El presente artículo es fruto de un
trabajo de investigación de varios meses, en el que gracias a la documentación analizada
a través de la sección de Escribanías de Cámara (presente en el Arxiu del Regne
de València), junto con la registrada en nuestros apuntes, nos ha permitido
plasmar de modo detallado una serie de informaciones genealógicas, sobre
algunas de las familias más importantes de la Peñíscola del siglo XVIII. Un
conjunto de linajes que gozaron de un reconocimiento social y su respectivo
derecho a portar armas heráldicas, al conseguir ennoblecer con motivo del
privilegio extendido por Felipe V, tras la estoica resistencia del municipio
durante el estallido de la Guerra de Sucesión.
Quien mejor conoce la
representación gráfica de los correspondientes blasones de esos vecinos es Joan
Roig i Vidal, autor que hace unos años ya los representó gráficamente en uno de
sus artículos (2015). No olvidemos como esta localidad durante el siglo XVIII
era un enclave que había perdido la influencia política de centurias pasadas. Por
aquellas fechas Vinaròs y Benicarló habían superado notablemente a la Peñíscola
de los tiempos del Papa Luna.
Y es que el precio que tuvo que
pagar la ciudad de la roca fue carísimo, debido al recelo de los mandatarios
que desde Madrid sabían de la necesidad de dominar una plaza, que
contraproducentemente hacía que el municipio estuviera siempre sumido en
conflictos, en el que aquella guerra sólo fue uno más, diezmando por tanto la
capacidad económica de unos habitantes, que pasaban mucho tiempo confinados en
sus muros, sin posibilidad de salir a faenar al campo o zarpar con sus
embarcaciones.
Sin lugar a dudas el
ennoblecimiento de Felipe V a los representantes de la corporación municipal
fue todo un catalizador social, puesto que aquel reconocimiento aumentaba si
cabe su grado de influencia, aunque sólo fuese desde dentro de un modesto marco
local como en el que se solían mover.
A través de los árboles
genealógicos que hemos elaborado, salta a la vista que esta serie de familias mantendrán
un conjunto de políticas cerradas, que explicarán como su inmensa mayoría guarda
un estrecho parentesco, promoviéndose alianzas herméticas y previsibles, que
reforzaban los nexos de poder.
Sin lugar a dudas nadie ponía en
tela de juicio el protagonismo alcanzado por algunas líneas de los Ayza. Una
estirpe de labradores, que atesoraba un rico patrimonio en bienes agrícolas, y
que obviamente le valdrán el derecho a ocupar en multitud de ocasiones puestos
destacados de la política local.
Don Juan Ayza era esposo en
primeras nupcias de Esperanza Solà, además de regidor, jurado mayor y
propietario de varias embarcaciones. No cabe duda que el privilegio de nobleza
catapultó el nombre de su familia. Sabemos que su hijo don Agustín fue
presbítero, mientras que algunos de sus vástagos casarían con gente destacada, así
sucederá con doña Josefa Ayza, mujer del regidor Vicente Boix, otro integrante
de una de las familias más importantes del municipio. Una hermana llamada doña
Inés Ayza, lo haría con el mayordomo don Antonio Mundo, quien al mismo tiempo
que su suegro, sería otro de los agraciados con el privilegio de nobleza.
Por aquel entonces la familia ya
gozaba de posibles, tal y como ocurría con el referido don Agustín, quien entre
sus muchos bienes tenía una vajilla de plata, además de piezas cerámicas de la
Alcora y otros utensilios de valor. Don Agustín fallecería en 1757, mandando
ser enterrado en la sepultura del clero que había en la parroquia. Como veremos
el linaje entroncará con otras de las casas que conseguirían el distintivo
social de 1709, es el caso de don Antonio Mundo, además de otros descendientes que
ahora engalanaban su nombre con un don (don Jaime Fresquet, esposo de doña
Josefa Ayza o don Juan de Llaudís, marido doña Rosa Martín i Ayza).
Escudo
de armas perteneciente a don Antonio de Mundo. De plata, una cruz en gules, al
medio de ella una flor de lis de plata perfilada de sable, y cuatro flores de
lis de azur en los vacíos que forma la cruz (Roig i Vidal, 2015).
Más adelante un biznieto de don
Juan Ayza, será sobre quien averiguaremos datos que confirmarán como la familia
había consolidado su posición dentro del municipio. Por aquel entonces don
Agustín Ayza (y que era esposo de Isabel Boix), mandó ser enterrado con el
hábito de los agustinos en la capilla de Nuestra Señora del Rosario. Su hermano
era el corregidor don José Ayza, y el cuerpo de su hija doña Bárbara Ayza
también descansará en la misma sepultura en la que éste se encontraba. Agustín repartió
entre sus dos hijos un amplio patrimonio que sumará varias casas, más de veinte
fincas e incluso una bodega. Como sucedía tantas veces, la costumbre siempre
daba preferencia a un hijo (por norma general se trataba del primogénito), quien
recibía una cantidad superior de bienes en comparación con el resto de hermanos,
llegando muchas veces a consolidar el grueso del patrimonio existente, tal y
como veremos en la figura catalana del “hereu”.
Árbol
genealógico de la descendencia de la familia Ayza, así como las líneas de
linajes locales que entroncarán con ellos. Datos del archivo personal, ARV
-1761- y ARV -1794-. Elaboración propia a partir de genopro.
Las
alianzas de los Mundo, Llaudís, Martín, Albiol y especialmente los Boix, serán
una constante con el trascurso del tiempo. Precisamente esta última familia es la
que desde siglos atrás ostentará un control importante en el municipio,
ocupando cargos destacados, entre los que les veremos ejerciendo de regidores y
jueces hasta entrado el siglo XIX.
Miguel
Boix era un soldado inválido biznieto de don Juan Ayza. Éste había casado con
Josefa María Ayza, quien en su testamento solicita enterrarse en la “sepultura que se halla inmediata a la
capilla de Nuestra Señora de los Dolores de la Parroquial de la Iglesia de
Peñíscola” (ARV, 1799, fol. 11v). Ambos tenían varias fincas, e incluso una
fábrica de aguardiente, que Miguel y su padre Pablo vendieron “en 1777 a don Francisco Moliner en las
Cuevas de Vinromà por el precio de 725 libras” (ARV, 1794, fol. 69). Entre los parientes veremos a gente de
renombre, como sucederá con el caballero gobernador y regidor, don José Domingo
Vidal, esposo de doña María Ayza, y vecino de la localidad de Vinaròs.
Árbol genealógico de la familia Boix y sus
entronques con otras familias destacadas del lugar. Datos del archivo personal,
ARV -1799- y ARV -1816-. Elaboración propia a partir de genopro.
David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Arxiu Gómez de Mora. Apunts
genealògics. Inèdit.
* Arxiu del Regne de València.
Escribanías de cámara. Año 1761, expediente nº74
* Arxiu del Regne de València.
Escribanías de cámara. Año 1794, expediente nº178
* Arxiu del Regne de València.
Escribanías de cámara. Año 1799, expediente nº69
* Arxiu del Regne de València.
Escribanías de cámara. Año 1816, expediente nº120
* Roig
i Vidal, Joan (2015). “Hidalguías” a Peníscola i la Jana al 1709. Centre
d’Estudis del Maestrat. Nº93, pp. 124-135