jueves, 14 de mayo de 2020

Los Llaudís. Una familia de la nobleza peñiscolana

La historia de los diferentes linajes que se irán asentando en Peñíscola, es una cuestión que hasta la fecha no ha sido tratada a fondo. El caso que vamos a presentar, es sólo un ejemplo más de otros tantos que involucrarán a las élites del municipio, y sobre las que siguen existiendo dudas vinculadas acerca de su origen y parentescos genealógicos.

Entre la documentación del Arxiu del Regne de València, pudimos consultar un legajo de la sección de escribanías de cámara, fechado en 1785, a colación de un pleito entre los escribanos peñiscolanos José Luís Ayza y don Gabriel de Llaudís.

En el mismo se aportan reseñas sobre el patrimonio y riquezas que tuvo la familia de don Gabriel junto con su hermana doña Antonia. Ello nos revela un conjunto de información valiosísima, que permite aproximarnos al estilo de vida, posesiones y día a día de la gente que integraba la pequeña nobleza del lugar.

Los Llaudís poseían una vivienda en la plaza de San Roque, y que según se indica, pertenecía a la referida doña Antonia, a pesar de que luego acabaría entrando en una subasta pública. En la documentación se reflejan variadas operaciones inmobiliarias que se extendían por distintos municipios de la zona.

Al respecto, Gabriel y su mujer doña Vicenta Ortiz vendieron una heredad en el término de Vinaròs a don Juan Bautista Lasala y Locella, se trataba de una finca situada en la partida del Portell, y que ocupaba una extensión de 6 jornales en viñas y algarrobos. La propiedad en realidad era de doña Vicenta y su hermano, al heredarla por su costado materno, tras haber residido durante años la familia en Vinaròs.

Don Gabriel y doña Antonia eran hijos de don Juan de Llaudís y doña Rosa Martín, una reconocida saga de escribanos ennoblecida en 1709 por demostrar su fidelidad al rey Felipe V. Sobre la descripción del escudo que se le adjudicará, nos proporciona información gráfica Joan Roig, quien lo describe en su trabajo -“Hidalguías” a Peníscola i la Jana al 1709-: “de plata, tres chevrones de gules con tres roques cada uno, entre los chevrones dos armiños de sable i otro en la punta del escudo”. El privilegio de nobleza fue concedido a don Gabriel de Llaudís, quien se cree pudo ser el abuelo de Gabriel y Antonia, y que en el momento de su donación ejercía como notario escribano de Peñíscola.

Por otra parte, doña Vicenta Ortiz, era la hija de un abogado peñiscolano, don Pedro Ortiz. Una familia que enlazaba estratégicamente con la saga de los Llaudís, y que sin duda alguna representarán a los linajes mejor posicionados de la localidad. No sabemos si por falta de dinero, o bien por no llegar a explotar la inversión de aquel patrimonio que quedaba lejos de su residencia, éstos optarían por deshacerse de distintas propiedades. Doña Vicenta y don Gabriel residían en una casa que había en la calle del mesón, acumulando un valor patrimonial que ascendía a una cuantía de 2834 reales de vellón.

Entre la documentación del pleito apreciamos reseñas de interés, pues aparecen descritos diferentes objetos, que nos reflejan el mobiliario como el menaje que había en la casa. Al respecto, merece nuestra atención doce sillas verdes, elaboradas con madera de pino y fabricadas en València. Incluso se precisan detalles sobre las mismas, como el de que estaban decoradas con pomos dorados, además de acompañarse con una mesa de pino que presentaba cierto desgaste.

Recordemos que los Ortiz serán una de las familias más destacadas que había en el municipio, así por ejemplo durante aquel año el Abogado de los Reales Consejos era el señor don Tomás Ortiz, sin olvidar que el hermano de Vicenta (don Juan Bautista Ortiz) era regidor del ayuntamiento, así como doctor en derecho del mismo modo que su padre don Pedro Ortiz.

Armas de los Llaudís de Peñíscola (Roig i Vidal)

Entre los objetos de decoración que poseía el matrimonio se citan (fol 6 v., ARV) “seis láminas con marcos de diferentes advocaciones, un espejo con guarnición, doce platos de obra de Génova y Teruel, un arca de pino sin cerradura ni llave (con ropa de doña Vicenta Ortiz)” (…) junto diferentes piezas de calidad procedentes de la Alcora, entre las que se hallaban “seis mancerinas con seis jiqueras (…) un barreño con tres medidas de guixas (…), un plato de peltre, seis ollas obradas en Catalunya y cuatro candiles hechos en Traiguera” (fol 6-v y 7, ARV).

Obviamente la descripción de los bienes nos informa de como la familia tenía posibles, al haber adquirido objetos de importación y calidad. Los platos de Génova (de los que tenía una docena y estaban valorados en cinco sueldos) junto con otros tantos de Teruel, serán sólo un ejemplo que se complementaba con el juego de media docena de mancerinas y jícaras que habían obtenido de la Real Fábrica del Conde de Aranda. Recordemos que la mancerina era una bandeja en la que se servía chocolate. Las que conocemos de la Alcora son una especie de plato dispuesto con una abrazadera circular en el centro donde se disponía la taza, denominada jícara, y que iba a juego con el mismo.

Mancerina de la Real Fábrica de la Alcora (museualcora.es)

El consumo de chocolate a finales del siglo XVIII era un claro distintivo de estatus, que sólo estaba al alcance de las familias adineradas, pues no era fácil su obtención. Cabe añadir al listado de bienes “dos botellas de vidrio negro, dos vasos de vidrio mediano y una sopera obra de la Alcora” (fol. 9, ARV).

Igual de interesante será el menaje procedente de los talleres de Traiguera y que como bien sabemos gozarán de muy buena reputación: “dos tinajas obra de Traiguera con cabiente de 1 a 2 cántaros de agua, un casco de colar obra de Traiguera y un barreño de Traiguera” (fol. 9, ARV). Recordemos que la escasa distancia y buena conexión entre las dos localidades, propiciaba que hubiese mucha demanda de esta cerámica, que no por ello dejaría de tener importancia, pues siempre las grandes casas de la comarca intentarán adquirir ejemplares para sus hogares, ya que sus talleres de alfarería estaban considerados como uno de los mejores habidos en estas tierras.

Cántaro de Traiguera (barrosconalma.com)

A la vista de algunos aspectos sociales que convirtieron a este linaje en uno de los más distinguidos del municipio, no cabe duda que sus integrantes ostentaron cargos de peso dentro de la corporación local, tal y como sucederá con don Gabriel de Llaudís, síndico y procurador del ayuntamiento como mínimo desde el año 1766 (AMP).

A lo largo del tiempo veremos personajes de la familia, que siguiendo con la tradición, recogerán el guante para seguir desempeñando el mismo puesto. Así sucede con Antonio Llaudís desde 1776 hasta 1804. Durante el gobierno de 1818, el diputado que quedaba por debajo del Gobernador don Carlos Ulman era el señor don Antonio Llaudís. En 1820 el síndico personero elegido en el municipio fue Narciso Llaudís.

Estos apuntes son sólo pequeños ejemplos, de como el linaje siempre estaría cerca de aquellas familias y puestos políticos, que obviamente le daban categoría y nombre, además de conformar una burguesía local con formación académica, que ocupaba un destacado espacio de poder, en coalición con las casas de propietarios agrícolas que había en la población. 

David Gómez de Mora
Bibliografía:
* Arxiu Gómez de Mora. Apunts genealògics de Peníscola
* Arxiu Municipal de Peníscola. Libro de elección de Diputados y Síndicos hechos desde 1766
* Arxiu del Regne de València. Escribanía de Cámara, año 1785, nº63
* Roig i Vidal, Joan. “Hidalguías” a Peníscola i la Jana al 1709, C.E.M.

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).