viernes, 3 de abril de 2020

El linaje Barajas de Huete, familia y alianzas. Breves notas genealógicas


Hace unos años, con motivo de la celebración de las fiestas de San Juan Evangelista, publicábamos en el librillo anual del Barrio de Santa María de Atienza, un listado sobre diferentes linajes pertenecientes a la histórica parroquia del municipio, que como bien sabemos, en el pasado adquirieron un peso muy importante dentro de lo que será el vecindario de esta circunscripción optense.
Es por ello que en el presente artículo desearíamos ampliar más información (además de mucha adicional que en un futuro iremos mostrando), vinculada con las estrategias de proyección social e influencias que algunas familias de este lugar irían efectuando.
Interesante es el caso del linaje Barajas, una casa con presencia en Huete desde tiempos del medievo, y que a partir del siglo XVI comienza a despuntar en alguna de sus líneas, lo que les llevó a entroncar con miembros de la nobleza local. Así sucedió en 1634 cuando doña Petronila de Barajas casó con don Marcos de Parada Peralta e Hinestrosa, nieto paterno de don Alonso de Parada, hermano del tercer Señor de Huelves (Parada, 2004, 703).
Los Parada, junto con varias decenas de familias asentadas en Huete, formaban parte del conglomerado nobiliario que ya estaba afincado en el municipio, y que empezó a cobrar protagonismo súbitamente a partir de la primera mitad del siglo XV. Como otras tantas estirpes del lugar, entroncaron con familias que arrastraban un conocido pasado converso, fenómeno más normal de lo que hasta la fecha podría parecer, y que paulatinamente la historiografía nos va revelando.
 Genealogía de los contrayentes por línea recta de varón.
Sabemos que la esposa de don Marcos era hija de Juan Bautista de Barajas y Catalina de Miranda. Ambos casaron en 1602, concretamente en la parroquia de San Nicolás de Medina. Se trataba de una familia que comenzaba a ascender, y que veía como su riqueza e influencias nada tenían que ver con la atesorada por algunos de sus ancestros. Conocemos el caso de la madre de Petronila, quien descendía de una familia con solera, que ya había establecido vínculos con algunos de los hidalgos asentados en la villa. Ésta era hija de Martín de Miranda y Catalina de Lara.
Por el costado paterno, Juan de Barajas era vástago de Miguel de Barajas y Jerónima López. El cura que ofició la boda de su hija fue el clérigo Juan de Lara, y entre los presentes se cita a don Juan de Sandoval, don Juan de Daza y Juan de Miranda. Respecto a los apellidos vinculados con la casa de los Barajas, observamos como el de Lara aparecerá en repetidas ocasiones. Se trataba en realidad de otro linaje de la pequeña burguesía local, que por aquellas fechas ya había conseguido medrar, teniendo miembros encabezando el clero municipal, con influencias más allá del área de Santa María de Atienza.
Como decíamos, los abuelos de doña Petronila eran Miguel de Barajas y Jerónima López, quienes sellaron alianzas en 1572, descendiendo a su vez de Miguel de Barajas y María Ximénez, como de Martín López e Inés de Campos respectivamente. Miguel y Jerónima tuvieron diferentes hijos, de los que tenemos constancia por algunos bautismos, es el caso de Manuel de Barajas (1580) o Juan de Barajas (1584). Una hermana de éstos, llamada Juana, casó en 1582 con Juan Centenero de Lara. Además, en la misma parroquia, existían otras líneas, buen ejemplo será la de Alonso de Barajas y María de la Torre.
Entre los Barajas de San Nicolás de Medina, veremos celebraciones matrimoniales con linajes conocidos, volviendo a manifestarse vínculos muy estrechos que los relacionaban con Santa María de Atienza. Así ocurrió con Juana de Barajas, hija de Juan de Barajas y Catalina Escudero, que celebró sus nupcias en 1611 con Tomás Aterido, hijo de Miguel Aterido y Juana Galana.
Por esas fechas Juan Aterido Galana, también casará con Catalina de Lara, fruto de cuyo enlace vino al mundo Jacinto Aterido de Lara, y quien de nuevo vuelve a repetir idéntico tipo de política matrimonial, al casar en 1632 con Quiteria de Lara. Este entramado unía por varios lados las sangres de los Barajas, Lara y Aterido. Un mecanismo hermético que retroalimentaba sus esfuerzos por mejorar su posición, fundamentado en el sacrificio de pequeños y medianos propietarios agrícolas, que no dividían sus bienes y en los que cada generación iba aumentando su radio de influencia, además de insertar a algunos de sus hijos dentro del clero local, lo que propiciaría un nombre y la consiguiente gestación de enlaces conyugales con familias de la nobleza municipal. Sin lugar a dudas un catalizador social que les permitirá integrarse entre las élites.
Por norma general, este sector no ostentaba oficios pomposos, por lo que siempre eran vistos con desaprobación desde el “establishment nobiliario”, pues muchos de los integrantes solían ser labradores que gestionaba sus propias tierras además de ejercer profesiones artesanales, considerándose pues como meros oficios mecánicos, obviamente mal valorados desde los sectores acomodados, a pesar de que en origen casi todas las familias los habían desempeñado. Al respecto y enlazando con lo dicho, una de las preguntas que solían realizarse en los interrogatorios sobre las limpiezas de sangre y que leemos en los expedientes de Inquisición, era la de si el investigado o su familia habían ejercido un oficio vil o mecánico. Una sandez (probablemente explicada por la mentalidad de la época), y que como bien saben muchos investigadores, obedecía más a una serie de formalismos por los que se regía aquel protocolo informativo, en lugar de la realidad histórica que se estaba maquillando.
Como relatábamos, entre esos linajes que conformaban la modesta élite del pequeño barrio de Santa María de Atienza, hallaríamos muchos agricultores independientes, que junto con familias insertadas en el ámbito artesanal, consolidarán un conjunto de gente que al fin y al cabo era el que movía las riendas y riqueza de la economía municipal.
Veremos como muchos conseguirán incluso ennoblecer tiempo más tarde, a pesar de las pruebas que arrastraban por su conversión religiosa (es el caso de los Zeza, entre otros). Recordemos que apellidos como Barajas, Lara y Aterido, además de sus enlaces, ya tenían en común el haber representado a través de algunos cofrades, las filas del Cabildo de San Juan Evangelista, consiguiendo insertar dentro del clero local algunos de sus familiares. Buen ejemplo serán los Lara, tal y como hemos apreciado en el capellán que ofició la boda de Petronila y Marcos, aunque como decimos sin llegar a ser los únicos, pues tenemos más casos. Recordemos que el Bachiller Lorencio de Aterido, fue enterrado en la Iglesia de Santa María de Atienza en 1559.  Un par de años después, en 1561, presumiblemente debido a que residía en esta zona o bien por su familia que guardaba relación directa con el barrio de Atienza, otro clérigo llamado Cristóbal de Aterido, mandó que su cuerpo reposara en la Iglesia de San Pedro.

David Gómez de Mora 

Referencias:
* Apuntes genealógicos de la familia Gómez-de Mora y Jarabo (inédito).
* Gómez de Mora, David (2017). “Breves notas sobre la burguesía optense en el barrio de Atienza. Familias de las pequeñas élites rurales de la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII”. Librillo de fiestas de San Juan Evangelista.
* Parada (de) y Luca de Tena, Manuel (2004). “Huete y la guerra contra Francia. Llamamientos de hijosdalgos en 1635 y 1637”. Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Volumen VIII/2, pp. 663-708.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).