Entre las familias más
representativas de la historia de este municipio se encuentra la de los Pérez,
un linaje con mucha descendencia en la actualidad, que multiplicó de manera
exponencial la presencia de sus integrantes en cuestión de varias generaciones.
Todavía quedan muchas dudas por esclarecer acerca de su origen, no obstante,
hemos comprobado durante el siglo XVI la existencia de dos personajes
apellidados por igual, que pudieron casar prácticamente a la vez con dos
señoras del apellido Muñoz, barajando como hipótesis si en realidad se tratase
de un doble enlace entre hermanos.
De lo que no nos cabe la menor
duda es del poder de esta familia, y cuyas raíces podrían estar relacionadas
con los miembros del mismo linaje asentado en la vecina localidad de Verdelpino,
donde ya eran conocidos por su buena posición social.
Serán los descendientes de la
línea que dejarán Francisco Pérez y Ana Muñoz, quienes desde el primer momento
sellarán enlaces estratégicos que catapultarán a sus hijos como miembros de las
élites locales. La estrategia empleada por la familia se ceñía al modelo
tradicional que históricamente estaba en boga en la mayoría de municipios que
hemos ido analizado, pues al tratarse en su mayoría de labradores con
disposición de tierras, se buscaba que uno o varios de los hijos cursaran
estudios religiosos, consiguiendo adquirir un estatus para el núcleo familiar,
que si podía ir acompañado por la creación de algún tipo de vínculo o fundación
religiosa, resultaba más efectivo.
Una de las ramas más fuertes será
la compuesta por Pedro Pérez y su esposa Francisca de Albendea, de cuya fusión
semántica se sellarán sendos apellidos, y que veremos en uso durante muchas
generaciones. No olvidemos que los Albendea estaban reconocidos como caballeros
hidalgos en la localidad de Huete. Otra de las líneas que prosperó fue la de
los Pérez de Alcázar.
El patrón hermético a la hora de
las celebraciones matrimoniales fue una constante, que retroalimentaba la indivisión
de tierras, y la consiguiente accesibilidad de las líneas parentales a la
opción de poder adquirir una formación como párrocos siempre que estos tuvieran
una capellanía.
Una de las familias con la que
los Pérez estrecharon lazos fue la de los Garrote, un linaje con el que fomentaron
una estrecha política endogámica, crucial para la consolidación de las familias
más ricas que dará el municipio. Sabemos que por ejemplo Francisca Pérez de
Albendea, muere en 1664 con un pago de 600 misas, casando antes con Pedro de
Alcázar Cantero (regidor de Caracenilla). Su madre Francisca de Albendea
menciona en su testamento la sepultura que poseía el linaje de su marido Pedro
Pérez (nacido en 1568), cuya ubicación estaba en el altar del Santo Crucifijo.
Esta sepultura será muy importante, puesto que muchos descendientes pedirán
explícitamente enterrarse en la misma. Un hermano de Francisca Pérez de
Albendea fue el famoso licenciado Pedro Pérez de Albendea, fundador de una
capellanía.
Pedro sería quien tras el
fallecimiento del escribano municipal, se encargará de realizar los testamentos
de los vecinos, hasta que la familia de los Torrecilla se incorpore a la
escribanía. Éste fue una figura notable en el
municipio. En su testamento mandó un total de 1000 misas, además de solicitar
enterrarse en la sepultura de San Roque, junto con el resto de capellanes.
Firma
de Pedro Pérez de Albendea. Libro II de defunciones, fol. 338-v.
Como decíamos anteriormente,
serían varios los párrocos que portaron este apellido, tal y como le sucedió con
Pedro Pérez de Alcázar, presbítero fallecido en 1666. Gracias a su testamento
(fol. 386 del libro II de defunciones), sabemos que mandó un total de 500
misas, además de enterrarse en la citada sepultura de los capellanes. Siguiendo
con la política tradicionalista del linaje, fundó una capellanía, y que después
será aprovechada por licenciado don Juan José de León. Al respecto hemos de
incidir en que la casa de los León intentó acaparar todas las capellanías
posibles que había en el municipio, puesto que su estrategia social también se
movía en torno a la búsqueda de enlaces con linajes que previamente habían
creado fundaciones religiosas, que de este modo les aseguraran el control de
plazas en el clero local.
Otro de los varios párrocos que
dio la familia, fue el licenciado Francisco Pérez de Albendea y Garrote. Siguiendo
con la costumbre, se enterró en la sepultura de San Roque, realizando una manda
de 150 misas tras fallecer en 1677. Parece ser que su hermano era Diego Pérez
(fallecido en 1708), marido de Catalina Pérez (hija de Julián Pérez y Catalina
Pastor), quien pagó un total de 3000 misas el día de su muerte.
Además de los Garrote y los
Alcázar, apreciaremos enlaces entre los mismos Pérez, una jugada bastante
repetitiva, y nada extraña teniendo en cuenta las políticas matrimoniales que
dominaban en el lugar.
Conocemos referencias de interés
sobre las distintas sepulturas que ocupó la familia dentro de la Iglesia, pues
además de la que poseían en la segunda bancada por el lado del Evangelio, se
citan otros espacios. Es el caso de Francisca Pérez, quien en 1763 manda
enterrarse en la zona donde estaba la lámpara de la Virgen de Loreto. O también
María Pérez en 1749 (esposa de Francisco Antonio Pérez), que compró una
sepultura debajo de la advocación de Nuestra Señora del Rosario, para que sus
hijos y nietos dispusieran de un lugar de enterramiento digno dentro del
templo.
Otros aprovechaban los beneficios
que habían dejado establecidos sus ancestros, así Ángela Pérez, viuda de Diego
Pérez de Albendea, mandó enterrarse en la sepultura de los Fernández de
Culebras, y donde sólo podían hacerlo aquellos descendientes por línea recta de
sus fundadores. Ésta se ubicaba al lado de la epístola, en lo que sería la
segunda bancada.
Veremos casos interesantes, como
el de María Pérez, esposa de Francisco Pérez de Albendea, quien en 1714, además
de mandar 450 misas, solicitó la donación de una tela para un frontal en el
altar de San Roque.
David
Gómez de Mora
Referencias:
* Archivo familiar Gómez de
Mora-Jarabo.
* Archivo Parroquial de Caracenilla. Libro I de
defunciones (1571-1631).
* Archivo Parroquial de Caracenilla. Libro II de
defunciones (1631-1701).
* Archivo Parroquial de Caracenilla. Libro III de
defunciones (1701-1767).
* Gómez de Mora, David (2018). “Las Élites locales
en la franja Este de Huete entre los siglos XVI-XVIII”. En:
davidgomezdemora.blogspot.com
*
Gómez
de Mora, David (2018). “Las élites culturales de Caracenilla (1561-1767). Curas
y escribanos naturales del lugar. Anotaciones genealógicas”. En:
davidgomezdemora.blogspot.com