miércoles, 20 de mayo de 2020

Notas sobre los rahales. El caso de la Torreta de Vinaròs

Entre las construcciones históricas de Vinaròs, no cabe duda que una de las más emblemáticas para sus vecinos es la denominada como Torreta del Moros. Un elemento arquitectónico con unas raíces centenarias, que nos conducen hasta los tiempos de la dominación musulmana. No obstante, a pesar de ser uno de los escasos vestigios que se han preservado de este periodo en la localidad, su estado de conservación es deplorable, pues tan sólo queda en pie una de sus cuatro esquinas.

Lo que hoy se mantiene de la construcción, es sólo una pequeña parte de lo que antaño era una obra de mayor importancia, y que durante los tiempos de la alquería de Beni-al-Arós, pudo jugar un rol significativo en el entramado socio-político y geoestratégico de un modesto enclave como el nuestro, pero que tras la conquista cristiana, seguiría habitándose, adaptándose al gusto y necesidades de los sucesivos inquilinos que en ella residieron. Una edificación propia del mundo rural andalusí, y que se disponía en zonas próximas a las alquerías, y que según creen diferentes expertos, podría tratarse de una propiedad privada, desde la que se gestionaba una importante superficie de terreno.

No faltan autores que han propuesto opiniones dispares respecto al uso o funcionalidad de este conjunto de edificios, como sucede con Thomas Glick (2007). Ciertamente la visión histórica plasmada por Guichard y Bazzana (1987) sigue resultándonos interesante, pues se adapta a la lógica expuesta en el territorio valenciano a la hora de abordar su destino como propiedad de carácter privado, complementada por una superficie de tierras para la explotación hortícola, además de secano o incluso de tipo ganadero.

El carácter señorial y su vinculación con las élites de la época se aprecia en algunas de las partes de su fábrica, tal y como sucede con sus respectivos muros, y que nos revelan como siglos atrás abrazaban una parte de la estructura. Las dimensiones de planta cuadrada de la torre vienen a ser de 6’4 x 5’4 metros de acuerdo a los datos de Arturo Oliver (1987).

Torreta dels Moros. Imagen: es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-torreta-del-moro-11019155/photo-6671433

En origen el edificio luciría dos plantas superiores, rematándose en su extremo con almenas. En la parte baja encontramos un nivel subterráneo formado por un aljibe abovedado, que serviría para recolectar las aguas de escorrentía que pendiente abajo circularían de la ladera.
Durante los Reinos de Taifas este tipo de construcciones tuvieron un auge en el territorio. Sus inquilinos serían personas destacadas, con posibles y de influencia, que dentro de la idea del poder y los grupos sociales, la emplearían como una vivienda señorial, que a modo de diminuto fortín, ofrecía unas prestaciones lo bastante buenas como para habitarla de manera permanente.
Autores como Sanchis (1999), siguiendo en la línea de los publicado por Guichard, añaden que los rahales constituían fincas en las que se compaginaba su uso residencial con el de disfrute, siendo sus propietarios gente que desempeñaba altos cargos civiles y militares. Esto explicaría parte de sus rasgos defensivos, y que en el caso que nos ocupa, encajan perfectamente con el punto de control en el que se encuentra, desde donde se ejercían funciones de avistamiento y alerta de forma efectiva, por hallarse el edificio a una altitud de 95 metros sobre el nivel del mar, sin obstáculos que limiten su campo de visión.
Es obvio pensar que esta torre viviría diferentes etapas históricas, donde además de su funcionalidad como rahal, podrían haberse configurado otros elementos de tipo geoestratégico, que hicieron de la construcción un enclave de defensa auxiliar, que como hipótesis ya hemos comentado en más de una ocasión, estaría integrado en un sistema defensivo más complejo, que lo conectaba con el área en la que hoy se sitúa el ermitorio de la Misercòrdia, robusteciendo así la posición del entorno durante la época de dominio musulmán, en la que no se pasaba por alto la llegada de cualquier embarcación que viniera hacia nuestra costa.
David Gómez de Mora

Bibliografía:


* Glick, T. F. (2007). Paisajes de conquista: Cambio cultural y geográfico en la España medieval. Universitat de Valencia.

* Guichard, P. y Bazzana, A. (1987). “Estructures del poblament i organització de l’espai”. Ullal 11, pp. 40-50.

* Oliver Foix, A. (1987). “Los yacimientos arqueológicos de Vinaròs”, pp. 95-125. Actas I Congreso de Historia del Maestrat. Vinaròs.

* Sanchis i Martínez, V. (1999). Els rahals del Llibre del Repartiment. Aguaits, 16.

davidgomezdemora@hotmail.com

Mi foto
Profesor de enseñanza secundaria, con la formación de licenciado en Geografía por la Universitat de València y título eclesiástico de Ciencias Religiosas por la Universidad San Dámaso. Investigador independiente. Cronista oficial de los municipios conquenses de Caracenilla, La Peraleja, Piqueras del Castillo, Saceda del Río, Verdelpino de Huete y Villarejo de la Peñuela. Publicaciones: 25 libros entre 2007-2024, así como centenares de artículos en revistas de divulgación local y blog personal. Temáticas: geografía física, geografía histórica, geografía social, genealogía, mozarabismo y carlismo local. Ganador del I Concurso de Investigación Ciutat de Vinaròs (2006), así como del V Concurso de Investigación Histórica J. M. Borrás Jarque (2013).