domingo, 3 de mayo de 2020

El castillo de Las Veguillas y los Ruiz de Castilblanque

Entre los elementos defensivos más destacados de la provincia de Cuenca, merece mención especial el castillo de Torrefuerte, antaño de Las Veguillas (en Salvacañete), un enclave donde a lo largo de los siglos se han realizado numerosas reformas y ampliaciones, que lo han acabado convirtiendo en uno de los más bonitos con los que cuenta la región. Una construcción que forma parte de una propiedad privada de enorme extensión, ubicada a una altitud de más de 1300 metros sobre el nivel del mar, con unas vistas privilegiadas, sobre un espacio montañoso cercano a los lindes de la provincia de Teruel.

Ya desde siglos atrás, leemos las primeras referencias sobre su posesión por parte de uno de los grandes linajes que arrastrarán una dilatada historia por tierras aragonesas: los Ruiz de Castilblanque. Éstos, siguiendo la tradición de su relato genealógico habrían de conducirnos hasta las tierras de Albarracín. Punto según se cuenta prosperó uno de sus cabecillas, y que en lo respectivo a la línea que nos atañe, dejó una descendencia bien posicionada con señoríos y recursos, que fue la que acabó desplazándose hacia el área conquense de La Veguilla. Un fértil espacio, delimitado como señorío, tras una nueva donación que ampliaba más su radio de acción.

Hasta la fecha son varias las versiones que nos explican cómo llegaron los Ruiz de Castilblanque hasta estas tierras. El más repetido señala como la familia tras sus campañas contra los musulmanes, engrandecieron sus dominios, sobre un conjunto de zonas de señoríos en puntos escarpados de la provincia turolense, que luego les llevarían hasta el área de Salvacañete. En esta línea, el Barón de Gavín (2007) nos informa como el hijo de su progenitor, “a principios del siglo XIII (Gil Ruiz de Castilblanque) poseía un extenso señorío junto a Albarracín, complementado con el de Tormón, El Cuervo, Tramacastiel, Cascante y Valacloche. Éste casó con doña Toda Ruiz de Azagra, hija posiblemente de don Rodrigo, el hermano de don Pedro de Azagra y primer Señor de Albarracín”.

Dicha historia conecta al citado personaje con nuestra Elvira, indicando que la descendencia de Gil se prolongaría por uno de sus vástagos, Lope Ruiz de Castilblanque, al que le siguió su hijo Gil Ruiz hasta llegar una generación después a Lope Ruiz, de quien se dice que ejerció como capitán de armas de don Pedro IV de Aragón, además de casar con Dª Teresa Sánchez, fruto de cuyo enlace nacería Elvira, quien alrededor de 1380 casaría con Fernán Ruiz de Alarcón. Parece ser que Elvira era hermana de Alvar, marido de doña Juana López de la Torre (poseedores de La Veguilla), por lo que tras su defunción y falta de descendencia, el patrimonio recaería sobre ella.

Castillo de Torrefuerte. Imagen: elarteencuenca.es

Ahora bien, otra posibilidad apunta que Elvira y Fernán se harían con el lugar, tras adquirirlo por compra al poco tiempo de casarse, de ahí que de ser así, se tiraría por tierra toda la gesta que enfatiza la consecución de ese espacio geográfico, como resultado de las intervenciones militares de la familia en tiempos más antiguos.

Sabemos que “a lo largo del tiempo, esta fortaleza ha tenido diversas denominaciones: Las Veguillas, Las Veguillas de las Truchas, La Torrefuerte, Torrefuerte de las Veguillas o Torrefuerte. En los antiguos documentos se la denominaba “Las Veguillas”, y parece ser que es a finales del siglo XIX cuando se le comienza a denominar Torrefuerte” (Salas coord., 2019, 409).

Como señalábamos al inicio, la construcción arrastra varios siglos de historia, de ahí que desde los tiempos de Elvira hasta llegar a las últimas centurias, son muchas las incógnitas que nos surgen en torno a la evolución constructiva del edificio. Para nosotros, no cabe duda de que su característica torre con forma de D, es una pieza de estilo gótico, que debería enmarcarse en la fase final del Medievo, siendo una de las secciones más antiguas que podríamos encontrar a simple vista. La estructura primitiva pudo obedecer a una trama defensiva de mucho menor porte, que al igual que la actual, se adaptaría a la geomorfología del terreno, dándole esa característica planta trapezoidal como la que ofrece a día de hoy. No sabemos si la arquitectura primaria pudo reducirse a una torre-fuerte, levantada desde los tiempos de la conquista, o un conjunto de estructuras dispares que daban mayor solera y refortalecimiento al conjunto.

Vistas del paisaje que rodea el castillo de Torrefuerte. Imagen: elarteencuenca.es

Obviamente esta cuestión sólo podría averiguarse con un estudio más extenso y detallado de la parte interna del edificio. No obstante, en lo que si coinciden algunos autores, es que con anterioridad a la posesión de Fernán y Elvira ya existía algún tipo de obra militar, sobre la que luego se trabajaría su posterior metamorfosis. De modo que “será durante el desarrollo de los señoríos en estas tierras tras la repoblación cristiana, a partir del siglo XIII y durante el XIV, cuando entra en la historia este castillo de Las Veguillas, denominado “Torrefuerte de Las Veguillas de las Truchas”. Esta fortaleza controlaba o dominaba unas amplias superficies de terreno formado por pequeñas vegas, tanto sobre el río Cabriel como por su afluente el río Masegar, que ofrecían en sus aguas buena cantidad de truchas” (Salas coord., 2019, 409).

David Gómez de Mora

Bibliografía:
* Fuertes de Gilbert Rojo, Miguel (2007). “Albarracín: linajes y testimonios heráldicos”. Tiempo de Derecho Foral en el sur aragonés: los Fueros de Teruel y Albarracín, VV.AA, volúmenes I y II, Ediciones del Justicia de Aragón, Zaragoza
* Salas Parrilla, Miguel -coord.- (2019). Cuenca, castillos y fortalezas. Autores: Miguel Salas Parrilla, Rafael Moreno García, José Luis Rodríguez Zapata, José Antonio Almonacid Clavería, Michel Muñoz García, Miguel Ángel Valero Tévar, Santiago David Domínguez-Solera, Marino Poves Jiménez, José Ramón Ruiz Checa, David Gallego Valle, Juan Ramón Arcos Conde, Jaime García-Carpintero López-Mota, Miguel Romero Sáiz, Agrimiro Sáiz Ordoño, Miguel Ruiz Bricio, Jorge Jiménez Esteban, Miguel A. Castillo Sepúlveda, 576 pp.

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).