, formas,
tipologías”, en Imafronte, nº 3-4-5, 1987-1989, pp. 225-258, p. 238.