Analizando las diferentes líneas
de familias que conformaban las élites del barrio de Santa María de Atienza,
entendemos la historia de una parte de la pequeña burguesía local asentada en
esta circunscripción optense, y de la que vamos a presentar una muestra de
algunos datos recabados a raíz de nuestras investigaciones genealógicas,
relacionadas con los Lara y los Aterido, que en futuros artículos desearíamos
seguir extendiendo.
No cabía ninguna duda de que estas
dos estirpes estuvieron muy unidas, pues guardaban paralelismos sociales, que
ya desde el siglo XVI les hizo crecer en un medio rural, donde los labradores
con recursos, como las familias de artesanos acomodados, fueron haciéndose un
sitio en la vieja economía local que demandaba la fuerza de vecinos de estas
características.
Al respecto, existe una carta de
poder de Ana Aterido, viuda de Luís de Lara, sobre un beneficio de Justa López
(mujer que fue de Juan Aterido), donde se revelan de nuevo los vínculos familiares
que existían entre sendos linajes. Sobre los personajes citados, se acompañan
los nombres de su sobrina María Fernández de Aterido, como de su esposo Domingo
de Zeza. El hijo de Luís y Ana era Luís de Lara Aterido, Jurado Perpetuo de
Huete por el estado común (AMH, nº160). Precisamente, su hermana Justa de Lara,
también estaba casada con otro vecino que ostentaba idéntica distinción.
Restos
de la Iglesia de Santa María de Atienza en Huete. Imagen de wikipedia.org
En el mismo volumen se adjunta el
testamento de Ana Aterido, quien manda ser enterrada con las prendas de la
orden franciscana en la Iglesia de Santa María de Atienza, en la sepultura
donde descansa su padre (Juan Aterido). En su funeral solicita que le acompañen
todos los clérigos de la parroquia, entre los que estaban las comunidades del
Cabildo de curas, beneficiados y capellanes de San Ildefonso, como de los
conventos de Santo Domingo, San Francisco y la Merced. Entre sus exigencias se
incluyen 1000 misas, de las cuales una cuarta parte se han de rezar en la
parroquia de Atienza, incluyendo las de su primo el Licenciado Juan Muñoz,
presbítero adjunto. Agrega a su vez una fiesta anual sobre una finca que poseía
de 18 almudes.
Un dato que resulta interesante,
es la mención de Ana sobre su zona de enteramiento, cuando agrega que “y mando que cuando se haga a la capilla de
Nuestra Señora de Loreto, sita en la dicha parroquia de Santa María de Atienza
mis herederos darán 30 ducados”. Pues en ese espacio, será donde los
Aterido poseerán su sepultura familiar.
No todo acaba ahí, pues ésta detalla
que en “su casa tiene criados labradores
y pastores”, recordando además que su esposo había fallecido años atrás. Tampoco
podemos pasar por alto el caso de María Fernández Aterido (AMH, nº 162), sobrina
de la antedicha, y que en su testamento manda ser amortajada con el ropaje
franciscano, previa presencia de clérigos y curas de Santa María de Atienza,
además de reposar en la tumba de su madre (María Aterido), y que estaba en la
sepultura que poseían en la capilla de Nuestra Señora de Loreto. Matiza que en
el supuesto de no haber espacio disponible, su cuerpo fuese llevado a la tumba
donde se hallaba su abuelo Juan Aterido, y que era la misma parte donde
descansaba su tía Ana (la esposa de Luís de Lara). Cita como legitima heredera
a su hija María de la Zeza.
Otra representante de este linaje
sobre quien hemos encontrado datos en los fondos del Archivo Municipal es María
de Lara, hija de Luís de Lara, quien tuvo una hermana llamada Quiteria de Lara,
y que para retroalimentar mucho más las situaciones endogámicas entre la
familia, casó en 1632 con Jacinto Aterido de Lara. Redactó su testamento en
1678, solicitando que su cuerpo fuese enterrado en el Convento de Nuestra
Señora de la Merced de Huete, en la capilla de San José, donde tenía sepultura
propia. Agrega que en el momento de su enterramiento estén presentes varias
comunidades de religiosos (el Cabildo de señores curas y beneficiados y
capellanes de San Ildefonso y de los Conventos de San Francisco y Santo Domingo
de Huete). Manda también misas a diversos sitios, entre los que estaba el Convento
de las hermanas esclavas de la parroquia de San Pedro de Cuenca (AMH, nº 193).
Relaciones
genealógicas de las familias Lara y Aterido. Apuntes del autor
Decir que el Jurado Perpetuo era
un cargo de prestigio, que acreditaba el poder de su representante, y que en
este caso a pesar de adscribirse al estado del común (pues en Huete había
distinciones entre nobles y pecheros), revelaba una vez más el peso de los Lara
en la sociedad optense.
Las estrategias matrimoniales con
linajes de un estatus similar, así como sus reiteradas planificaciones conyugales
con los Aterido, reflejan parte de esa proyección, que gracias a la presencia
de miembros dentro del clero local, reforzaba más si cabe el nombre de sus componentes.
David
Gómez de Mora
Referencias:
* Apuntes genealógicos de la
familia Gómez-de Mora y Jarabo (inédito).
* Archivo Municipal de Huete.
Protocolos Notariales de Huete. Año 1669, nº160.
* Archivo Municipal de Huete.
Protocolos Notariales de Huete. Año 1669-1671, nº162.
* Archivo Municipal de Huete.
Protocolos Notariales de Huete. Año 1678, nº193.