Entre las construcciones
históricas de Vinaròs, no cabe duda que una de las más emblemáticas para sus vecinos
es la denominada como Torreta del Moros. Un elemento arquitectónico con unas
raíces centenarias, que nos conducen hasta los tiempos de la dominación
musulmana. No obstante, a pesar de ser uno de los escasos vestigios que se han
preservado de este periodo en la localidad, su estado de conservación es deplorable,
pues tan sólo queda en pie una de sus cuatro esquinas.
Lo que hoy se mantiene de la
construcción, es sólo una pequeña parte de lo que antaño era una obra de mayor
importancia, y que durante los tiempos de la alquería de Beni-al-Arós, pudo
jugar un rol significativo en el entramado socio-político y geoestratégico de
un modesto enclave como el nuestro, pero que tras la conquista cristiana,
seguiría habitándose, adaptándose al gusto y necesidades de los sucesivos
inquilinos que en ella residieron. Una edificación propia del mundo rural andalusí, y que se disponía en zonas
próximas a las alquerías, y que según creen diferentes expertos, podría tratarse
de una propiedad privada, desde la que se gestionaba una importante superficie
de terreno.
No faltan autores que han
propuesto opiniones dispares respecto al uso o funcionalidad de este conjunto
de edificios, como sucede con Thomas Glick (2007). Ciertamente la visión
histórica plasmada por Guichard y Bazzana (1987) sigue resultándonos
interesante, pues se adapta a la lógica expuesta en el territorio valenciano a la
hora de abordar su destino como propiedad de carácter privado, complementada
por una superficie de tierras para la explotación hortícola, además de secano o
incluso de tipo ganadero.
El carácter señorial y su
vinculación con las élites de la época se aprecia en algunas de las partes de su
fábrica, tal y como sucede con sus respectivos muros, y que nos revelan como siglos
atrás abrazaban una parte de la estructura. Las dimensiones de planta cuadrada de
la torre vienen a ser de 6’4 x 5’4 metros de acuerdo a los datos de Arturo
Oliver (1987).
Torreta
dels Moros. Imagen: es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-torreta-del-moro-11019155/photo-6671433
En origen el edificio luciría dos
plantas superiores, rematándose en su extremo con almenas. En la parte baja
encontramos un nivel subterráneo formado por un aljibe abovedado, que serviría
para recolectar las aguas de escorrentía que pendiente abajo circularían de la
ladera.
Durante los Reinos de Taifas este
tipo de construcciones tuvieron un auge en el territorio. Sus inquilinos serían
personas destacadas, con posibles y de influencia, que dentro de la idea del
poder y los grupos sociales, la emplearían como una vivienda señorial, que a
modo de diminuto fortín, ofrecía unas prestaciones lo bastante buenas como para
habitarla de manera permanente.
Autores como Sanchis (1999),
siguiendo en la línea de los publicado por Guichard, añaden que los rahales constituían
fincas en las que se compaginaba su uso residencial con el de disfrute, siendo sus
propietarios gente que desempeñaba altos cargos civiles y militares. Esto
explicaría parte de sus rasgos defensivos, y que en el caso que nos ocupa, encajan
perfectamente con el punto de control en el que se encuentra, desde donde se ejercían
funciones de avistamiento y alerta de forma efectiva, por hallarse el edificio
a una altitud de 95 metros sobre el nivel del mar, sin obstáculos que limiten
su campo de visión.
Es obvio pensar que esta torre viviría
diferentes etapas históricas, donde además de su funcionalidad como rahal, podrían
haberse configurado otros elementos de tipo geoestratégico, que hicieron de la construcción
un enclave de defensa auxiliar, que como hipótesis ya hemos comentado en más de
una ocasión, estaría integrado en un sistema defensivo más complejo, que lo
conectaba con el área en la que hoy se sitúa el ermitorio de la Misercòrdia, robusteciendo
así la posición del entorno durante la época de dominio musulmán, en la que no
se pasaba por alto la llegada de cualquier embarcación que viniera hacia nuestra
costa.
David
Gómez de Mora
Bibliografía:
*
Glick, T. F. (2007). Paisajes de conquista: Cambio cultural y geográfico en la
España medieval. Universitat de Valencia.
* Guichard, P. y Bazzana, A.
(1987). “Estructures del poblament i organització de l’espai”. Ullal 11, pp.
40-50.
* Oliver Foix, A. (1987). “Los
yacimientos arqueológicos de Vinaròs”, pp. 95-125. Actas I Congreso de Historia
del Maestrat. Vinaròs.
* Sanchis i Martínez, V. (1999). Els rahals del Llibre del Repartiment. Aguaits, 16.