jueves, 21 de mayo de 2020

La antigua torre Badum de Peñíscola

Sobre uno de los agrestes acantilados que moldean la geomorfología litoral de la Serra d’Irta, se emplaza una torre de vigilancia realzada durante el siglo XVI con unas evidentes raíces anteriores, y que su propia toponimia ya delata. Hace más de treinta años, el erudito peñiscolano Alfred Ayza (1982), advertía de las reminiscencias musulmanas de esta construcción. Recordemos que ésta presenta una planta circular de un diámetro de 5’75 metros, con una altura de 11 metros.

Las sucesivas obras de restauración, y el desgaste al que se veían sometidos edificios de esta tipología (por exponerse en zonas donde proliferan abundantes agentes naturales que las van castigando), hacen que nada sepamos sobre sus orígenes más primigenios. No obstante, es lógico pensar que por su ubicación, bien pudo estar integrando parte del área defensiva del hisn de Banískula, o en su defecto, funcionar como un punto de apoyo que reforzaba las posición trasera del Castillo de Xivert.

Es por ello que este tipo de construcción cabría encuadrarlo dentro del entramado castrense que los musulmanes desarrollaron en la zona, y que creemos que del mismo modo pudo haberse proyectado en el área vinarossenca de Sòl de Riu, donde tiempo atrás se alzaba una torre de características similares, y que probablemente corrió la misma suerte que la peñíscolana, tras readaptarse a las necesidades de la época.

A estas alturas ya casi nadie discute la pericia y habilidad de la cultura musulmana en la construcción de obras defensivas, de ahí que la inmensa mayoría de veces cuando eran ocupadas a medida que avanzaba la conquista, los cristianos valorarán su presencia, haciendo a lo sumo pequeñas modificaciones, que les permitían seguir adecuándolas a sus usos, hasta el extremo, y que como veremos en el caso que nos ocupa, sin ni tan siquiera mutar el distintivo toponímico con el que fueron bautizadas, pues al fin y al cabo eran  hitos geográficos de un territorio, que hasta el enemigo acababa respetando.


Su funcionalidad como cualquier torre de vigilancia costera se apoyaba en labores de comunicación, al estar visualmente conectada con la plaza de Banískula. Pensamos que la torre formaría parte del cinturón de fortines que los musulmanes emplazaron a lo largo de los diferentes puntos donde se asentaron, y entre los que obviamente había razones más que fundadas en el caso al que nos referimos, por encontrarse a escasa distancia de uno de los principales baluartes militares de la zona litoral septentrional del Xarq-al-Ándalus. Y es que sólo hemos de ver el fracasado asedio del Rey Jaume I en su intento por tomar la plaza de Banískula (contra un reducido contingente y que según se cree podría ni tan siquiera contar con más de dos centenares de hombres), como una muestra más de la importancia que suponía preservar enclaves de estas características, así como de la necesidad de levantar puntos intermedios, desde los que atisbar la llegada de cualquier enemigo.

David Gómez de Mora


Bibliografía:
*Ayza i Roca, Alfred (1982). «La Madum. Piratería y defensa del litoral valenciano». Revista Peñíscola, nº55

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 20 libros entre 2007-2023, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).