sábado, 23 de mayo de 2020

San Juan Evangelista y el Barrio de Atienza

Poco a poco vamos acercándonos a la realidad histórica que nos esconde la antigua trama urbana de la ciudad de Huete. Al respecto, quien más ha indagado en esta línea ha sido el historiador José María Sánchez Benito, y que al abordar en diversas publicaciones detalles sobre su viario durante los siglos XIV y XV, nos ha aproximado en la medida de los posible a los usos y funcionalidades de alguno de sus recovecos hoy ya desaparecidos.

No obstante, y a pesar de la ingente cantidad de reseñas que su autor nos aporta, siguen existiendo cuestiones que en este artículo nos gustaría tratar, en las que se entremezclan alusiones entre la devoción a San Juan y su respectivo barrio, donde como mínimo y partiendo de un hito documental (hace más de cinco siglos atrás), se desencadenó un fervor religioso que continúa presente a día de hoy.

Antes que nada, para comprender de forma detenida lo que estamos esbozando, es necesario partir del contexto histórico que existía en Huete, pues como destacada ciudad de su tiempo, era un crisol de culturas, debido a la variada presencia de judíos como musulmanes entre su población cristiana.

Se nos debe de quitar de la cabeza la idea de una sociedad optense cimentada en la figura de un cabildo de caballeros hidalgos de la conquista, pues los expedientes de la Inquisición del Archivo Diocesano de Cuenca hablan por sí solos, siendo precisamente en este asunto donde radica parte de la cuestión que vamos a vincular.

Desde la purga de finales del siglo XIV muchos judíos de la actual provincia se instalarán en su judería (a ello habría que sumar los que ya estaban asentados, y que como se sabe no eran pocos, puesto que así nos lo aporta una referencia censal de finales del siglo XIII). La mayoría lo harán en el Barrio de Atienza, pues ese será el foco donde se asimilará su nicho natural, además de como era lógico su correspondiente lugar de culto. Los motivos que llevarían a tomar esta decisión desde un primer momento es otra de las variadas cuestiones que se nos escapan, ¿pudo ser su proximidad a la antigua alcazaba de Wabda, y que como sabemos era el principal foco de poder del municipio?

Atienza era un enclave cerrado, descaradamente criptojudío y plagado de familias que irían proyectándose, incluyéndose muchas de las que luego aparecerán súbitamente como miembros del estado noble en el municipio. La necesidad de demostrar un compromiso con la fe cristiana se tenía que materializar de algún modo, pues la práctica oculta del judaísmo era un secreto a voces, y obviamente con la creación de capellanías o mandando hijos a que se formaran como curas ya no era suficiente…, de ahí la necesidad de crear agrupaciones religiosas como la del Cabildo de San Juan Evangelista, donde se reflejará la idea un compromiso de fiel adhesión a la religión cristiana.

Ábside de la Iglesia de Santa María de Atienza de Huete. Elarteenuenca.es

Por otro lado, además de los focos en los que residirían judíos, como especialmente cristianos viejos, también nos encontraremos con antiguos seguidores de la religión islámica y que con el paso del tiempo irían abrazando la fe católica.

A medida que trascurrirían las generaciones, se cree que éstos pudieron tener una dispersión más heterogénea, de ahí que estuvieran presentes en variados puntos de la geografía urbana optense, aunque no por designios del azar, con un lugar predilecto, y que estaba configurado en el área del barrio de San Gil, donde siguiendo con el mismo ejercicio de profesión al cristianismo, se escogería como festividad devocional el culto a Santa Quiteria.

El recelo entre los dos sectores era notorio, básicamente por el hecho de que los judíos conversos se harán con el poder en el municipio. Pues desde finales de la Edad Media serán quienes controlarán las riendas. Sobre el Cabildo de San Juan, tal y como ya habíamos indicado, se sabe que éste como mínimo arrastra más de cinco siglos de historia. Respecto a Santa Quiteria se ha divagado bastante, aunque por ahora no hay una referencia historiográfica precisa que nos detalle el momento de su culto en su respectiva barriada.

Sabemos que Santa Quiteria, encarnara parte de esa tradición católica que nos conducirá hasta las tierras de Francia, a la que se adherirían las familias moriscas del municipio. Desde luego razones no nos faltan para justificar que tejido social se agrupó en el barrio, y es que será preciso recordar que el Común de la tierra de Huete se reunía en esta zona, sin olvidar que además en el lugar se encontraba un importante foco de la antigua población musulmana. La toponimia que se ha conservado en alguno de esos puntos se encarga de hacernos recordad su presencia desde hace muchos siglos atrás, tal y como sucede con la calle y travesía Zacatín. Tampoco hemos de olvidar que este arrabal se encuentra en las afueras de la población, tal y como por norma general sucedía con las morerías que veremos instaladas en muchas de las ciudades de nuestra geografía.

Aquello obviamente producirá una tensión dual entre los antiguos judíos y sus convecinos de raíces musulmanas, donde habría que sumar la presencia de cristianos, y que también llegarían a extenderse dentro del círculo Juanista. Esta polarización nos conducirá a la catalogación general y que todavía sigue extendida entre mucha gente de la localidad, en la que se enfatiza como los viejos judíos representaban al sector Juanista, mientras que los antiguos musulmanes quedarán agrupados en la demarcación del sector Quiterio.

Una idea vaga, donde habría que incluir multitud de matices, pero que explican el porqué de un arraigo religioso entre ambos barrios de la histórica ciudad optense.

David Gómez de Mora

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).