jueves, 7 de mayo de 2020

Los Graciano en Carrascosilla

Sin lugar a dudas los Graciano fueron una de las familias más influyentes que residieron a lo largo de la historia de este desaparecido enclave alcarreño. Sus lazos con los Sánchez de Amoraga atestiguados a través de diferentes apadrinamientos que veremos reflejados en las referencias sacramentales del municipio, son sólo una muestra de cómo el linaje iba adquiriendo importancia con el trascurso del tiempo.

Como muchos miembros del estado noble, los Graciano consiguieron demostrar su hidalguía, aunque para ello falsearan sus orígenes, tal y como también solían hacer muchas de las casas que pretendían adquirir aquel preciado distintivo social. En este sentido, si analizamos con detalle el pleito que mantuvieron con Huete durante el siglo XVII, éstos en un claro ejercicio de blanquear su pasado religioso, tirarán de raíces vascas, invocando a un capitán vizcaíno llamado Juan Graciano, pero que nada más lejos de la realidad, era otro de los tantos judíos conversos que proliferaron en el lugar. No hemos de olvidar que la ciudad de Huete, y con especial intensidad el Barrio de Atienza, sería el caladero idóneo para la instalación de familias que reunían aquel conjunto de características sociales e ideológicas (dinero y un pasado religioso que el Santo Oficio constantemente miraba con lupa).

Mientras tanto el linaje entroncaría con diversas de las familias conversas de la ciudad, una política habitual en una comunidad amedrantada y perseguida, que además de reforzar sus lazos económicos, mejoraba su situación a la hora de consolidar una posición política, siempre y cuando se hubiese pasado página de aquellas raíces religiosas, y que tanto pesaban en las aspiraciones de cualquier persona que pretendiera llegar lejos. Al respecto, véanse las acusaciones que salen a colación en un documento para ingresar en la Orden de Santiago, en las que se implican a muchos de los apellidos que gozan de hidalguía en Huete (AHN, 1676). Las alianzas con linajes como los Nieto, y posteriormente con otros de mayor renombre como los Parada, les garantizaron una posición acomodada de cara a tiempos venideros.

Escudo de los Graciano en Huete (con su águila explayada), acompañado por las sierpes aladas que lo rodean y que las veremos en las armas de los Parada, siendo propias de Juan Antonio de Parada, tal y como indica en su bibliografía optense don Manuel de Parada.

Durante el siglo XVI la casa selló lazos con estirpes conversas como los Díaz de Cuenca, Figueroa y Ayllón, y que sin ninguna duda les ayudarían a medrar, para posteriormente ir ingresando dentro del clero local, hasta finalmente adquirir una reputación intachable en el seno del círculo de los caballeros optenses. No nos cabe la menor duda que su reconocimiento como hidalgos enalteció más sus miras, marcando un punto de inflexión entre aquellos Graciano del siglo XVI, que estrechaban nexos con los Amoraga, pero que también seguían siendo cercanos con los labradores y renteros de Carrascosilla, pero que entrada la segunda mitad del siglo XVII, se fueron acercando a las familias más influyentes de la zona.

En este sentido, sus nombres aparecerán entre los apadrinamientos de linajes de la pequeña nobleza como los Gaona. Por ejemplo, Francisco Graciano y su esposa Ana Nieto asistían como padrinos al sacramento del bautismo en 1587 de María de Gaona, del mismo modo, dos años después, Juan Graciano repetiría idéntica operación con Isabel de Gaona. Probablemente, dentro de las políticas matrimoniales que se planificaban en aquellos tiempos a años vista, emerge un indicio en el hecho de que Francisco y Ana fuesen casualmente padrinos en 1594 de Martín Rodríguez. Este personaje, será quien en 1616 casará con María de Gaona, prima hermana de las antes referidas.

El otro hermano de Martín, llamado Juan Rodríguez, tendrá también por padrinos a Francisco Graciano y Ana Nieto tras celebrarse su bautizo en 1589. Sobre los Culebras poco hay que añadir en cuanto a su estrecha relación desde los primeros momentos. Recordemos que más adelante figurarán como renteros de sus propiedades agrícolas, residiendo en la casona familiar que los Graciano poseían en Carrascosilla (Gómez de Mora, 2020).

En el año 1588, Antonio Graciano era el padrino de María de Culebras, cuya hermana Catalina casaría en 1605 con el labrador Gregorio Felipe. Cuando falleció otro de sus hermanos (Martín de Culebras), los cabezaleros serían precisamente Francisco Graciano y Gregorio Felipe, una muestra más de las relaciones sociales establecidas entre este conjunto de linajes locales.


David Gómez de Mora

Bibliografía:
* Archivo Eclesiástico de Huete. Libro I de bautismos, matrimonios y defunciones de Carrascosilla (1550-1693)
* Archivo Histórico Nacional. Pruebas para la concesión del título de caballero de la Orden de Santiago de Juan Antonio de Parada y Graciano. Natural de Huete. Año 1676, expediente nº 6223. Órdenes Militares, Caballeros de Santiago.
* Gómez de Mora, David (2020). “Relaciones de poder en Carrascosilla siglos atrás”. En: davidgomezdemora.blogspot.com
* Parada (de) y Luca de Tena, Manuel. Bibliografía sobre la Noble y Leal Ciudad de Huete

davidgomezdemora@hotmail.com

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Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).