Uno de los muchos apellidos
dispersos que veremos por la tierra de Huete y sus alrededores es el de los Pintado.
Una familia sobre la que por ahora no hemos conseguido establecer un nexo entre
sus diferentes líneas, pero de la que pensamos es muy probable que existan
lazos parentales, que puedan unir mayoritariamente bastantes de esas
ramificaciones genealógicas.
En el caso que nos atañe, veremos
como en La Peraleja su descendencia sería notable, lo que propició que algunos
de sus integrantes corrieran diferente suerte. Algunos de los más afortunadas, establecieron
una política matrimonial cerrada y localista con casas de labradores peralejeros,
reteniendo diversos bienes que luego se manifestarán en la creación de
vínculos, como sucederá en el caso del Licenciado Juan Pintado, quien llegó a
dividir en ocho lotes su patrimonio tras fallecer.
Sabemos que La Peraleja no sería
el único lugar en el que el linaje se fue moviendo, conociendo el caso de otras
tantas localidades de la zona, y entre las que destacaría una línea oriunda de
Verdelpino, y que en la ciudad de Huete conseguiría sellar alianzas conyugales
con familias importantes, además de incorporar a algunos de sus hijos dentro
del brazo eclesiástico. Una estrategia que como veremos se adaptará a la idea
clásica de ascenso social que tanto caló en estas tierras, donde mientras unos
hermanos heredaban el patrimonio agrícola con el que subsistir, otros
ingresaban en órdenes religiosas o se formaban como párrocos, dando al mismo
tiempo mayor renombre y estatus al linaje.
Los Pintado, como buena parte de
las familias que se movían en su círculo social, se dedicaron a trabajar los
campos, invirtiendo su producción en el cultivo de gramíneas, y que fueron traspasando
con el trascurso de las generaciones. Gracias a los testamentos del Archivo
Municipal de Huete, podemos hacernos una idea de lo que aquí estamos
comentando.
amigosdelaperaleja.org
Algunos de sus integrantes
consiguieron matrimonios provechosos, como le sucederá a Julián Pintado, hijo
de Asensio Pintado y Juana de Porras, quien en 1628 casaba con Juana Vicente,
hija de Francisco Vicente de la Oliva y doña Isabel Suárez de Salinas. Cuatro
años antes Ana, hija de Miguel Pintado y María Palenciano, lo hará con José de
Peñalver (éste era vástago de Martín de Peñalver y Ana de Oliva). Recordemos
que la familia de los Peñalver se encontraba estrechamente asociada con los
Palenciano, pues décadas atrás habían contraído matrimonio Juan de Peñalver e
Isabel Palenciano, hecho que demuestra de nuevo los lazos parentales entre
determinadas casas del municipio. En el año 1603 volveremos a presenciar esa
conexión, cuando Quiteria de Peñalver (hija de Pedro de Peñalver), casaba con
Pedro Parrilla Pintado.
Otras líneas se agrupaban con familias
que comenzaban a cobrar cierto protagonismo, así Miguel Pintado, hijo del
anteriormente citado Asensio y Juana, casaría en 1616 con María Jarabo, hija de
Asensio Jarabo y Magdalena González. Más tarde, en 1688, Juan Jarabo Vicente
sellará alianzas matrimoniales con Ana Pintado, hija de Miguel Pintado e Isabel
Herráiz.
David
Gómez de Mora
Referencias:
* Archivo Diocesano de Cuenca. Libro I de matrimonios
(1564-1690), Sig. 30/10, P. 811
* Archivo Gómez de Mora. Apuntes genealógicos. Inédito.