Entre los elementos
defensivos más destacados de la provincia de Cuenca, merece mención especial el
castillo de Torrefuerte, antaño de Las Veguillas (en Salvacañete), un enclave
donde a lo largo de los siglos se han realizado numerosas reformas y
ampliaciones, que lo han acabado convirtiendo en uno de los más bonitos con los
que cuenta la región. Una construcción que forma parte de una propiedad privada
de enorme extensión, ubicada a una altitud de más de 1300 metros sobre el nivel del
mar, con unas vistas privilegiadas, sobre un espacio montañoso cercano a los
lindes de la provincia de Teruel.
Ya desde siglos atrás,
leemos las primeras referencias sobre su posesión por parte de uno de los
grandes linajes que arrastrarán una dilatada historia por tierras aragonesas: los
Ruiz de Castilblanque. Éstos, siguiendo la
tradición de su relato genealógico habrían de conducirnos hasta las tierras de
Albarracín. Punto según se cuenta prosperó uno de sus cabecillas, y que en lo
respectivo a la línea que nos atañe, dejó una descendencia bien posicionada con
señoríos y recursos, que fue la que acabó desplazándose hacia el área conquense
de La Veguilla. Un fértil espacio, delimitado como señorío, tras una nueva
donación que ampliaba más su radio de acción.
Hasta la fecha son
varias las versiones que nos explican cómo llegaron los Ruiz de Castilblanque
hasta estas tierras. El más repetido señala como la familia tras sus campañas
contra los musulmanes, engrandecieron sus dominios, sobre un conjunto de zonas
de señoríos en puntos escarpados de la provincia turolense, que luego les
llevarían hasta el área de Salvacañete. En esta línea, el Barón de Gavín (2007)
nos informa como el hijo de su progenitor, “a
principios del siglo XIII (Gil Ruiz de Castilblanque) poseía un extenso señorío
junto a Albarracín, complementado con el de Tormón, El Cuervo, Tramacastiel,
Cascante y Valacloche. Éste casó con doña Toda Ruiz de Azagra, hija
posiblemente de don Rodrigo, el hermano de don Pedro de Azagra y primer Señor
de Albarracín”.
Dicha historia
conecta al citado personaje con nuestra Elvira, indicando que la descendencia
de Gil se prolongaría por uno de sus vástagos, Lope Ruiz de Castilblanque, al
que le siguió su hijo Gil Ruiz hasta llegar una generación después a Lope Ruiz,
de quien se dice que ejerció como capitán de armas de don Pedro IV de Aragón,
además de casar con Dª Teresa Sánchez, fruto de cuyo enlace nacería Elvira,
quien alrededor de 1380 casaría con Fernán Ruiz de Alarcón. Parece ser que
Elvira era hermana de Alvar, marido de doña Juana López de la Torre (poseedores
de La Veguilla), por lo que tras su defunción y falta de descendencia, el
patrimonio recaería sobre ella.
Ahora bien, otra
posibilidad apunta que Elvira y Fernán se harían con el lugar, tras adquirirlo
por compra al poco tiempo de casarse, de ahí que de ser así, se tiraría por
tierra toda la gesta que enfatiza la consecución de ese espacio geográfico,
como resultado de las intervenciones militares de la familia en tiempos más
antiguos.
Sabemos
que “a lo largo del tiempo, esta fortaleza ha tenido diversas denominaciones:
Las Veguillas, Las Veguillas de las Truchas, La Torrefuerte, Torrefuerte de las
Veguillas o Torrefuerte. En los antiguos documentos se la denominaba “Las
Veguillas”, y parece ser que es a finales del siglo XIX cuando se le comienza a
denominar Torrefuerte” (Salas coord., 2019,
409).
Como señalábamos al inicio, la
construcción arrastra varios siglos de historia, de ahí que desde los tiempos
de Elvira hasta llegar a las últimas centurias, son muchas las incógnitas que
nos surgen en torno a la evolución constructiva del edificio. Para nosotros, no
cabe duda de que su característica torre con forma de D, es una pieza de estilo
gótico, que debería enmarcarse en la fase final del Medievo, siendo una de las
secciones más antiguas que podríamos encontrar a simple vista. La estructura
primitiva pudo obedecer a una trama defensiva de mucho menor porte, que al
igual que la actual, se adaptaría a la geomorfología del terreno, dándole esa
característica planta trapezoidal como la que ofrece a día de hoy. No sabemos
si la arquitectura primaria pudo reducirse a una torre-fuerte, levantada desde
los tiempos de la conquista, o un conjunto de estructuras dispares que daban
mayor solera y refortalecimiento al conjunto.
Vistas del paisaje que rodea el castillo de Torrefuerte. Imagen:
elarteencuenca.es
Obviamente esta cuestión sólo
podría averiguarse con un estudio más extenso y detallado de la parte interna
del edificio. No obstante, en lo que si coinciden algunos autores, es que con
anterioridad a la posesión de Fernán y Elvira ya existía algún tipo de obra
militar, sobre la que luego se trabajaría su posterior metamorfosis. De modo
que “será durante el desarrollo de los
señoríos en estas tierras tras la repoblación cristiana, a partir del siglo
XIII y durante el XIV, cuando entra en la historia este castillo de Las
Veguillas, denominado “Torrefuerte de Las Veguillas de las Truchas”. Esta
fortaleza controlaba o dominaba unas amplias superficies de terreno formado por
pequeñas vegas, tanto sobre el río Cabriel como por su afluente el río Masegar,
que ofrecían en sus aguas buena cantidad de truchas” (Salas coord., 2019,
409).
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
* Fuertes de Gilbert Rojo, Miguel
(2007). “Albarracín: linajes y
testimonios heráldicos”. Tiempo de Derecho Foral en el sur aragonés: los
Fueros de Teruel y Albarracín, VV.AA, volúmenes I y II, Ediciones del Justicia
de Aragón, Zaragoza
* Salas Parrilla,
Miguel -coord.- (2019). Cuenca, castillos y fortalezas. Autores: Miguel Salas
Parrilla, Rafael Moreno García, José Luis Rodríguez Zapata, José Antonio
Almonacid Clavería, Michel Muñoz García, Miguel Ángel Valero Tévar, Santiago
David Domínguez-Solera, Marino Poves Jiménez, José Ramón Ruiz Checa, David
Gallego Valle, Juan Ramón Arcos Conde, Jaime García-Carpintero López-Mota,
Miguel Romero Sáiz, Agrimiro Sáiz Ordoño, Miguel Ruiz Bricio, Jorge Jiménez
Esteban, Miguel A. Castillo Sepúlveda, 576 pp.